historias de terror y creepypastas

La canguro

Cristina estaba muy contenta. Le había salido en el trabajo en la casa de unos pijos. Solo tendría que ocupar dos niños de 9 a 12 años y pagar 100 euros. Con ese dinero ya podría comprender el ordenador portátil que tanto necesitaba para realizar los trabajos universitarios.

Llegó puntualmente y los padres a los niños, niños y niñas de 9 y 7 años. Le parecieron un encanto. Los padres se marcharon a cenar y Cristina puso una película de Disney. A los diez, como le habían dicho, subieron al piso de arriba para que los niños se acosten.

Su habitación estaba en la buhardilla, aunque no había ventanas. Era grande y tenía muchos juguetes en las estanterías, pero Cristina dio un paso para reparar en una Barbie que tenía la cabellera y los medios de comunicación cara quemadas.

Mientras que los niños dormían, el canguro se quedó en el salón repasando unos apuntes. Una vez sonó el teléfono y Cristina se sobresaltó. Contestó y solo escuchó una respiración. Iba a colgar cuando los niños empezaron a gritar .

Entró en la habitación y palpó las camas: los niños no estaban. Fue entonces cuando unas fuertes manos tiraron de sus tobillos y arrastraron. Sintió que unos dientes desgarraban su carne y volvió a la luz. Lo último que vio los colmillos de la niña acercándose a su cuello.

"Terminad la cena, niños. No se dejen ni una gota ", dijeron los padres desde la puerta.