Capítulo 2

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-¡Si! La verdad que tienes razón, es algo muy variado.
Creo que si tuviese que escoger uno sería...-

Cuando Susan empieza una conversación con su mejor amiga Kate, no se detiene hasta que no le queda batería.

-Susan... Son las siete de la mañana... ¿No podrías...? Espera... ¿Las siete? ¡Las siete! Entro a las siete y media... V...vale.... Me preparo como un rayo y seguro que llego a tiempo.-

Pero no fue así. Al final llegó diez, tal vez quince minutos tarde.

En la clase había un gran silencio, hasta que cierta persona lo interrumpió abriendo la puerta de un portazo.

-¡Pero bueno! ¿Que clase de modales son esos jovencita? ¿Y porqué llega tan tarde?-

(---) tenía una de las peores suertes que te podrías imaginar y debido a aquello, su tutora fue nada más y nada menos, que Amanda, la profesora más insoportable de todo el centro escolar.

-L...lo siento...- Se ruborizó y quedó sumida ante las desagradables palabras de su tutora.

Todos en el salón estaban más que contentos, ya que la larga charla de responsabilidad duró toda la aburrida clase.

-¡Y a demás...! Bueno, parece que ha sonado el timbre, eso significa que puede sentarse y... Que debo ir con los insufribles mocosos de primer grado.-

Se frotó los ojos y se ubicó en el que sería su nuevo asiento en clase.
A (---) le encantaba observar los hermosos paisajes siempre que podía, e aquí que se quisiera sentar en un pupitre apartado pero al lado de una gran ventana.


Las clases transcurrieron con normalidad, hasta que llegó el momento que muchos esperaban... El recreo, o como muchos maestros lo llaman, la jungla.

-Bien... Supongo que... Me sentaré en los bancos del fondo...-
Tomó su bocadillo y trotó hasta su destino.
Lo desenvolvió, abrió la boca y cuando estaba apunto de morderlo, algo chocó contra ella.

-¡Eh! ¡FÍJATE MÁS PEDAZO DE...!- Sus palabras fueron callando a medida de que observaba mejor al chico que se encontraba con ella.

-D...disculpa... Y...yo... No me fijé...- Este lucía muy arrepentido de sus actos.
-Eh... No te preocupes, más bien, debería ser yo la que se disculpe, te he hablado de un modo inadecuado. Mil disculpas em...-
-Jeremy... Jeremy Woods...-
-Bueno pues... Mis disculpas hacia ti, Jeremy.-

(---) pasó el recreo hablando con él, era muy agradable, algo tímido y sincero, pero le agradaba.
Jeremy era bastante bajito para su edad, algo más alto que la suicida, pero no mucho.
Tenía el cabello castaño oscuro y desaliñado, unas ojeras grandes que daba a entender lo poco que había dormido y su piel era pálida como una hoja de papel.




-Bueno, ¿y que tal tu primer día en el instituto?-
Su madre estaba realmente interesada en su hija.
-Bien... He hecho un nuevo amigo.-
-¿Hm? ¿Y cómo se llama?-
-Jeremy Woods.-

Al momento los murmullos que habían en la sala cesaron, su madre tembló y soltó en seguida la cuchara, haciendo que está se caiga al suelo.

-¿Qué sucede? Yo...-
-Cállate...-
Por primera vez, su madre le había mandado a callar, cosa que le sorprendió bastante.

Su padre se despidió, recogió su plato y se fue a dormir, su hermana hizo lo mismo, solo que esta tenía los ojos rojos y con alguna lágrima.

-Mamá...¿Pero qué pasa...?-
-Recoge tu plato y vete a dormir anda..-
Su madre lucía demasiado sería y melancólica.
La había cagado, no sabía cómo pero la había cagado.

