Capítulo 1:

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Capítulo 1:

Todo era distinto, antes de que supiera la verdad yo era distinto, pero todo cambio en el momento que la conocí, aún sin siquiera saber su nombre sabía que había algo en ella.

Recuerdo que era un chico que siempre seguía lo que me había enseñado mi familia, en este mundo tienes que hacer diferencias me había dicho alguna vez mi madre, en su momento pensé que se refería a que yo fuera la diferencia, por ese lado eh seguido sus palabras, aunque eso no era lo que ella quería decir, ella hablaba de que supiera diferenciar entre los dos grandes grupos que dividían nuestra sociedad, los Solei y los Darkness. Ambos bandos tienen un odio profundo el uno por el otro, siempre han vivido en guerra hasta hace un tiempo atrás en el que se produjo “la paz” que es como nombraron al periodo en que cesaron la lucha física y se pusieron a conversar. Llegaron a un acuerdo elegirán un presidente que no estuviera a favor de ninguno y velara por el bienestar de todos, pero eso no era precisamente lo que sucedía. Así es como empieza esto, un día me levanté sin pensar que pasaría y que consecuencias tendría. La luz del sol entraba por la ventana, suave y cálida, intentando a forzarme con suavidad para que me despertara, salí un poco adormilado de la cama, mi uniforme se encontraba sobre una silla, pulcramente doblado, era un día en el que no hacía precisamente ni frío ni calor, uno de esos días en los que me gustaba ir a la escuela caminando, me vestí con bastante calma, aún era muy temprano, el uniforme era una camisa, corbata, pantalones, zapatos y chaquetón, todo del blanco más puro, en el cuello de la camisa y bordes de la chaqueta habían bordados dorados con formas de rayos solares. Me acerqué al espejo, me veía como casi cualquier solei, cabello rubio aunque el mío era un poco más oscuro al igual que mis ojos  mientras que el de los demás eran azules tan claros como el cielo, los míos ciertamente eran como el cielo pero cuando hay una gran tormenta, tenían extrañas motas grises.

-¡Darren se hace tarde! –gritó mi madre desde la cocina, salí de mi habitación y fui hacia donde ella.-

-Estoy listo –ella sonrió al verme, mi padre al parecer había madrugado y se había ido al trabajo más temprano que nunca. Mi familia era el ejemplo de los que seguían pensando en que los darkness eran lo peor y de esa forma me criaron para mí ellos eran de ese tipo de seres que te harían sufrir solo por placer, porque ellos son hijos del demonio, mientras que nosotros somos hijos de la luz, seres que hacen el bien y son el perfecto ejemplo para los demás.-

-Lleva tus cosas, intenta no volver muy tarde –besó mi mejilla, me acompañó hasta la puerta- ¿estás seguro que no quieres que te vaya a dejar en el auto?

-No, gracias –Ahora ella se iba a trabajar, mis padres trabajaban para el gobierno, eran bastante importantes, vivíamos en un sector acomodado de la ciudad. Yo iba en el mejor colegio, en el cual solo iban Soleis, los Darkness vivían al otro lado de la ciudad, técnicamente la mitad era nuestra y la otra mitad suya, ellos tenían su propia vida y sistema. Aunque ambos bandos tienen que convivir juntos, según las leyes, ambos se pueden juntar, incluso hasta casarse como cualquier pareja, pero nada de esto se sigue, ni siquiera existe algún colegio para Darkness y Soleis. Y si alguno se casara con alguien que no fuera de los suyos sería muy mal visto por la sociedad y le harían la vida imposible, por lo cual nadie lo hace. Sin embargo hay unos cuantos jóvenes que si se juntan con el bando contrario, aunque, son más los Soleis que pasan la “línea” que nos divide. Llegué a la escuela, mis primos me esperaban, todos íbamos en la misma clase, además vivíamos cerca, éramos unidos, casi como hermanos, eran dos, Eric y Sebastian. 

-¿Cómo estás? –Preguntó Eric, es de mi estatura, ojos celeste claro, su sonrisa era la más dulce que podías encontrar por aquí, uno de los rizos de su cabello caía rebeldemente hacia su ojo derecho.-

-Es extraño, pero desperté muy bien. –le sonreí.-

-Tal vez pasará algo bueno para ti –dijo Sebastian pasando su brazo por mi hombro, sus ojos eran de un azul profundo, su sonrisa era un tanto irónica y había cortado su cabello por lo que era más liso que el de su hermano. Si lo vemos de un solo punto de vista ese fue el mejor día de mi vida y si lo vemos por otro lado también fue el peor. Entramos a la escuela, cantamos el himno de los Solei como se hace en cada inicio de semana, entré a la sala íbamos los tres en el mismo curso, hasta ese momento, el día había sido bastante normal hasta que me llamaron de dirección.-

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⏰ Última actualización: Sep 22, 2014 ⏰

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