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-Lo siento, Camila. -musitó con tristeza. -Ya no eres mi hija.

La adolescente no se molestaba en observar a su madre, ni siquiera creía que aquello estuviera ocurriendo.

Ella pensaba, ¿cómo todo era perfecto para luego arruinarse?. Su vida era perfecta... tenía unos padres que la amaban y una hermana a la cual adoraba, también a sus increíbles amigos. Ella era feliz, y ahora sólo la esperaba su muerte.

-Hay que hacerlo, Camila. -ese era su padre. -Eres un fenómeno, una enferma, y debemos hacerlo porque nos haces un favor, le haces un favor a tu hermana, le haces un favor al mundo.

Ambos señores salieron de aquella celda dejando a la adolescente en soledad, porque sí, aquella chica estaba encarcelada por ser homosexual.

Fueron cortos minutos los que duró en aquella celda. Ahora caminaba por un pasillo, aquel sólo lo iluminaba antorchas que tenía en algunas partes.

Sus muñecas ardían, pues la cuerda que tenía estaba, a su parecer muy apretada.
Escuchaba la respiración del hombre que estaba detrás de ella, el mismo hombre que la había golpeado días atrás.

Sólo se preguntaba en dónde estaría su mujer, la mujer a la que amaba, la mujer por la que moriría.

Por estar perdida en sus pensamientos no se percató de que ya había llegado a donde se temía.

Y ahí la vio, ahí estaba la mujer que amaba con cada parte de su alma.
Ahí estaba ella mientras los otros presentes la abucheaban. Ella lloraba. Camila pudo sentir su corazón partirse. Sintió las ganas de correr e ir a abrazarla, de ir a decirle que todo estaría bien, pero no, no podía.

Él hombre hizo que se dirigiera a aquel centro. Subió las escaleras hasta quedar arriba de aquella tarima. El hombre nuevamente la situó en el centro de un círculo blanco que estaba marcado en la madera. Ahora ella observaba al frente. Observaba cada rostro de las personas que, ahora, odiaba con todas sus fuerzas.

Sintió como posaban una cuerda por su cuello.

Las personas gritaban más fuerte.

Ella volteó su cabeza y miró a Lauren... Y sintió como las lágrimas resbalaban por sus mejillas, sintió como se le formaba un nudo en su garganta.

-Te amo, Lauren.

Discarded love. - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora