Capítulo 2

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No se porque, pero nunca fui muy buena haciendo amistades duraderas, todas las que he tenido han dejado de hablarme por "x" o "y" motivo y la verdad es que a esta altura de mi vida ya no le tomo mucha importancia. Ahora para mi, lo más importante de verdad, es juntar lo suficiente para mis estudios. Y por más sola que me sienta últimamente, poco o nada me importa conseguir amigos, aunque a veces vea grupos de jóvenes de mi edad riéndose a carcajada limpia, disfrutando de sus tardes o noches. Platicando entre ellos, ya no es esencial en mi vida. Lo único esencial para mi, soy yo misma.

Hoy no tengo trabajo es mi día libre, y como toda persona sola y normal tengo que hacer mis quehaceres, los cuales son bastante pocos, ya que pues, vivo sola y no estoy en casi todo el día.
Termino rápido de hacer todo, a lo mucho tarde una hora y ya no sabia que hacer.
Tal vez le llamaría a mi mamá, pero siempre terminábamos peleando porque me fui de casa, según ella para andar de "libertina" cuando claramente sabía el porque decidí alejarme, juntas somos más tóxicas que Chernobyl. Pero así la quiero, es mi mamá.

Salí al super donde trabajo, ya que es el que me queda más cerca y ahí hago mi despensa todos los fines de semana.
Salude a algunos de mis compañeros, no todos porque solo unos cuantos trabajan hoy, que es el día con menos gente de la semana. Fui por leche, enlatados, unas que otras verduras, carnes y pollo. Como no estaba casi todo el día en mi "departamento" compraba comida enlatada y congelada, así no se me echa a perder. Pase a caja, pague y cuando iba saliendo choque con alguien y si, soy una persona muy distraída, tanto que cuando iba en secundaria por ir a las carreras olvide mi mochila en casa y llegando al salón me di cuenta que tampoco llevaba zapatos, iba en chanclas.

Pero el alguien con el que choque, ya todos sabemos quien es. Y solo pedí disculpas para irme. Pero a este tipo me lo choco siempre por estos lares. No creo que por aquí viva, se ve que tiene dinero y está colonia, digamos que no destaca por ser bonita, tranquila y sin delincuencia. No quise quedarme más tiempo del necesario porque, era intimidan te, si yo soy alta este tipo lo es más aún.

—Espera, Mariana. — me tomo del brazo. —Te vengo buscando. — Con razón, ya decía yo que no era de por aquí, se me hacía bastante extraño.

—¿A mi? ¿Para que? — y pues era obvio que tenía que preguntar para que me buscaba. ¿Cierto?

—Quiero invitarte a comer o tomar algo, claro, si eso te parece bien, si no quieres eso hay más opciones— las palabras de le trababa un poco al salir de su boca, parecía algo nervioso, como si fuera la primera vez que invita a salir a una chica, pero eso sería ridículo, debe de tener mujeres de a montones, nada más ver su físico, cualquiera estaría embobada, también yo pero se disimularlo, creo...

—Un café estaría bien, pero primero debo ir a dejar esto a mi departamento, pesa un poco— le dije al borde del colapso, ya no sentía mis dedos, no podía moverlos.

—¿Puedo acompañarte? Y ayudarte un poco, si gustas. —solo afirme con la cabeza, creo que no era necesario decir que si.
Tomó todas las bolsas de mis manos y me apene, quise quitarle unas y no me dejo. Tal vez es de esos que se quieren hacer los machos ante las mujeres.

—Dejeme tomar unas bolsas, no le cuesta nada.
—Y a ti tampoco te cuesta nada permitir que yo las lleve, pero bueno.— Me dio una bolsa que no pesaba nada y me sonrió mostrando la mazorca blanca.

También sonreí pero casi a fuerzas, esperaba que me diera las bolsas de una mano y solo me dio una bolsa de las manos.

Seguimos caminando sin decir nada, estábamos casi llegando al pequeño edificio donde vivía, y no sabía si invitarlo a pasar o no, pero lo mejor sería que me esperara afuera, no lo conozco y podrías er peligroso.

—Aquí vivo, ahora regreso, no tardo.— Le dije tomando las bolsas y entre, llegando a mi puerta deje las bolsas en el piso y busque mi llave, al encontrarla abrí y metí todo.
Fui a lavarme rápido el cuerpo y agarre mi hermoso cabello rosa pastel en una coleta alta, y me puse una diadema de metal dorado, me puse un pantalón ajustado, mis tenis blancos y una blusa rosa. Enchine mis pestañas porque eran muy lacias y maquille las cejas, que no tenia, use corrector y un poco de rubor, perfume y baje corriendo.

—Perdón por hacerlo esperar tanto, es que estaba muy sudada y me lave un poco, a parte me tomo por sorpresa, no tenía planes para salir.— Dije muy rápido, porque sentía que ya me había esperado mucho rato, así que preferí acortar el tiempo de mis palabras.

—No te preocupes, valió la pena la espera, te ves muy guapa.— No voy a negar que sentí bonito cuando me lo dijo, pero no soy de las que se sonroja fácilmente y si así fuera, no se me notaria por el poco rubor que me puse.

—Muchas gracias, es muy amable de su parte.— Le conteste amable y educadamente, eso me enseñaron desde pequeña, siempre debes de respetar para que te respeten.— ¿Entonces a donde vamos?

—Podemos ir a comer, tomar algo, caminar, ir al cine, lo que tu desees.

—Vallamos a tomar algo.— Comenzamos a caminar hacia donde estaba el super.

—Deje mi coche en el estacionamiento del super, vamos.— Lo seguí hacia un coche, de cerca pude ver que era un Honda Civic de 2 puertas, color azul oscuro, era hermoso.
Solo había visto estos autos de lejos, no de tan cerca.
Abrió la puerta para mi y le agradecí con un asentimiento de cabeza, por dentro era precioso, tenía los asientos de cuero negro, controles en el volante y pantalla touch en donde debería ir el estéreo y era muy grande, tenía enchufe para cargador, y un quema cocos, los vidrios eran polarizados y eso los hacía ver mucho más atractivo a la vista.

Como Le Rompí El Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora