Capítulo 3

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Llegamos a una cafetería muy bonita, se veía muy tranquila y solo había música a un volumen perfecto, ni muy alto ni muy bajo, lo sificiente para mantener una co versa ion sin necesidad de gritar.
Pedimos nuestras bebidas, yo pedí un café helado y el un americano, cuando los trajeron nos dieron un plato pequeño  con galletas, se veían muy ricas.

—Entonces, ¿como para que me buscaba?.— Yo quería saber si necesitaba algo o si quería algún favor.

—Bueno, quiero conocerte, te me haces una persona interesante, y tu cabello llamo mucho mi atención, nunca había conocido a alguien con el cabello como el tuyo.— me lo dijo muy firme, pero no quitaba su vista de mi.
Yo no era una persona muy agraciada, como ya dije, mis pestañas están muy lacias, mis cejas son casi inexistentes, no soy muy delgada, morena y ojos muy oscuros y un poco rasgados, mi cabello por ahora es rosa pastel, próximamente verde. Soy muy alta para la estatura promedio de las mujeres en México, mido 1.72 metros.

—Bueno, ¿como que le gustaría saber de mi?.— Le pregunté para que el comenzará a hacerme preguntas o algo.

—Para empezar, ya te dije que me tutees.— susurre un "OK" para que siguiera —¿Cuantos años tienes? ¿Tienes pareja? ¿Con quien vives? ¿Que planeas hacer de tu vida?— me pregunto viéndome atento, esperando tal vez que mi respuestas le gustaran.

—Tengo 21, casi 22. No, no tengo. Vivo sola. Estudiar gastronomía, tener un restaurante y después tal vez me gustaría formar una familia.— y era verdad, esos eran mis planes y esperaba poder concluirlos. —¿Y tú? ¿Cuantos años tienes? ¿Tienes pareja? ¿A que te dedicas? ¿Con quien vives?

—31, no tengo, tengo una pequeña empresa, vivo solo.— no aparenta tener 31, se ve un poco menor, pero aun así es muy guapo, obvio a mis gustos.

—Cuéntame de ti, quiero conocerte mejor.

—Bueno, mi nombre es Mariana, vivo sola desde hace casi 3 años, ya sabes donde trabajo, quiero estudiar gastronomía, llegar a tener un restaurante, y tal vez casarme y tener hijos.— dije con un poco de emoción, no me había dado cuenta de cuanto me gustaba mi vida, era tranquila y sin presiones, todo lo contrario a cuando vivía con mi mamá, con ella siempre había peleas, cuando no peleábamos era porque alguna de las dos no estaba. —Tu cuéntame de ti.

—Pues, a parte de lo que ya te dije no tengo nada más que contar de mi. Trabajo casi todo el día, llego a casa a descansar un poco, hago ejercicio, me baño y me duermo. Esa es mi rutina de todos los días, exceptuando los domingos, voy a visitar a mis padres. —

—Eso es bueno, ¿tienes hermanos? ¿Te has enamorado alguna vez? —

—No, soy hijo único. Y si, llegué a enamorarme, pero no funcionó al final y decidimos dejarlo por el bien de los dos.

Yo ya no sabía que más preguntar, no quería parecer muy chismosa, así que ahora dejaria que el preguntara, pero se quedó callado mientras tomaba de su café.

—Creo que será mejor que ya me valla, ¿cuanto te debo del café? —le dije porque ya me estaba aburriendo un poco de no hablar nada, me estaba levantando y sacaba dinero, no tenía mucho, pero podía pagar un simple café.

—Espera, te acompaño solo pagaré y ya. Y no es nada, yo te invite.

Fue a pagar y regreso, de camino a casa empezamos a contarnos cosas simples, como nuestra comida favorita, nuestro sabor de helado, animales preferidos, colores, y cosas banales. Supe que le gustaba mucho el espagueti, y el supo que a mi las enchiladas. El prefería no comer helado, y yo amaba el de chocomenta. El tenía 2 perros y yo prefería los pájaros. El prefería el azul y yo no tenía color favorito. Poco a poco fuimos tomando un poco más de confianza, hasta que llegamos al pequeño edificio en el que estaba mi departamento.

—¿Gustas pasar? —le ofrecí por educación, aunque me daría pena que llegase a decir que si, ya que supongo, el esta acostumbrado a estar en casas o departamento de lujo, el mio era un cuchitril, no quería que hiciera el tipo de miradas que todos hacen. Algo así tipo asquito, lastimita.

—Claro, con gusto.

—¿Quieres algo de tomar? Tengo agua, café y refresco.

—Agua estaría bien— me sonrio y fui a la pequeña cocina, estaba parado al lado de la puerta aún, soy una maleducada.

—Puedes sentarte sin pena— le dije en medio broma medio enserio, me sonrió otra vez y se sentó, era guapo, demasiado. —Toma, tu agua.

—Gracias. Quiero preguntarte algo. ¿Se puede?

—Supongo que si, pero no se si este dispuesta a contestar.

—Me arriesgare. ¿Porque vives sola? —No sabía si responder, a veces me daba un poco de pena decir que preferí vivir sola y lejos de mi madre, que seguir bajo el mismo techo que ella.

—Bueno, mi mamá es un poco infantil para su edad, y eso nos hacía chocar mucho, no había día que no peleáramos y aún viviendo lejos cuando hablamos por teléfono terminamos en discusión.

—Entiendo— Miro su reloj —Tengo que irme, soy mi jefe pero aun así tengo responsabilidades.— Se levanto e hice señas para acompañarlo a la puerta. —¿Nos vemos después?

—Claro— Le sonreí y estaba por cerrar la puerta pero puso el pie .

—Quería pedirte algo mas, claro si no te molesta.

—¿Sucede algo? Si no es algo complicado si.

—¿Me darías tu numero de teléfono o celular?

Sonreí, escribí mi numero en un papel y se lo di, después mes despedí y cerré la puerta sin esperar palabra de su parte.

Es muy guapo, no lo voy a negar, pero no quiero que esto llegue a algo mas allá de una atracción física, es muy atento y buen escuchando. Me metí a bañar con agua caliente y me puse una de mis pijamas, hoy ya no tenia nada que hacer

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⏰ Última actualización: Sep 06, 2019 ⏰

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