Soldado 16.

Kira.

¿Mi nombre? Nadie más que mi familia lo sabe, o tal vez ya lo ha olvidado.

Todos me llaman Kira ¿Qué significa? Antorcha.

¿Por qué me llaman así? No lo sé. Tal vez porque está hecha con fuego. Y el fuego quema.

Tengo dieciséis años, y ¿por qué te cuento mi historia? Porque todo va a cambiar. En un día me llevarán a un internado muy estricto. El ejército.

¿Algo u alguien a quién extrañar? Nop. ¿Qué si tengo amigas? Ni una.

¿Por qué el ejército? Por matar al hijo del intendente. ¿Por qué lo hice? Porque él me jodió la vida. Él muy maldito me golpeó, escupió, insultó y violó.

Me dicen Kira. Y ésta es mi historia.

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Me lavé los dientes como cada noche antes de salir de casa. Me dirijo a cometer mi último crimen. La venganza.

El muy maldito del intendente no contó bien la historia, y de una u otra manera haré que la sepan.

Camino rumbo al ayuntamiento. Todos me miran con odio y desprecio. Sin saber que la que sufrió más fui yo.

Estoy frente a las grandes y blancas puertas.  Abro la puerta derecha y oigo alguien gritar.

-¡Quieta!- Dí vuelta y observé a un policía apuntándome con un arma.

Alcé las manos y él se acercó lentamente aún apuntándome.

-Solo quiero hablar con el intendente- Supliqué.

-Si, y luego lo mataras ¿No?- Dijo esposandome.

-No lo mataré. Si quieres entra conmigo.- Ofrecí.

- No. Te irás a la carcel por esta noche.-

-¿Qué? Pero si no he hecho nada malo.- Dije.

-Oh, con que matar al hijo del intendente ahora no es malo.- Dijo el poli sarcásticamente.

-¿Kira? ¡Cariño qué haces aquí!- Oh no, mi madre. Ella sabe lo sucedido, por eso eligió mandarme al ejército antes de dejar que me pudriera en la cárcel.

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Daba vueltas en mi habitación esperando a que el policia terminase de hablar con mi madre y así me quitase estas cosas que pellizcan mi piel.

Mi madre es algo dura, coqueta y comprensiva. Pero aunque ella quisiera protegerme o ayudarme no podría. Es débil, como yo.

¿Qué cómo lo asesiné? Fue un accidente. Él me estaba violando y yo forcejeaba, hice que cayeramos de espaldas y su cabeza cayó en algo filoso.

Yo siempre fui el objeto de burla según todos. Él lo comenzo, insultandome, empujandome, tirandome al suelo para escupirme y patearme haciendo que los demás lo hicieran al ver que por más que lo intentase no logré nunca protegerme.

En la salida de la escuela siempre hay un grupo esperándome para hostigarme. Nunca he podido huir de ellos.

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Caí rendida en los brazos de Morfeo antes de que mi madre y John, el policía terminasen de platicar.