Se fue a dormir, pero no lograba conciliar el sueño, solo quería responder a las preguntas formadas en su cabeza, "¿qué sucedía?" "¿qué tenía que ver Jeremy con su familia?"
Decidió dar una vuelta a hurtadillas para despejarse y aclarar todo lo ocurrido.
Cogió lo mínimo indispensable, su chaqueta de cuero, las llaves y un pequeño cuchillo por si las moscas.

Su mente estaba tan concentrada que caminaba sin rumbo, a los pocos minutos no sabía dónde estaba, miró a su alrededor, estaba en el bosque, pero no en cualquier parte, si no, en la más profunda.
Había señales de "prohibido el paso" "peligro" "animales salvajes" por doquier.
Miró su reloj, las dos y media de la madrugada... Se sobresaltó y empezó a buscar el camino de vuelta; desesperada, subió a la copa de un árbol, pero lo único que se podía observar eran árboles y más árboles.
Se dejó caer, no le importaba hacerse daño, por que en el suelo había una montaña de hojas, obvio, era otoño.

Al tocar el suelo, se dio cuenta de que no solo se trataba de hojas, si no también de piñas.

Rebuscó en su mente y se le ocurrió una idea, seguir sus pisadas.
Vio unos huecos, y pensó que aquello sería. Siguió y siguió caminado, hasta toparse con unas llaves.

-¿Hm? Parecen mis llaves, pero yo las tengo... Aquí...- Metió la mano en su bolsillo y sacó sus llaves, dándose cuenta, de que no estaba sola en ese oscuro bosque.

Una gota de frío sudor recorrió su rostro, cogió las llaves y salió corriendo, no sabia en qué dirección, pero solo quería ir a otra parte.
Luego de un largo rato, sus piernas dolían demasiado, pero, podía ver algo, una luz. Se llenó de alegría y corrió con todas sus fuerzas, si, por fin había salido de ese tenebroso bosque, ahora solo debía buscar su casa.

-¿Biekane? Este... No es el pueblo...-
Frustrada, se sentó y suspiró.

-Espera... ¡Aquí hay gente! Puedo pedir que me lleven a Rock Stone.

Buscó con la mirada algún coche, pero nada, tenía que caminar hacia el interior del pueblo.

Cruzó la esquina de una calle y se cegó con las luces de un vehículo.

-¡D...Disculpe!-
-Si, dígame señorita.-

Era un chico joven, bastante atractivo, con cabello castaño claro, ojos oliva y cicatrices por la cara. Portaba una bufanda larga a rayas y una chaqueta de cuero marrón.

-Em... Me perdí en el bosque y me preguntaba si... Me podría llevar a mi pueblo.-
-Depende, ¿a qué pueblo se refiere usted?-
-Rock Stone.-
-Si, la puedo llevar, no está muy lejos. Súbase.-

El camino estaba sumergido por un enorme silencio incómodo.

-Y... ¿Cómo se llama?-
-Liu... Liu Woods.-
-¿Woods? Es extraño, con usted ya son dos Woods que conozco.-
-¿Hm?-
-Si, ayer conocí a un chico llamado Jeremy Woods.-
-Jeremy... Mmm... No me suena mucho.-
-Jeje... Bueno...-

Y otra vez volvió el silencio incómodo.

-Bien, ya estamos.-
-Vale, muchas gracias Liu.-
-No hay de que, adiós.-
-Si, adiós.-

Estaba tan feliz, que corrió a casa dando algún que otro salto.
Al fin llegó, abrió la puerta con cuidado y subió poco a poco las escaleras hasta alcanzar su cuarto.
Se puso su pijama y cayó en los brazos de Morfeo.



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Bien, ¿que tal este capítulo?
Por cierto, el nombre de los pueblos me los he inventado, a no ser que existan y no lo sepa, pero bueno.

¿Crees que Liu tendrá que ver en la historia?
Déjamelo en los comentarios plis.

Muchas gracias por leer.
Un cordial saludo y hasta luego.

Yoko.

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2021 ⏰

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Mi cielo nublado... (Masky x Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora