Al día siguiente me levanté y fui a entrenar con Andy. Es el último día que nos queda juntos. Obviamente va venir de vez en cuando, pero no será lo mismo.
-Buenos días Val.
-Hola Andy.
Mientras caminábamos al gimnasio, decidí comentarle lo que me había pasado anoche.
-Anoche me escribió un chico.
-¿Ah si? ¿y que tal?
- Pues no se, fue extraño, ya lo conozco, pero se veía algo interesado.
-¿quién es?
-Nicolás, el amigo de Esteban.
-¿Cuál de todos?
- Alto, moreno, acuerpado, siempre andaba jugando fútbol con Esteban.
-Ahhh ese Nicolás.
Noté un tono peculiar en la voz de Andy, cuando recordó a Nicolás, como si le molestara.
Entrenamos como todos los días y luego caminamos a casa.
Llegué muy cansada, almorcé y tomé una siesta. Cuando me levanté miré el reloj y eran las seis de la tarde. Por dios, había dormido demasiado. Encontré unas ocho llamadas perdidas de Andy y muchos mensajes. Maldición. Tenía una cita importante mañana en la mañana en su lugar de trabajo y le acababan de avisar. Le tocó tomar el próximo vuelo. Me estaba llamando para despedirse. Bajé lo más rápido que pude, corrí hasta la entrada del edificio. Vi a todos mis amigos ahí reunidos.
-Andy, ¿dónde está?
-Se acaba de ir-me dijo Pablo.
No dije nada. Me devolví a mi apartamento. Le escribí a Andy.
-Lo siento, me quedé dormida. De verdad perdóname. Al igual, no hay de qué preocuparnos no es un adiós para siempre. Espero que te vaya de lo mejor amigo, aquí siempre estaré esperándote.
No me respondió. Esperé unos minutos. Seguía sin responder. Supuse que estaba ocupado, pendiente del vuelo o que tal vez ya estaba en el avión. Sonó mi teléfono, pensé que era Andy, pero no. Era Nicolás.
-Hi babe
-Hola
-¿por qué tan cortante? ¿te pasa algo?
Tenía tantas ganas de decirle que sí, que estaba muy triste y deprimida. Que extrañaba a mi hermano que ya quería que volviera, que odiaba el hecho de que mi primo no estuviera conmigo. Que una de mis mejores amigas se había besado con el chico que me gusta y que mi mejor se mudó de ciudad y no pude despedirme.
-No, sólo estoy aburrida.
-Mmm, eso lo puedo arreglar. ¿qué te parece si paso por ti y comemos algo rico?
La verdad no me desagradaba nada la idea.
-Está bien
-Bueno Val, paso por ti en una hora.
Val. Me había dicho Val. Sólo personas muy cercanas a mí me dicen Val. Pero me gustó. Tenía una hora para arreglarme. Así que me apresuré y tomé una ducha. Me coloqué una falda de jean con rotos, una blusa negra que dejaba ver gran parte de mi espalda y se amarraba detrás del cuello, con unos tenis blancos. Tenía el cabello muy lindo ese día así que bastó con tomar la rizadora y hacerme unos gajos sueltos, algo muy sutil y natural. Esta vez opté por echarme un poco de sombra en los ojos, nada exagerado, un color ladrillo bien difuminado en la cuenca, coloqué más iluminador de lo normal y esas argollas que me daban un toque especial. No quiero presumir, pero me veía espléndida. En lo que me echaba un poco de perfume, sonó mi celular. Era Nicolás.
-Ya llegué.
-Bajo enseguida.
Baje las escaleras, y vi una camioneta negra, muy linda por cierto, con los vidrios abajo y ahí estaba él. Subí al auto, lo saludé y nos fuimos.
En el camino me dijo:
-A ver Val, ¿a dónde quieres que te invite?
-A donde quieras.
Llegamos a un lugar donde vendían unos deliciosos crepes, era al aire libre y podías apreciar las lindas estrellas. Sonaba una música muy relajante, el ambiente estaba genial. Justo lo que necesitaba. Ordenamos y comenzamos a hablar. Me di cuenta que éramos polos opuestos. Si el decía azul, yo decía rojo; yo era hincha a morir del Barcelona, el era hincha a morir del Real Madrid; él amaba las hamburguesas mientras que yo era cien por ciento nuggets, y así con absolutamente TODO. Tal vez supondrán que fue una mala noche y que no nos llevamos bien debido a tantas diferencias. Sin embargo fue todo lo contrario, había una química indescriptible, simplemente no parábamos de reír, nunca me había sentido tan emocionada al hablar con una persona. Hasta nos tomamos una foto y la monté en mis historia de instagram. Quién diría que después de tal decepción alguien lograría despertar un sentimiento tan lindo en mí.
Después de comer, caminamos un rato por el lugar, me quedé fijamente viendo el cielo por unos minutos, no se cuantos las verdad. Pasó una estrella fugaz, me impresionó mucho, había visto muy pocas. Miré a Nicolás y me sonrió. Fue una sonrisa especial, cálida y pude ver en sus ojos que era una sonrisa sincera. Y me dijo:
-¿Nos vamos?
Asentí. La verdad no quería irme. No quería aterrizar de nuevo a la realidad. Era tarde, las calles estaban vacías, así que no demoramos mucho en llegar. Me dio un beso en la mejilla, nos despedimos y salí del auto.
Todo había salido tan perfecto que no lo creía. Creo que estoy exagerando. Solo salí con un amigo, no creo que él haya sentido lo mismo que yo sentí. Solo fuimos a comer. Me lo repetí unas mil veces. Estaba tan paranoica que ni siquiera sabía si en realidad todo había sido tan mágico o solo era mi imaginación. La verdad, tenía miedo. Miedo de volver a sentir. De volver a sufrir.
-No te hagas ilusiones, solo salieron a comer.-me dije a mi misma.
Dejé de darle vueltas al asunto, revisé mi celular y por fin Andy me había contestado.
-Si claro, te quedaste dormida.
-O tal vez estabas tan distraída con Nicolás que te olvidaste de tu mejor amigo.
Mi reacción n fue como que ¿disculpa?, ¿qué derecho tenía él para reclamarme?
Entendía que estaba molesto, yo también estaba muy triste pero no podía simplemente asumir sin siquiera preguntarme antes. Le respondí.
-No puedo creer que me estás diciendo esto. Ya te dije que me quedé dormida. Y eso fue lo que te pasó.
-Ok
No le respondí, sabía que estaba molesto. ¿y saben algo?, no me importaba, Nicolás me había arreglado el día, y me había sentido feliz, y había olvidado todo después de haber llorado por varios días. Merecía ser egoísta.
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SOLO CONTIGO
RomanceValeria, o como sus cercanos le dicen : Val. Está tan decepcionada y triste debido a una Tan inesperada traición que no cree en el amor. Hasta que le llega un mensaje de un chico que le dará un giro por completo a su vida. ¿Será suficiente su encant...