Nuestra nueva vida

Capítulo 8

A Neil lo despertó el sol que entraba a través de la ventana. Todo su ser rebosaba de felicidad recordando los acontecimientos de la noche anterior y gentilmente, para no despertar a su amada niña que dormía abrazada a él, acarició levemente su hombro y acomodó sus rubios rizos que se esparcían por todo su pecho. Ni siquiera podía imaginar que la amara tanto.

El potente ruido del motor de un auto inmediatamente lo hizo volver a la realidad, sobresaltado llamó a la rubia moviendola frenéticamente para que despertara.

-¡Candy, mi amor!, ¡necesitamos levantarnos y vestirnos, escuché un auto, han de ser ellos, parece que nos encontraron!.-

-¿Que?,.- con ojos adormilados Candy se incorporó inmediatamente.- ¡Que pasará ahora Neil!.-

-¡No te preocupes, enfrentaremos esto juntos!, no me separaré de tu lado- le contestó mientras se vestía apresuradamente, buscó la ropa de Candy para ayudarla y mientras eso sucedía le dio un beso y se abrazaron fuertemente.

-Todo estará bien preciosa, no te preocupes, -contestó y agregó; -¡tenemos que salir inmediatamente, vamonos si no queremos que nos atrapen aquí mismo!.-

Pero los hombres iban de prisa, bajaron de su vehículo y al ver el auto que estaba estacionado enfrente de la casa, se apresuraron a abrir la puerta de una patada.-

-¡Aquí están!, -se escuchó la voz de George.

Uno de sus hombres que se quedó cerca del auto estacionado, se le ordenó esperar y vigilar, mientras Albert, George y otro hombre se dirigían hasta entrar a la casa, en ese momento iban saliendo los chicos y se los toparon cara a cara, ya no había hacia donde huir...los habían interceptado.

Los ojos de Albert se encontraron con los de Candy que estando junto a Neil lo miraba boquiabierta, no pronunció palabra, solo se sonrojó y bajo la mirada.

-Maldito Albert, no me separarás de Candy.- pensó Neil apretándole la mano

-¡Bien, el juego se terminó!.- dijo Albert,.-¡así que vamonos de aquí de una buena vez!.- la tomó del brazo y arrastrándola la llevó al auto y entre George y el otro hombre hicieron lo mismo con el joven Leagan.

-¡Entra en el auto!...¡hablaremos en casa!.- le gritó Albert.

Todo el trayecto transcurrió en silencio, nadie se atrevía a pronunciar palabra, Candy se sintió muy incómoda, no sabía cómo iba a reaccionar cuando le confesara lo sucedido y sus sentimientos hacia Neil, pero al mismo tiempo, no quería por ningún motivo lastimar a Albert.

Cuando llegaron a la residencia de la familia Andrew, George y Albert salieron del auto, éste le dio la mano a Candy para ayudarla a salir y tan pronto como azotó la puerta, el auto arrancó con rumbo desconocido...con los dos hombres y Neil a bordo.

-¡Albert!,- Candy rompió el silencio al ver que el auto se alejaba sin que el chico hubiera descendido...-¿A dónde llevan a Neil?

El no contestó, solo la arrastró al interior de la residencia.

-¡Contéstame por favor!...-balbuceaba Candy sin atreverse a mirarlo a los ojos.

Pero él no se detuvo hasta que entraron a su oficina y cerró la puerta detrás de él.

-¡Bueno, explícame que fue lo que sucedió!.- dijo mirando con desdén a la chica.

Candy estaba aterrada, nunca había visto a Albert en este estado y aún más miedo de confesarle lo que pasó con Neil, como encontrar las palabras para explicarlo.-

Al ver que la rubia no respondía, empezó a hacerle preguntas:

-¿Quién planeó la huida, él o tú?, ¿sabes que encontramos la limusina a un lado de la carretera?, después, más adelante ese viejo auto cerca del pabellón de caza, así que por eso decidimos investigar ese lugar.-