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Mirar las estrellas me recuerdan demaciado a él. Lo ame demaciado, aquí con los pecados separados ahora que pasaron diez años.

--- ¡ Tara! ¡No te distraigas! -- decía mi hermano sacabdome de mis pensamientos. -- ¡Nesesito ayuda en la cocina!.

--- Que no sea probar su comida.. Que no sea eso. -- suplicaba en susurro mientras bajaba las escaleras. -- Que quieres enano.

--- ¿Qué dices he? ¡A que se ve delicioso! -- dijo mientras mostraba aquel plato que dejaba ver una "deliciosa" tarta -- ¡Anda Pruébalo!.

--- Si me matas, te vivir e para partirte en dos -- diciendo eso lo probé para sentir un asqueroso sabor que hizo que lo escupiera en su cara -- ¡Que asco meliodas!

--- Nunca dije que fuera delicioso. -- sonreía mientras yo tomaba una silla y la levantaba -- Podemos negociar hermanita...

Tenía un aura de miedo mientras yo destrosaba la silla con una increíble fuerza, y suspiraba para contenerme.

--- Mejor vallamos a dormir... -- empezar a caminar, pero me detuve -- ¿Qué crees que haces meliodas?.

--- verificar que sigues bien. -- sus manos en mis pechos hacían que me enojada, aun asi siendo su hermana lo hace. -- Si sigues bien.

--- ¡Idiota! -- le di un golpe en la cabeza y suspire para irme a la habitación a cambiarme y acostarme a dormir -- Descansa hermano.

--- Descansa. -- se recosto en mis pechos -- hay que suave.

--- idiota... -- quede dormida sin saberlo.

Recuerdos de aquel incidente, aquel día. Aquellos días en los que sufrí, por esos horribles entrenamientos. El día donde ame a una persona y no supe más de él.

Miraba el cielo estrellado junto a él, estábamos tomados de la mano.

--- ¿Te digo algo? -- decía mirando me a los ojos como yo a él -- Eres igual a aquellas estrellas, brillante y que muestras una sonrisa que alumbra todo.

--- Pero que dices... -- dije con un sonrojo evitando su mirada. -- No soy así.

--- Si lo eres. Y por eso me enamoré de ti Tara. Eres todo para mi. -- me abrazó mientras recostaba en mis pechos. -- sabías que al recordarme aquí, ¿me siento en las nubes? .

--- ¡Idiota!. -- le doy un golpe en la cabeza y el sólo se queja. -- Pero sabes que te quiero demaciado. 》

Desperté exaltada, mis lágrimas salieron al recordarlo, las limpie y respire profundo y saque una sonrisa.

Me coloque el uniforme y baje a ayudar a atender. Mientras que lo hacía oía murmullos de los siete pecados capitales, me reía a mis adentros de que si tan solo supieran que hay más de siete.

Sentí como me daban una manotada en mi tracero cosa que me levanté recta y mire el suelo y me gire a ver al reponsable.

--- ¿Quieres jugar? -- sonrei con diversión y coqueta.

--- contigo donde sea. -- sonrei de lado y lo tomé del cuello de su camisa levantandolo de su haciento. -- ¿entonces?.

--- te diré una cosa muy simple -- sonrió dulce y la cambio por una sombrío y sádica. -- ¡Vete y no regreses idiota mal nacido! ¡Respeta a las mujeres! -- dije para sacarlo de una sola patada -- ¡Si mueres será mejor!

--- ¡Que chica! -- dijeron todos mientras con asombro.

--- ¿alguien más? -- todos niegan -- ¡Que bien! ¡sigan bebiendo! -- sonrió para seguir atendiendo -- ¿Qué es ese ruido?.

Sentimientos Confusos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora