Sin perder un solo minuto el engendró del demonio; o mejor el rey Sinatí, empezó a planear una forma eficaz y salvaje de atrapar y someter al Ave Fénix. Para así forzarlo a implantar
temor en los habitantes de Atenas, que aunque los únicos que tenían la culpa de querer desterrarlo era el consejo;
pero este ser despreciable quería tomar venganza contra todos aquellos que vivían en la metrópoli.
Sinatí tenia la cabeza llena de odio y de codicia; y nada, absolutamente nada lo detendría.
O al meno eso era lo que el creía, en su ignorancia nunca le dio por leer algo o saber mas afondo acerca de la criatura a la que tenia el atrevimiento de enfrentarse.
