El viento estremecía las hojas de los árboles, en una noche gélida, mi voz, con pequeños susurros era apenas audible.
Me arrastraba por una calle rara vez concurrida, en ese momento estaba desierta, a lo lejos escuché pasos, al saber que era él, corrí o al menos lo intenté, mis heridas me obligaban a ceder el paso.
Me detuve, miré a mis espaldas y lo ví, era una monstruosidad, un ser indescriptible de una altura impensable con la apariencia de un majestuoso lobo.
Dio un salto y...
-Desperté.
Estremecida me levanto, son apenas las tres de la mañana, por causa de tan mal sueño no me atrevo a dormir otra vez.
Me dirijo a la cocina, en este tipo de ocasiones un té siempre me ayuda a despejar mi mente.
Ya de nuevo en mi habitación y con mi té en mano me dispongo a revisar mis redes sociales, en fin de cuentas ya es todo un hábito.
Después de quince minutos escucho un ruido que proviene de la cocina, doy un salto del susto, con mi corazón en una mano y la taza en la otra, me encamino a la fuente del ruido.
A lo lejos veo una silueta que se mueve con agilidad de un lado a otro.
A oscuras la luz de la nevera es lo único que se divisa junto con una persona husmeando en ella.
Suelto la tasa en lo que parece ser la mesa y agarro lo primero que se topa en mi camino, la escoba.
-En la cuenta de tres se arrepentirá de haber nacido - sujeto bien el palo de la escoba.
-Uno...Dos y ¿tú?- el supuesto ladrón da un giro y quedamos frente a frente, no puedo creerlo.
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Madre Naturaleza
Hombres LoboEl viento estremecía las hojas de los árboles, en una noches gélida, mi voz, con pequeños susurros era apenas audible. Me arrastraba por una calle rara vez concurrida, en ese momento estaba desierta, a lo lejos escuché pasos, al saber que era él, co...