03.

663 66 3
                                    

Presente: estamos vivos.
Parte 2.

Hace cinco días que Creedence vagaba solo por las calles, vías y veredas, con la presencia de algún que otro iminente en ellas. Algunos carecían de brazos, otros de sus piernas e incluso a varios les faltaba la mandíbula. Verlos le revolvía el estómago, pero ya se había acostumbrado a la sensación.

Las provisiones en la casa de campo de sus abuelos se habían terminado, y además, ya había vaciado todos los supermercados, farmacias y quioscos al rededor del perímetro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las provisiones en la casa de campo de sus abuelos se habían terminado, y además, ya había vaciado todos los supermercados, farmacias y quioscos al rededor del perímetro.

Podía sentir como la falta de hidratación comenzaba a secar su boca, y sus músculos se debilitaban cada vez más. Con cada paso que daba su cuerpo se volvía más pesado, y las gotas de sudor ya no se atrevían a rodear la afilada estructura de su rostro.

-Maldita sea -masculló entre dientes.

Un inminente se acercaba hacia él, y en su desesperación para sacar el cuchillo, este se deslizó de sus manos para terminar en el suelo. Ya no tenía más remedio, el inminente ya estaba sobre él.

Trataba de alejarlo con todas sus fuerzas desde los hombros, pero el ente era muy pesado y su falta de masa muscular no le bastaba para derribarlo.

Lo último que hizo fue cerrar sus ojos y esperó lo peor. Pero lo único que sintió fue como el peso muerto del inminente cayó sobre él como una bolsa de papas.

-Cuidado con estos, son algo traviesos.

Escuchó alguien le hablaba. Se sintió aliviado cuando el peso del muerto se retiró de su pecho.

-Gracias -suspiró.

La vista de Creedence estaba puesta en el cielo. Pudo jurar que vio toda su vida pasar por delante de sus ojos una y otra vez.

Una botella de agua fue aventada a su lado.

-Debes ser más gentil si quieres que las personas se unan a la comunidad -le reprochó Percival a Torvi.

-Sabes lo que pienso.

Percival rodó sus ojos y se arrodilló al lado de Creedence, quien aún no podía recuperar el normal ritmo de su respiración.

-Siéntate -le ordenó Percival.

Creedence obedeció, y luego la botella ya abierta fue posicionada frente él.

Torvi estaba acostumbrada a esto de buscar sobrevivientes, pero eso no impedía que no estuviera de acuerdo. Según su lógica, los grupos funcionan mejor cuando más reducidos son, ya que habría menos posibilidad de que algunos actúen en contra de las autoridades de la comunidad y cometer tragedias. Lo decía por haberlo experimentado antes con otra comunidad que no prosperó.

-Gracias -pronunció Creedence recobrando el aire.

-No es nada -le dio unos golpecitos en el hombro y sonrió.- Tienes suerte de que te hayamos encontrado.

-Si...

-Tenemos una comunidad cerca de aquí, se llama Rainberry. Espero que aceptes la invitación, porque no dejaremos de insistir.

-Creo que me vendría bien -asintió y tomó la mano que Percival le extendió.

Torvi sólo rodó sus ojos, y comenzó a caminar hacia el auto en el que habían llegado, dejando atras a su compañero y al integrante novato.

Torvi sólo rodó sus ojos, y comenzó a caminar hacia el auto en el que habían llegado, dejando atras a su compañero y al integrante novato

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Sólo es así en la primera impresión, estoy seguro de que luego le agradarás -le susurró en su oído.

-¿Hay otras comunidades? -preguntó Creedence curioso, mientras subía al auto bajo la atenta mirada de Torvi.

-Tenemos conocimiento de una comunidad del otro lado. Según algunos de nuestro grupo, su nombre es Ávalon -mencionó Percival, mientras imitaba las acciones del pelilargo.

-Los rumores dicen que la mujer que tomó el mando es autoritaria... -aportó Torvi, sentándose en el lado del volante.

-Algún día lo sabremos...

MUERTE INMINENTE. [Zodiaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora