Por arte de magia I - Eunha

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- Qué día más soleado - Digo mirando a la incandescente esfera que se encuentra sobre mi cabeza. - Solo si Sowon estuviera aquí... Estoy segura de que no sentiría tanto calor, si estuviéramos conversando o si simplemente ella estuviera a mi lado. - Cierro mis ojos con tristeza

Ya hacían aproximadamente seis meses desde el día que Sowon se fue a Europa, por motivos de su trabajo como modelo.

Cada día se vuelve más difícil la espera y más notable su ausencia, ya que nunca habíamos estado separadas por tanto tiempo. Ella y yo llevamos más de diez años de ser las mejores amigas e iniciamos una relación desde hace dos años.

- ¡Guahh! - Un pequeño gruñido salió de mi boca, mientras despeinaba mi cabello con mis manos en forma de total frustración. - Animo Eunha, tu amada llegará pronto y tendrán mucho tiempo para ustedes solas. - Me levanto de la banca en la que estaba sentada y empiezo a emprender la marcha hacia mi casa.

Mientras caminaba para salir del parque, vi a una señora de edad avanzada quien curiosamente estaba cargando con más de la cantidad de bolsas que su cuerpo parecía soportar. A leguas se veía que en algún momento se le iban a caer los paquetes, lo más irónico de la escena, es que la señora estaba pasando por un área en donde había muchas personas, pero ninguna se dignaba a ayudarla.

Caminé con paso rápido hacia ella. - Señora, déjeme ayudarle. - Dije estando a un costado de la Señora. La señora puso una sonrisa muy amplia. - Yo puedo sola, de lo contrario sería una molestia para ti jovencita- fueron las palabras que salieron de la boca de ella, pero lo raro es que aún seguía sonriendo.

- Nada de eso, usted no me será ninguna molestia, de todos modos, yo soy quien se está ofreciendo; sería un honor ayudarle. - Al decir eso empecé a tomar las bolsas más pasadas - Esta señora tiene mucha fuerza, porque realmente estaban pesadas. - pensé.

Tras caminar unas calles cerca del parque, a lo lejos se podía ver una casita de madera rodeada de una arboleda. Allí era el lugar al que se dirigía la señora según me había indicado.

- Bueno, jovencita hemos llegado a mi humilde morada. - La señora empezó a reírse mientras abría la puerta para meter los paquetes. Por lo tanto, me dirigía diligentemente a ayudarle con lo que hacía. - Aham no te preocupes que yo meto los paquetes, ya me has ayudado mucho. -

- Está bien. - Ya me había resignado.

- No te pongas triste, quizás allá adentro haya cosas que te puedan asustar. Jajaja. - Aflojó una carcajada. - Bueno te tengo un premio por haberme ayudado a traer todos estos paquetes, aun sin conocerme.

- No es necesario. - Dije apresuradamente ya que no la ayude esperando algo a cambio.

- Nada de eso además lo que te daré te podría ayudar de mucho. - La señora entró a su casa y después de unos tres minutos salió. - Toma. - Me dijo extendiendo un pequeño frasco color morado. - Si deseas algo, lo que sea, toma dos gotas de ese líquido y deseo concedido jajaja. -Se reía aún más fuerte, la anciana, tocando su estómago con ambas manos. - Ve, que se te hace tarde. -

- Si. Y gracias por el regalo jejeje. - Con esto dicho, retome la marcha hacia mi casa.

Estando ya en mi hogar, bueno la casa que mi novia y yo compartimos, me pongo a ver el frasquito que me dio la señora hace un rato; cuando de pronto el teléfono de la sala empieza a sonar.

- Aló, residencia Kim - Jung... - Digo argullosamente.

- Hola Eunha... - Quedé sorprendida al oír la voz de la persona que estaba al otro lado de la línea. - Sabes quién soy, ¿no? -

- Claro que sí, idiota. - Dije en un todo muy sonriente, pero haciéndome la enojada, como todas las mujeres solemos hacernos las difíciles.

- Amor, prepara la cena, porque estaré en casa dentro de unas cuatro horas. - pude escuchar una pequeña risilla del otro lado.

Por arte de magia (Wonha) [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora