Capítulo III

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Al final han optado por conectarse a skype, los dos están listos y les viene bien para dejar de pensar en todas esas preguntas que empiezan por ¿y si...? Están deseando que lleguen las 10:00 para verse.

-Marcos, por favor, sal un momento es urgente - se oye a la madre al otro lado de la puerta de la habitación del muchacho.

-Perdona un momento Pablo, ahora vengo. - Marcos silencia el micrófono y abandona la habitación despidiéndose de su amigo moviendo la mano como si fuera un niño pequeño, mientras Pablo al otro lado de la pantalla se divierte mirándole.

-Marcos, la tía María, la que vive en Barcelona se está poniendo enferma y necesita a alguien para que la cuide, a el tío Ricardo no le dan vacaciones en el trabajo, así que nosotros salimos mañana y no sé cuando volveremos, si es que volvemos. Lo más seguro es que salgamos mañana, así que despídete de tus amigos.

-¿Y que pasa con mis fines de semana con papá?

-Ya he hablado sobre lo de la custodia con tu padre, cuando volvamos te puedes ir con él hasta que quieras.

Marcos se da la vuelta y vuelve a dirigirse hacia su habitación, siente un poco de alivio al irse a Barcelona, por que así le puede contar todo lo que siente a Pablo y si él le rechaza se irá a Barcelona y cuando quiera volver va a estar en Toledo con su Padre; pero por el contrario, va a echar mucho de menos a sus amigos y queda menos de un mes para que empiecen las clases y quiere empezarlas en su instituto de siempre.

-¿Salimos ya?- Le dice Pablo con entusiasmo cuando le ve entrando a la habitación.

-Sí, te veo en Sol.

Cuelgan a la vez y ahora es cuando empiezan los nervios. Pablo se mira en el espejo por última vez, se termina de arreglar el flequillo y se echa unas gotas de su perfume favorito, One Million.

Marcos se termina de atar las zapatillas, se pone una chaqueta y según se empieza a subir la cremayera se despide de su madre. Ahora que se va a Barcelona tiene la excusa perfecta para declarar su amor a su mejor amigo.

Marcos está llegando a Sol y ahí ve a Pablo, casi como en uno de sus sueños, todo tan perfecto. Sigue andando y Pablo todavía no le ha visto. Lleva una camisa negra, unos vaqueros y unas air max blancas y azules. Le está haciendo con la mirada un recorrido por todo su cuerpo y justo cuando su mirada se detiene en la cabeza de Pablo, este se gira y vé como su amigo caminando hacía él le muestra una de sus mejores sonrisas.

Los dos caminan en la misma dirección desde puntos opuestos. Caminan de frente hasta que por fin, despues de tanto tiempo, se tienen delante. Un apretón de manos, una gran sonrisa y un amor más fuerte de lo que cada uno imagina.

-¿Damos una vuelta o nos tomamos algo?

Pablo pregunta más tímido de lo que se había imaginado unas horas antes en su casa. Al final se deciden por ir dando una vuelta a algún bar o restaurante que les llame la atención, así por el camino pueden hablar de tantas cosas que tienen que contarse.

Dulce amor amargo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora