Introd: Alguel

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Lugar desconocido
Año -82

-Bell explicate, ¿Qué es tanto misterio?.- Una chica caminaba a ciegas por una banda que tapaba sus ojos, solo la guiaba un joven con una cara de emoción.
-Tranquila, Yeri, ya casi es hora de descubrirte los ojos. Es solo una pequeña sorpresa por nuestro reciente aniversario.- El joven se escuchaba contento mientras al caminar acomodaba su cabello blanco.
-Sabes que me pone muy nerviosa no poder ver nada.
-Solo aguanta un poco mas, cariño, valdrá la pena.

Estos dos jóvenes enamorados eran Bell Filhard y Yeri Wark, recién cumplían tres años de su "matrimonio", realmente por su estado penal les era imposible casarse. Ex líder de el recién disuelto gremio negro conocido como "Los hermanos", Bell se disponía a comenzar una nueva vida con su amada Yeri, sub líder de el mismo gremio.

-¿Ya me puedes descubrir los ojos?.- Preguntó al sentir que se habían dejado de mover.
-Si, al fin hemos llegado...- Bell respondio tranquilamente y comenzó a desatar el nudo de la banda.

Bell al fin había quitado la banda, descubrió los ojos de iris morada de su amada y después se posó a un lado de ella sonriente.

-Feliz aniversario, Yeri.- Le dijo mirándola fijamente con unos ojos tan enamorados como el.

La joven se sorprendió, una casa enorme pintada de un color rojo pálido se encontraba frente a ella, era el lugar perfecto, delante de la casa había un hermoso lago, y atrás de la misma había un bosque enorme. Esa misma noche, crearon algo de su amor. Tan solo nueve meses después, un pequeño bebé de cabello negro y ojos rojos había nacido, decidieron llamarlo "Alguel".
La vida fue hermosa para esta familia, pasaron catorce años, ahora Alguel tenía dos hermanas, una de nombre Aledra, la otra de nombre Gris, y un hermano de nombre Xell, pero el destino era inevitable...

"Mansión roja"
Año -95

-Me vas a escuchar atentamente, Alguel, vas a acompañar a tus hermanos en el sótano y los vas a proteger pase lo que pase. No te preocupes por mi, ni por mama, tu única prioridad son tus hermanos ¿Entiendes?- Bell sonaba desesperado y miraba seriamente a su hijo.
-Si, señor...- Respondió el niño con miedo.
-Eres fuerte hijo... mas fuerte que nadie, más fuerte que yo... Ellos dependen de ti.- El mayor puso la mano en una de las mejillas de el niño.
-Te amamos, Alguel.- La madre se unió posando su mano en la otra mejilla de su hijo.

Un golpe se escucho, la puerta principal había sido tirada y muchos pasos se oían.

-Alguel, es hora, ve a el sótano y cuida de tus hermanos.- Dijo Bell y lo empujo suavemente.

El niño corrió hacia las escaleras que conducían al segundo piso y se metió tras de ellas, al mover una caja se había descubierto una pequeña puerta donde entró Alguel y bajó por unas escaleras, una niña de cabello negro y ojos morados lo miraba, ella se mostraba asustada.

-Alguel ¿Dónde está Papá? Dijo que bajaría, sabes que no nos gusta el sótano.- La niña hablaba con una voz quebrada, mientras abrazaba a un niño más pequeño.
-No importa, esta con Mamá, posiblemente... En un lugar mejor que en casa, luego vendrán a buscarnos, mientras esperamos, juguemos un rato.

Alguel sonrio y se acercó a sus hermanos jalandolos para jugar. La positividad de el niño, había hecho sentir seguros a sus hermanos quienes sonrieron y después de pasar horas jugando cayeron dormidos.
Bell nunca bajó, al despertar los niños la mañana siguiente, Alguel les dijo que su padre le había pedido que los llevara a el reino más cercano para darles una sorpresa, los jóvenes se emocionaron, parecían felices, Alguel los llevó a un orfanato y el salio de el pueblo de vuelta a la casa donde se encontraban antes, alguien le estaba esperando ahí, armado con una espada.

-¿Un orfanato, Alguel?-Preguntó alguien en un tono desquiciado y burlón.
-¡Si los tocas...-Le interrumpieron.
-¿Que? ¿Me matarás?- Se estaba conteniendo la risa mas al final dejo salir las carcajadas.- No puedes hacer nada... Ni por ellos.- El hombre dejó caer al suelo la espada que portaba y una chaqueta negra.
-¿Dónde están?- Alguel se escuchaba con la voz quebrada y con ira mientras se acercaba hasta las cosas y las tomaba con cuidado.
-Mirandote, desde allí.- El hombre apuntó al cielo y volvio a reir esta vez de una forma mas psicopata, pero de pronto dejo de reir y bajo su mirada, el niño lo había atravesado con la espada.- Oh, oh, a tu tío no le gustara esto.
-Si es así, saluda a mis padres de mi parte...- El niño miró al hombre, sus ojos tenían un color completamente negros, lo único que se notaba era su pupila que brillaba de un incandescente color blanco. El término por partir al hombre por la mitad.

Alguel se convirtió en un errante, iba de pueblo en pueblo, de reino en reino, estaba convencido de que sus padres seguían con vida y estaba buscando pistas y respuestas a sus dudas. Al cumplir veinte años, Alguel paró temporalmente su búsqueda, había llegado a uno de los reinos más importantes.

Moros
Año -100

Alguel caminaba por el reino, parecía un lugar pacífico, la cantidad de personas no asfixiaba en lo absoluto, era un lugar perfecto hasta que...

-¡Auxilio, guardias!- La voz de una mujer gritaba por ayuda.

Las personas habían salido corriendo despavoridas, esto le llamo la atención a Alguel que se acercaba a donde se escuchó el grito. La escena era escalofriante, algunos inocentes y algunos guardias estaban definitivamente muertos.

-¡El tiempo se acabo rey Bert, ahora pague o vea morir a su gente, ni sus mejores guardias pueden con nosotros!- Cinco hombres armados con espadas y escudos parecían divertirse creando el pánico delante de el palacio.
Alguel estaba molesto realmente y a diferencia de el resto de personas, el corrio a donde nadie mas se le ocurriría, hacia los cinco hombres para plantarles cara. El inicio un combate, logró hacer lo que no lograron los mejores guardias de el reino, y entró una temporada de paz a Moros. Alguel recibió un agradecimiento por su ayuda al pueblo y le dieron una vivienda para que pudiera alojarse, y después de un tiempo.

Moros
Año 1

Alguien llama a la puerta de la casa de Alguel.
-¡Un momento!-Dijo Alguel desde adentro y se acercó a la puerta rápidamente, al abrirla miró atentamente a un guardia.- ¿Le puedo servir en algo?
-Señor Alguel, el Rey solicita su asistencia al santuario de los aventureros.

God-lessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora