Proveedor

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Prompt: Candy (día 1)

Pareja: IchiRamu (Ichiro x Ramuda) 

Etiquetas: Oneshot, No es lo que parece, Random, Relación Establecida, Menos de 1k palabras

Resumen: Si se trata de hacer entregas en secreto, Ichiro es el hombre perfecto para el trabajo, el mejor proveedor.

Notas: Yes, ppl. Me acabo de enterar de esta semana de rarepair en tw y definitivamente tuve que hacer algo de mis ships. A todas mis rarepairs las amo mucho, así que espero que esto resulte bien pese a que tengo que ponerme al corriente<333

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Proveedor

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Ichiro responde el teléfono sólo cuando se asegura de que ni Jiro ni Saburo pueden verle u oírle. Es una llamada de negocios, pero no es del tipo del que quisiera que sus hermanos tuvieran conocimiento y por eso ha decidido atender afuera. Ichiro suelta un suspiro y responde la llamada en un murmullo bajo. La ansiedad corriendo por sus venas.

—Ya tengo lo que me pediste. ¿Dónde te veo? —dice apenas llevarse el teléfono contra la oreja. Sus ojos no dejan de supervisar el lugar en busca de alguien que pudiera estar escuchando a escondidas. No hay nadie.

Al otro lado de la línea, una voz esperadamente gruesa le responde. —Donde siempre. Tengo asuntos que resolver ahora, pero si llegas para las cinco creo que podré verte.

A Ichiro no le tranquiliza el modo en que suena ese "creo", pero intenta ignorarlo con todas sus fuerzas y en su lugar simplemente responde. —Cinco, entendido.

Está por colgar el teléfono, después de todo no puede permitirse que le vean haciendo transacciones sospechosas en horas libres donde se supone que pasa un tiempo de calidad con su amada familia, pero esa voz tan familiar y extraña a la vez le interrumpe antes de poder hacerlo. —Y por cierto —escucha decir a esa voz gruesa que le hiela la sangre y no le deja pensar con claridad—, no te olvides de nuestro trato.

Ichiro tiene que soltar una risita ante esas palabras, pese a que recordarlo no le produce ninguna gracia. —No te preocupes —le asegura—, no lo olvidaría.

—Bien. Entonces nos vemos.

—Nos vemos.

Ichiro cuelga la llamada y de inmediato guarda el teléfono en el bolsillo de su pantalón. Por la calle no hay ni un alma que se vea, pero de cualquier manera Ichiro prefiere mantener las apariencias para despistar. Aquí no ha pasado nada, y silba de regreso a su hogar.

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Cuando llega a "donde siempre", que es en realidad un centro comercial, Ichiro prácticamente va camuflajeado: ha cambiado su ropa de siempre por una más colorida, y lleva un cubrebocas rojo sobre el rostro y un par de lentes de sol con forma de corazón puestos. Sí, definitivamente no resalta para nada en el ambiente del lugar.

Sin embargo, todavía se siente inseguro. Lleva la mercancía para entregar en una mochila que le prestó Jiro hace unas horas, e hizo todo el viaje pensando en la cantidad de cosas que podrían salir mal si alguien viera su contenido. Ichiro Yamada podrá ser todopoderoso a ojos de sus dos hermanos menores, pero definitivamente no sabría cómo lidiar con una calamidad de tal magnitud.

No puede mantenerse quieto en su lugar mientras espera a que llegue quien hizo el encargo. Ichiro no deja de ver el reloj. Marca las 5:12. Lleva ahí al menos quince minutos y la gente ya comienza a sospechar de su presencia. Por favor, ruega en su mente, tratando de no ponerse más ansioso de lo que ya está. Por favor, llega ya.

Su pequeña plegaria da frutos cuando reconoce una delicada mano tomarle de la muñeca y conducirle en medio segundo hacia un pasillo donde no concurre el mismo flujo de personas. La primera reacción de Ichiro es apretar la mochila contra su cuerpo; luego, simplemente suelta todas sus frustraciones en un suspiro ronco y se pone los lentes de sol sobre la cabeza para ver bien a quien le ha llevado hasta ese punto, hasta esa situación.

—Ramuda, no me asustes así. ¿Tienes idea de cómo estoy ya por tu culpa? —se queja Ichiro sin importarle que su voz llame la atención de las pocas personas que hay ahí. Frente a él, Ramuda se balancea sobre sus puntas y sonríe. Ichiro quisiera poder maldecirlo aunque sea en su mente, pero todo lo que puede pensar es que a Ramuda le queda bien esa sonrisa de falsa inocencia.

—¿Ehh? ¿Mi culpa? Pero si fue Ichirin el que propuso este modus operandi, ¿no? Dijiste que sería súper divertido, ¿nooo?

Ichiro levanta una ceja. No evita la sonrisa de lado en su rostro. —No, estoy bastante seguro de que fuiste tú quien propuso todo esto de la llamada y de hacer parecer que trafico quién sabe qué cosas. —Agregaría algo como que Ramuda sabe que esta clase de "juegos", como los llama su novio, ponen muy de nervios a Ichiro, pero no es necesario.

—¿En serio? —Ah, también le queda bien esa expresión de falsa sorpresa—. Bueno, eso no importa en realidad, ¿o sí?

Ichiro entiende a lo que se refiere y de inmediato le tiende la mochila a Ramuda para que compruebe por sí mismo la "mercancía". —¡Wahh! ¡En serio que mi Ichirin es el mejor! ~☆ —exclama Ramuda por todo lo alto al sacar una bolsa extra grande de sus dulces favoritos de la vida, que Ichiro manda traer solo para él desde Pakistán. Son los mejores caramelos de la vida, según Ramuda, y si eso es lo que le hace feliz entonces Ichiro está dispuesto a todo por conseguírselos.

Cuando Ramuda se le cuelga del cuello para abrazarlo, Ichiro ya tiene una sonrisa completa en el rostro y la ansiedad en su cuerpo se ha disuelto por completo. Sabe que su esfuerzo será recompensado más tarde, cuando ambos estén a solas e Ichiro llame a casa para avisarle a sus hermanos que no lo esperen para cenar.

HypMic Rarepair Week 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora