Capítulo I

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Lucía y Marcos se quedaron solos, los dos observaban como Pablo se marchaba, se notaba que algo había ido mal. Lucía se giró para mirar a Marcos, llevaba unas gafas de sol Rayban oscuras y no se le veían los ojos, pero su gesto era serio.

—¿Qué ha pasado Marcos?

Él si que no sabía que decir, no sabía como decirle a su novia lo que acaba de pasar, así que se disculpó y salió corriendo. Iba en la misma dirección por la que se había ido Pablo. Lucía salió detrás, pero con los zapatos que llevaba se iba a quedar muy atrás.

—¡PABLO ESPERA! — Marcos no gritaba otra cosa, quería que Pablo parase pero no se detenía, le llamaba y él no respondía. La gente que pasaba se quedaba mirando pero le daba igual. Siguió corriendo y por fin le alcanzó. Le agarró del brazo y le giró bruscamente

—¿Qué quieres Marcos? No lo entiendes... — Las lágrimas de Pablo le estaban dejando por un chico débil, una imagen que a él no le gustaba para nada.

Se fueron a un banco que había cerca de la zona y se sentaron, uno al lado del otro.

—¿Qué ibas a decirme? ¿Por qué te has ido?  Dímelo, por favor, necesito saberlo. —Marcos insistía con la esperanza de que Pablo le contara todo lo que hace un momento parecía dispuesto a decirle de una vez por todas.

—¿Que qué iba a decirte? ¿Que por que me he ido? ¿En serio me preguntas? O tú estás ciego o yo soy tonto. Iba a decirte que te sigo queriendo como cuando nos vimos por primera vez, que todas esas tardes hablando contigo no se van de mi cabeza, que tú no te vas de mi cabeza. Que me muero de ganas de chillarle al mundo que te quiero a ti Marcos, sólo a ti. Me da igual lo que piense la gente, porque es difícil para los dos, pero hoy, mañana, me da igual el  día, te quiero. No sabes lo que es despertarse con tus buenos días y acostarme con tus buenas noches. Haces que mis días tengan color cuando hablamos pero no te imaginas lo grises que se quedan cuando hemos dejado de hablar... Me costó olvidarte cuando teníamos 16 años, y sí, al principio pensé que serían las tonterías de un adolescente que había encontrado algo de cariño en su mejor amigo, pero no, lo que he encontrado en tí no lo he encontrado en nadie y creeme cuando te digo que contigo me sobra todo el mundo, que no hay mejor sonido que tu voz, no sé como soy capaz de decirte todo esto, no sé como eres capaz de escucharme... pero sí Marcos, estoy enamorado de tí. 

RING RING

La alarma de Marcos empezó a sonar, era la segunda vez que soñaba lo mismo, mañana iba a ver a Pablo y no paraba de pensar cosas que le estaban volviendo loco. Hace unos días Pablo le mandaba indirectas por mensajes pero Marcos no quería darse cuenta. 

Había quedado con Lucía, ya no sentía lo mismo y tenía que hablarlo con ella. Se preparó y salió de su casa para terminar una relación que ya iba camino del año y medio.
Le costó mucho ver llorar a la que había sido su novia sin poder hacer nada para que se le pasase, pero prefería eso a seguir mintiendo en todos los te quiero. 

Para Marcos el tiempo pasaba muy lento, estaba deseando de que llegara mañana, de que pasaran las horas y ver a Pablo, no sabía como le iba a declarar todo a su mejor amigo, no sabía como actuar. ¿Y sus amigos que van a pensar? un montón de preguntas empezaron a torturarle así que, cogió su portátil y empezó a ver 'Montecarlo' una película dónde salía su actriz favorita, Selena Gómez. Eso le mantuvo distraído las dos horas que duraba la película. 

Lucía estaba destrozada, no entendía por qué Marcos había cortado con ella, todo parecía ir bien. Se tumbó en la cama boca abajo dejando que las lágrimas inundasen su almohada. Intentaba pensar en otra cosa pero cuando cerraba los ojos lo único que veía eran momentos con Marcos, con quien ella hubiera pasado el resto de su vida. 

—Mamá, ¿sabes dónde está la camisa negra de la sesión de fotos de hace una semana? Me la quiero poner mañana y no la encuentro —Se estaba preparando la ropa para mañana, quería ir guapo aunque su ego le decía que iba a ir guapo hasta en pijama. 

—Sí Pablo, la tengo en la tabla de planchar, ahora mismo te la llevo un momento.

Cuando su madre entró a la habitación, le puso la camisa en el respaldo de la silla y mirándole risueña pensaba en lo rápido que había crecido su hijo... 

—¿Con quien has quedado mañana? Te estás arreglando mucho.

—Con un amigo mamá, nada importante.

La madre se dió la vuelta mientras soltaba una risita. Anabel, la hermana pequeña de Pablo fue corriendo a la habitación de su hermano a ver que pasaba, siempre intentaba cotillear algo pero siempre la echaban de la habitación y cómo no, hoy también. Ella nunca se enteraba de nada. 

Son las 23:35 y Lucía no se ha levantado de la cama en todo el día, no ha comido nada y aunque no la quedan lágrimas sigue pensando en todo lo que ha vivido con Marcos; Pablo y Marcos están hablando por whatsapp, ambos están nerviosos, ambos tienen cosas que contarse, pero ninguno es lo bastante valiente para decírselo al otro, mejor esperan a mañana. Ahora es hora de dormir. 

Dulce amor amargo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora