Reflejo | Kaisoo; EXO ✓

3. Después

Un beso, te estás enamorando
¿Estás preparado para esto?
¿Estás preparado para esto?
Demasiado nunca es demasiado
¿Puedes manejar esto?
¿Puedes manejar esto?

[Little Mix»
Is your love enough?]

3/3

Jongin tenía el hábito de tomar un café en la pequeña tienda ubicada a tres cuadras de su trabajo. En ella siempre se encontraba con aquella chica bonita a la misma hora. Jongin la observaba desde lejos, advirtiendo en cómo se mordía el labio inferior cuando leía algo en sus libros que le resultaba incomprensible, o cómo reía animadamente en compañía de sus demás amigas. Jongin hacía mucho de la última vez que había mantenido una relación seria, siempre se consideró un chico tímido, con temor a tomar la iniciativa ante una situación incierta, por lo que no se sentía con la valentía necesaria para acercarse a entablar una conversación con ella.

Él llevaba alrededor de medio mes yendo a aquel local, con la intención de poder verla en su hora del almuerzo. No tenía forma de corroborarlo, pero sospechaba que era una estudiante universitaria, quizá estaba en su último año. No sé veía extremadamente joven, era de su misma edad más o menos. No es que ella destacara por ser la mujer más hermosa que el moreno había tenido el placer de conocer o algo por él estilo. En realidad, Jongin no se fijó en ella hasta el día en que reparó en su risa, tenía una risa peculiar, esta exponía toda la filera de su dentadura, y sus labios carnosos adquirían una forma de corazón. El sonido que producía era grave para ser una mujer, aunque no por ello resultaba menos entretenido de escuchar, pues contrastaba con su apariencia de muñeca. A ella no parecía importarle la opinión de los demás, sentía que estaba en su derecho de reírse cuándo quisiera, sin tomarle mucha importancia a las miradas ajenas.

La primera vez a Jongin le había parecido gracioso, pero con el tiempo terminó acostumbrándose y acabó convenciéndose de que aquella chica era sumamente adorable. Después comenzó a fijarse también en su físico, tal vez jamás sería miss Corea, pero desde luego era preciosa. Era una mujer alta y de pocas curvas, y ese corte de pelo por los hombros lograba resaltar su rostro pequeño y su cuello blanquecino. Parecía muy segura de sí misma, como si no le hiciera falta que nadie viniera a hacerle saber lo bonita que es, y lo demostraba siempre con su firme andar, viéndose decidida en cada uno de sus movimientos.

Si hubiera sido por Jongin, lo más seguro es que nunca hubieran llegado a conocerse. Él día donde todo empezó fue de la mano de un acontecimiento inesperado. Jongin en aquel entoces no le hubiera asignando ninguna importancia más que la relevancia que aquello conllevó en su futura relación de pareja, pero ahora que todo parecía recobrar sentido para él, estaba seguro de que las piezas del puzzle debieron de haber existido con antelación, aguardando a ser perfectamente encajadas. Jongin quería creer que el destino se había encargado de unirlo con la familia Do porque así había estado escrito para él. El moreno había nacido para que su destino se entrecruzara con el de ellos.