2: valor

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Kian

Antes de que todo comenzará, era un simple alumno de arquitectura. Común, con una vida extremadamente normal y aburrida.

Aún que en ese tiempo no lo aprovechará como debiera haberlo hecho, hoy miro hacia atrás, y daría lo que sea por poder volver a tenerlo.

Conocí a Kate en el último año de escuela, había recién llegado de una escuela en otro estado, y no conocía a nadie. Ninguno quería acercarse a mi, ya que era aquel chico raro con el acento, y entonces la vi a ella. Tenía el pelo teñido de un color negro que con la luz se veía un poco azuloso, el resto de su cara parecía bastante natural, con rasgos delgados. Sus ojos color café rojizo tenían una mirada fría contra todos los que la rodeaban, sin embargo su mirada se relajaba cuando viajaba hacia la ventana, o su cuaderno donde dibujaba.

Mi primer instinto no fue acercarme, ya que ella parecía alguien que deseaba estar sola. Pero para mi no era así, odiaba la soledad, y odiaba no poder encajar, se suponía que el último año de escuela debía de ser el mejor, y sin embargo estaba pareciendo el peor de mi vida.

Al comienzo sólo la miraba tratando de decifrarla, queria saber que tipo de cosas le gustaban, pero era difícil por que nadie realmente la conocía, y no podía simplemente andarla siguiendo. Hasta que un día iba caminando con su bolso, y de el se cayó una libreta negra de cuero. Yo iba justo detrás de ella, entonces la recogí, y me detuve unos momentos a verla.

Tenía dibujos muy buenos, la mayoría eran de edificios, lugares, o animales. Quizás por eso miraba tanto hacia la ventana en clases... buscaba que dibujar. Yo también dibujaba por mi parte, aún que no eran tan buenos como me gustaría. Asi que disfrute bastante poder verlos.

En la siguiente clase que tuvimos juntos me senté a su lado, y le toque el hombro dos veces para entregarle su liberta, y de manera cortante me dijo "¿que?".

-Se te cayó hace un rato. - Se puso su cabello ondulado detrás de su oreja , y luego comenzó a revolver su bolso sin creerme, para luego tranquilizar su mirada, y tomar su libreta con delicadeza.

-Gracias.

No dijo nada más, y se dio una vuelta para volver a concentrarse.

Pero no quise terminarlo ahí. Le comenté que me gustaban sus dibujos, que yo también dibujaba. Y así fue como partió nuestra amistad.

Al principio era bastante desconfiada, si la invitaba a mi casa no quería ir, o trataba de apartarme para que no me juntara con ella. Ya que decia que no me convenía; que de todas formas podría integrarme con el resto de los estudiantes después de un tiempo.

Luego de un mes entendí por qué... su hermana, una trigueña alta, de pelo color miel, y ojos verdes, se me acerco de manera amenazante tomándome del cuello de la camisa.

- Mira, te lo voy a decir una sola vez, no te acerques a esa peste, o te haré la vida en esta escuela aun más difícil de como ya la sientes. - La tomé con fuerza de la muñeca con que me apretaba separandola de mi, mientras con la otra con calma volvía a estirar mi ropa.

- No se quien te crees intento frustrado de Barbie -Dije con calma mientras me apoyaba sobre los casilleros, y ponía las manos dentro de los bolsillos de mi cazadora. -De todas formas... poco es lo que me interesan tus promesas falsas, por que mejor no te alejas tu, y te buscas una propia vida.

sangre fria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora