El ave fénix pasaba la mayor parte de sus días volando sobre las nubes y de vez en cuando sobrevolaba la metrópoli; pues era una época muy distinta a la de hace 500 años. Pero con su audacia e inteligencia no tardaría demasiado en reconocer el lugar.
Esas pocas veces en las que pasaba sobre Atenas había una niña llamada Ellinor, hija de Aron un humilde trabajador y de Avalon quien al igual que su marido trabajaba en el campo. Ellinor todos los días subía en las tardes a las ruinas del antiguo templo de la diosa Atenea en donde veía casi siempre al Ave Fénix;pero ella no solo subía a verlo a el, si no que lo hacia para orar a Dios al Dios verdadero que su situación de pobreza cambiara y que hubiera justicia en la ciudad.
Y al ver Dios este corazón tan puro y humilde de esta niña hizo que todo le empezara a salir mal a el rey Sinatí, llegando a tal punto en que el consejo iba a desterrarlo. Pero este no aguanto imaginarse sin riquezas y sin poder, y una tarde iba saliendo de el castillo y a lo lejos observo al Ave Fénix en todo su esplendor y de inmediato la codicia lleno su corazón y pensó en que si atrapaba a el Fénix y lo obligaba a que usara sus poderes para atemorizar a el pueblo no podrían quitarle el trono.