—¿quien era ese hombre? — Kurama tiraba fuerte de mi brazo apurando mi paso — ¡suéltame! — Exclamé adolorida.
—Yo solo te brindo refugio, no tengo porque responder cada una de tus preguntas — Dijo con molestia.
—¿se trataba de un dios? — Pregunté — ¿es por eso que huiste de él, le temes?
—¿temerle? — Preguntó ofendido — No le temo a ningún dios ¡mucho menos a un dios exiliado!
—Si él fue exiliado entonces se encuentra en la misma situación que tu, Kurama-san.
—¡ahí vas de nuevo! — Soltó mi brazo para golpear el tronco de un pino al lado suyo —¡deja de compararme con seres inferiores a mi!
—¡¿qué tenemos de inferior Ayari y yo?! — No permitiría que nadie me hablase así, él había rebasado el limite de mi paciencia — Tienes serios problemas de ira y ese es problema tuyo no mio, gracias por darme refugio estos últimos meses, pero me temo que ya no podré volver al templo contigo, eres una mala persona Kurama-san, desconozco si los demás Tengu tengan el mismo mal carácter que tu, honestamente es algo que no quiero averiguar.
—¡mejor para mi, así me evito los problemas que me traerías de ser descubiertos!
—Sabes, Kurama-san en verdad esperaba que llegáramos a ser buenos amigos, es una lastima que no sepas relacionarte con los que te rodean, ya veo porque te exiliaron de tu aldea — Sin decir una palabra más di la vuelta y me alejé de él, la oscuridad no me permitió dar más de dos pasos — ¿podrías encender una antorcha para mi?
—Arréglatelas tu sola — Al siguiente segundo desapareció.
—¿a donde se a ido? — Me dirigí al río, no podía permanecer en ese lugar por mucho tiempo —Según Ayari el bosque está por ser invadido por creaturas horribles, ahora no concibo la idea de que existan seres peores que Kurama — La luz de la luna se reflejaba sobre el río, lo que me permitió saber que ya había llegado a mi destino, camine al rededor buscando al protector del río Kesshō.
Una lampara se encendió frente a mi — Ayari estaba buscándote, necesito... — La lampara se alzó dejándome ver quien la sostenía; un solo ojo y una larga lengua salían de la oscuridad.
—No grites, es inofensivo — Ayari apareció parado al lado mio.
—¿es una costumbre de los espíritus del bosque el aparecer de la nada?
— Estuve aquí todo este tiempo, tus ojos de mortal no te permitían verme — Ayari dijo sonriente — Sigue al Hitotsume-Kozo, él te llevará a un lugar seguro.
—¿como sabes que necesito un refugio?
— Cualquier humano solo en un bosque lleno de Yokais necesita un refugio — Avancé hacia el Hitotsume-Kozo desconfiada, decidí ir con el ya que no tenia otra opción — Me alegra que hayas dejado al Tengu.
—Me canse de que tratara como su inferior.
— Tomaste la decisión correcta — Dijo con seriedad para luego desaparecer en la oscuridad.
Continué mi camino junto al Yokai de un ojo, el bosque se encontraba muy silencioso así que decidí romper el silencio— ¿tienes un nombre propio? — Pregunté sin obtener una respuesta — ¿debo llamarte Hitotsume-Kozo? es algo largo— Continuaba sin responderme — ¿puedo llamarte Hito?
El Yokai se detuvo y me miró sin decir una palabra, solo asintió.
— Entonces te llamaré Hito — Dije con alegría; caminamos un par de kilómetros rodeando la montaña hasta llegar a una cueva.
Hito señaló con su mano para que entrara en esta — ¿es realmente un lugar seguro? — Pregunté confundida, él asintió con su cabeza — Esta montaña es de los Tengu ¿estas seguro de que podemos entrar ahí? — Volvió a asentir.
Entramos a la oscura cueva y continuamos nuestro camino por un par de metros, Hito colgó su lampara de una roca y continuó caminando.
—Hito no puedo ver por donde camino ¿por qué has dejado tu lampara atrás? — El continuó caminando y yo lo segui.
— ¿eres tu Hitotsume-Kozo? — Una dulce voz salia del fondo de la cueva — ¿quien es la dama que te acompaña?
—Mi nombre es Yuriko, me he quedado sin hogar y necesito un lugar seguro para dormir.
—Una humana — Dijo la voz — ¿Ayari te dijo de este lugar?
—Si, fue Ayari quien me envió aquí, espero no ser molestia señora.
—Los amigos de Ayari son amigos nuestros — Al decir esto se encendieron lamparas a lo largo de toda la cueva; la noche ocultaba un pueblo entero debajo de la montaña, casas, tiendas, hasta grandes templos, sus residentes paseaban con tranquilidad por las calles iluminadas.
—¡una aldea de Yokais! — Exclamé con asombro —¿estuvo aquí todo el tiempo?
—Hemos vivido aquí por un par de siglos — La mujer de la dulce voz se acercó a mi con una cálida sonrisa — Los Tengu aun no han encontrado nuestro pueblo, es absurdo ya que estamos bajo sus narices, al parecer ese es el truco — Sonrió y guiñó su ojo.
—¿por qué se esconden de ellos?
—¡¿quien no se escondería de ellos?! — Exclamó molesto un Yokai verde con un extraño plato en la cabeza — Solo un Oni se atrevería a ver uno de frente.
—Y solo porque los Oni son estúpidos, de otra forma no lo harían — Se nos unió otro Yokai, este lucia exactamente igual a la mujer de la dulce voz a excepción de la gran cola que sobresalía de él.
—Ayari me dijo que un Oni rondaba este bosque — Dije mirando la sorpresa en sus rostros.
—Creo que es normal que los Oni comiencen a llegar a estas tierras ya que los humanos se han ido de ellas — Dijo la mujer de dulce voz — No hay quien haga un ritual para echarlos.
—¿qué clase de Yokai eres? — Su apariencia era de una mujer normal, necesitaba saber de que clase de creatura se trataba.
—Mi hermana Hanako y yo somos Kitsunes — Dijo el Yokai de la cola — Supongo que tu eres una humana, ya que no sabias algo tan obvio como eso.
—Disculpa la rudeza de mi hermano Haruki no está acostumbrado a tratar con humanos, a decir verdad ninguno de nosotros lo está.
—Hanako, Haruki tenemos que hablar para acordar lo que haremos con ella.
—Kappa no aremos nada con ella más que darle refugio, Ayari la a enviado con nosotros y ahora nuestro deber es cuidarla.
—Pero Hanako...
—Pero nada — Interrumpió Haruki — Si tienes quejas ve con Ayari, nosotros tenemos que obedecer.
Kappa se fue refunfuñando —Iré al río y arreglaré esto.
—¿Hito a ti no te molesta tenerme aquí? — Pregunté mirándolo al ojo.
—¿le has puesto nombre al Hitotsume-Kozo? — Preguntó sonriente Hanako — Eso es tan lindo —Dijo poniendo su mano en mi espalda — Ven conmigo, te llevaré a tu refugio.
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La Montaña de los Tengu
RomansaTodo el pueblo le temía a los Tengu por ser seres despiadados, quienes aterrorizaban a todo aquel que se atreviera a cruzar las puertas del templo en la montaña. Una noche un grupo de saqueadores llegan al pueblo de Yuriko, en su intento de huir de...