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—¿Me estás engañando? —Jeon preguntó fuera de sí, una gota de sudor le caía por la frente mientras miraba a la chica que había sido su novia durante los últimos seis meses—. ¿¡A mí?!

Ella, Lee Soery, desvió la mirada. Se pasó una mano por el cabello rubio para echarlo hacia atrás sin cuidado. Ahogó un suspiro al escuchar el resoplido contrario por la falta de respuesta.

—Cálmate, Jungkook.

—¿Cálmate? —repitió el pelinegro poniendo las manos en la cintura en busca de eso precisamente, pero no se sintió más en calma. Bajó la cabeza respirando hondo y finalmente soltó—: Llévame a verlo.

Ojos claros lo miraron horrorizados, Soery se apresuró a negar con la cabeza y sacudió las manos delante de ella.

—¿Te volviste loco? ¡Esto es entre tú y yo!

Después de soltar una risa irónica, Jungkook levantó una ceja.

—Bueno, al parecer a él no le importa.

—Oye, cállate y escucha, ¿bien?

—¿Qué debo escuchar? —Jungkook volvió a revisar el mensaje de texto que le había llegado donde una fotografía era suficiente muestra de que a Soery le encantaba besarse con ese tipo—. ¡Esto es bastante claro!

La mujer golpeó su tacón contra el piso impaciente, se cruzó de brazos y fingió mirar hacia otro lado.

—No es lo que parece.

—Ay, por favor. —Jungkook le lanzó una mirada fastidiada, su expresión oscura era realmente intimidante—. ¿No encontraste una mejor excusa?

—No me hables así.

Dios.

—¿En serio vas a indignarte? —soltó con una risa incrédula, atento a los ojos molestos de la única mujer que había presentado a sus amigos. Mierda, incluso la había llevado a casa—. ¡Tú me engañaste!

—Fue solo una vez —Soery balbuceó como si fuese una gran justificación—, no volverá a pasar. Nunca.

—¿Lo siento? —Jeon estaba al borde en ese punto. Se quitó el mechón de cabello negro que le cayó en la frente con rudeza—. ¿Por qué parece que te sientes decepcionada por ello?

—Oh, ya cállate.

El celular de Soery sonó en su bolso caro de diseñador. Jungkook miró directamente cuando ella lo sacó para verificar. Y por supuesto, el pelinegro no se perdió la leve sorpresa que apareció en sus facciones. Después de tanto tiempo juntos fue fácil captarlo, al menos eso.

—Es él, ¿cierto? —preguntó Jeon y cuando Soery miró hacia un lado antes de enfrentar sus ojos lo supo—. Bien, vamos a verlo.

—Jungkook no seas irracional.

—¿Irracional? —él cuestionó con la voz pesada, moviéndose como animal enjaulado de un lado a otro antes de plantarse frente a la pequeña mujer que lo tuvo amarrado a su dedo meñique medio año—. ¿Quién está siendo irracional? Llévame ahora mismo con él, Soery.

—No.

—¡Maldita sea!

La puerta se abrió. Buen momento para recordar que estaban en el salón todavía y que Jeon debió buscar un mejor lugar para hablar de ese asunto.

—¿Todo bien? —Un tipo alto apareció; cabello castaño, ojos almendrados perfectos y ropa a la medida que hasta Jeon con su nulo conocimiento en ello reconoció. Apestaba a dinero, incluso su forma de caminar gritaba que, quizás, todo lo que llevaba puesto costaba más que el salario de Jungkook de un año—. Estaba buscándote, Soery. ¿Tienes un minuto?

Your HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora