Capítulo 5

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Jueves 5 de octubre.

Se preguntaran si acompañe a Nathalia a su trabajo ese día después de nuestro apasionado beso y sí. Efectivamente lo hice.

Al despedirme, no volví a besarla. De hecho, no lo he hecho más desde entonces. Si se preguntan el porqué, no se preocupen, no son los únicos, yo también lo hago a veces durante el día.

Pero viendo a la perspectiva, creo que esta mejor así. No quiero que piense que quiero algo atrevido con ella o que tal vez... bueno. Ustedes me entienden.

Ella es una dama. Una señorita y como tal debo respetarla y así tratarla. Además, mi madre me enseño, que a las damas como Nathalia hay que respetarlas y darles su lugar.

Aquel beso solo fue la emoción, la euforia del momento.

No con esto niego, que no me gustaría repetirlo. Al contrario, por supuesto que me encantaría repetirlo, besarla. Pero creo que como estamos ahora, por lo momentos, está bien y es lo correcto.

Se preguntaran por como hablo si nos hemos vuelto a ver desde ese día y la respuesta es: sí.

Ayer en la tarde pase por su trabajo, en el periódico local «Monarca» y la invite a pasear por las costas y luego a cenar.

Me extraño que no me dejara llevarla hasta su casa... pero me explico que no vivía sola y que no quería ser imprudente.

Lo cual, comprendí, así que la deje lo más cerca que ella me permitió.

Hoy volvería a verla y estoy emocionado. Debo admitir que... Me gusta pasar mi tiempo con ella y compartir.

Además, si soy sincero «Más de lo que ya he sido» no tengo a nadie más con quien hacerlo.

Al parecer, mi amigo Fernando no mintió al decir que se había «Enamorado» por decimoquinta vez. Todo con Valentina marcha bien y no para de hablar de ella cada que vez que lo llamo o viceversa y si, también ha estado con ella todos los días desde entonces.

Ya no lo he visto... y la verdad. No me hace falta verlo ahora que Nathalia ocupa toda mi mente y espacio de tiempo.

A mi amigo Ricardo tampoco lo he visto últimamente, estará con su novia Oriana de vacaciones en Álava hasta hoy o mañana, ya no recuerdo cuando fue que me dijo regresaría.

En mi caso, se siente bien tener con quien compartir y desear ver al salir del trabajo, al final del día. Si antes me gustaba venir a trabajar, ahora, créanme, me gusta mucho más.

Estos días también detalle, que con Elizabeth, nunca me sentí igual. Si comparo ambas situaciones. Esta, es mil veces mejor. Todo con Nathalia es mejor...

Que idiota he sido, al perder mi tiempo y espacio, por casi tres semanas al torturarme por nuestro rompimiento. Estaba tan encaprichado, en tener una relación, en sentirme enamorado, en vivir el amor... que no me daba cuenta que ella nunca fue la mujer ideal para mí. Que no sentía nada por ella más que cariño y un leve querer.

Deje los pensamientos a un lado y me enfoque nuevamente en el trabajo.

Hoy estoy en mi Editorial. Tenía días sin venir por estar en la empresa, y ya era hora de que hiciera acto de presencia en este hermoso lugar, el cual amo más que a nada.

Tengo mucho trabajo atrasado, así que debo ponerme al día. O mejor dicho, como decía mi padre: «A raya»

Salgo de la Editorial Da' monte a eso del mediodía y me da el tiempo preciso para salir a buscar a Nathalia en el restaurante.

Estoy estacionando mi auto frente al lugar cuando la veo salir molesta y tras de ella, aquel camarero que nos atendió el Martes cuando la invite almorzar.

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