Me enamoré.
Me enamoré de tu sonrisa.
Me enamoré de tus ojos.
Me enamoré de tu cabello.
Me enamoré de tus labios.
Me enamoré de tu cuerpo.
Me enamoré de tus sentimientos.
Me enamoré de ti, absolutamente de ti.
Era feliz al tenerte a mi lado.
Era feliz al saber que me querías.
Era feliz al dormir junto a ti.
Era feliz mientras creía en tus mentiras.
Mentiras.
Mentiras.
Mentiras.
Todo era una mentira.
Nunca tomaste esto enserio.
Después de unos meses te alejaste, no sabía el porque, ni como.
Tu simplemente te alejaste, sin decir ni una palabra.
No podía dormir en las noches, pensando que fue lo que yo hice.
¿Qué hice mal?
¿Acaso te trate mal?
¿Te dije algo malo?
No sabía lo que había hecho.
Pero un día me di cuenta que no fui yo la que falle, fuiste tú.
Tu querías estar con otra, y no sabías como decírmelo.
Simplemente no tenías la valentía de decírmelo, y te fuiste, por eso no dijiste ni una palabra al cerrar la puerta cuando saliste de la casa.
No eres muy hombre como pensé.
Me lastimaste, lo admito.
Lloré.
Sufrí.
Me sentí muy mal por ti.
Pensé que era mi culpa, por no ser lo suficientemente bonita para ti.
Pero la tristeza no duró mucho, porque llegó una nueva persona a mi vida.
Una persona que secó mis lágrimas que derramaba por ti.
El me ayudó a salir de ese hueco que había hecho por ti.
El me abrazó cuando ya no sentía nada.
El estuvo conmigo para apoyarme, cuidarme, quererme y respetarme.
Lo amaba como no tenías idea.
Pero..
Esa chispa de amor tampoco duro mucho.
Unos meses después se fue el encanto del amor, otra traición más, otro dolor más, otras lágrimas más, otro corazón roto...
¿Qué podía hacer?
Ya no creo en nadie.
El amor que tenía, acaba de desaparecer.
Desapareció mi lado cariñoso.
La confianza.
El cariño.
El amor.
El respeto.
El valor de estar con alguien.
Desapareció en mi.
Todo se acabó, ya no hay nada en mi.
Ya no queda nada en mi.
Ahora soy fría.
Ya no creó en los "juntos por siempre".
