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Las horas pasaron hasta que el cielo cambió de un azul claro a uno oscuro.
Camila estaba con su grupo de amigos, reían de cosas sin sentidos y compartían entre ellos, mientras contaban anécdotas y confesaban alguna cosa.

Camila quedaba asombrada por las confesiones de sus amigos, se dio cuenta que era diferente a ellos, por el simple hecho de no hacer el tipo de cosas que ellos hacían.

-¿Cuánto tiempo teníamos sin convivir de esta manera?. -todos observaron al chico llamado Shawn.

-Estoy segura que mucho tiempo, necesitábamos esto. -esa fue Normani, otra de sus amigas.

-Disfrutemos porque no nos reuniremos tan pronto. -añadió Camila dándole cariños a Coperino.

-Camila, ¿sabes que es la Zoofilia?. -preguntó Dinah.

-No empieces. -dijo irritada la joven, ya agotada del mismo tema.

-Asco, no podré borrarme esa escena de mi mente. -dijo el mayor de todos, Matthew.

-¿Estás bien, Dinah?, dices cosas muy cochinas. -dijo Ally fingiendo preocupación. -Deberías ir conmigo a la Iglesia y purificar tu mente.

Todos rieron por aquella ocurrencia de la chica.

-Sólo por ser apegada a mi perrito no significa que tenga algún tipo de relación amorosa, Díos mío, Dinah. -frunció su ceño reflejando desagrado.

-Maldición, nunca puedo hacer un comentario con humor. -exclamó la antes nombrada.

-Son raros, te la pasas diciendo cosas extrañas. -dijo Shawn.

-No conocen el verdadero humor. -se defendió la chica.

-Yo iré a ver que actos hay, hagan lo que quieran, me cansé de escuchar sus peleas.

Ahora se levantaba y se dirigía entre las personas, hasta perderse de la vista de sus amigos.
A esa altura del día varias personas estaban ebrias.

Se dirigió hasta una mesa, en la cual se encontraban varios bocados. Agarró algunos para ella y para Coperino, luego se alejó del centró de la plaza y caminó hasta la entrada de un callejón.
Bajó a su mascota de sus brazos y esperó a que ese orinara.

Ella sabía cuando su mascota quería hacer sus necesidades, se había dedicado a criarlo muy bien.
Coperino sólo debía chillar unos segundos para saber que quería hacer alguna de sus necesidades.

Segundos después se dirigió nuevamente a la plaza.

Ella iba caminando mientras acariciaba a su perro y le daba algunos besos en su cabecita, no le prestaba atención a su camino.

Sólo sintió como se golpeaba fuerte su frente y su perro daba un chillido escandaloso.

Observó a su frente y notó a una chica mirándola apenada.

-Lo siento, no observé por donde caminaba. -se disculpó apenada la joven.

-Conmigo no te disculpes, hazlo con mi mascota.

Camila estaba enojada, nadie podía hacerle daño a Coperino. No le gustó escucharlo chillar de dolor.

-Mmmh, lo siento chiquito, fue mi culpa. -fueron sus palabras mientras observaba al cachorro.

-Esta bien, sólo date cuanta por donde caminas. -dijo Camila con su mirada en Coperino.

-Tú también. -Camila la observó un poco indignada al escucharla. La desconocida sintió la incomodidad e indignación de la castaña, por lo cual decidió hablar nuevamente. -Tu mascota es muy linda... -Camila aún la observaba. -...Me gustaría tener uno pero no puedo, es como criar un hijo y no creo poder hacerlo, casi puedo mantenerme yo misma. -se río levemente la chica.

-Jamás te he visto por aquí... -no se percató de las palabras anteriores de la desconocida.

-Sí, soy nueva en el pueblo. -confesó un tanto tímida.

-Oh, esperó que todo haya superado tus expectativas.

-Nunca las tuve, pero de igual forma gracias. -ambas sonrieron.

-Que te vaya bien entonces, y recuerda, debes ver por dónde vas. -dijo Camila antes de seguir su camino.

Discarded love. - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora