Ice Cream » kth

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— ¿Pero ya lo has intentado antes?

— No, nunca... ¿pero qué tan difícil puede ser? —dije levantando los hombros y frunciendo el ceño. Definitivamente no creía que fuera difícil, aparte había leído sobre el arte de la sexualidad, y se leía bastante fácil, un tanto impúdico pero fácil. Todo se basaba en un mítico mete y saca por unos minutos y listo.

— Entonces Eunbi, no puedes llegar y lanzarte al abismo. Definitivamente deberías investigar más... —ambas guardamos silencio y nos miramos, yo estaba ansiosa y ella nerviosa—. Quizás si le dices de una vez por todas a Tae que eres una maldita virgen intocable, tenga la paciencia de enseñarte y no sea tan brusco contigo —finalizó.

Me levanté de la cama a toda prisa y comencé a dar vueltas por la habitación con ambas manos en mi cabeza, la situación me estaba poniendo los pelos de punta— ¿Estás loca? Taehyung cree que perdí la virginidad hace ya tiempo, no puedo llegar y decirle que la diosa del sexo que él se imaginaba es en verdad una monja recién salida del convento. No, no, no.

— Serás estúpida...

•••

Las horas pasaron, Yeji se había ido a su casa hace unos cuarenta minutos, dejándome casi una hora para poder arreglarme y prepararme antes de que Tae llegara. Mis padres estaban fuera de la ciudad por una convocatoria de profesores y eso me dejaba la casa para mí sola por al menos un par de días, en los que no dudé en invitar a mi novio.

Las manos me sudaban y apenas si pude hacer el delineado en mis párpados por los temblores que me provocaban los nervios. Había decidido dejarme el cabello suelto y usar ropa bonita pero no elegante, tampoco es como que la supuesta cena de reunión fuera lo importante de la noche. Dudé en si colorearme los labios, no quería que luego se el rosa desparramado por toda mi cara, nada atractivo.
El timbre sonó y mi estómago parecía querer salirse por mi boca. Me miré una vez más al espejo procurando que me viera lo bastante decente y corrí al recibidor.
Abrí la puerta rápidamente y ahí estaba Taehyung, sus ojos se hicieron pequeños apenas me vio, dando paso a una sonrisa cuadrada que dejaba a la vista sus preciosos y brillantes dientes. Llevaba una chaqueta denim holgada que cubría su camiseta blanca, unos jeans azul claro semi ajustados y sus botas negras que jamás se quitaba, su cabello castaño claro caía lacio por su frente cubriendo parte de sus pobladas de cejas.
Se inclinó hacia adelante y pude sentir su perfume que me volvía loca. Nuestros labios se unieron suavemente por unos segundos, los de él estaban tibios y esponjosos.

— Te ves muy bonita —dijo mientras acariciaba mi mejilla con su pulgar—. ¿Puedo?

— Claro, claro. Pasa por favor.

Comíamos frente a frente, habíamos estado hablando de lo que queríamos hacer apenas termináramos el instituto. Reímos bastante, Tae era muy bueno en hacerme sentir cómoda aunque los nervios seguían a flor de piel y cada minuto que pasaba era un minuto menos para el ansiado momento. No lo habíamos conversado previamente pero era bastante obvio lo que iba a ocurrir.

— Tae... ¿Qu-quieres ver una película? —la voz me tembló y me sentí en evidencia, aunque él pareció no darse cuenta y asintió suave mientras se limpiaba las comisuras con una servilleta.

Taehyung me siguió hasta llegar al extenso sillón blanco frente al televisor, prácticamente se dejó caer sobre éste y tomó el control para poner algo. Yo estaba congelada, me senté con sumo cuidado a un lado de él y coloqué mis manos sobre mis rodillas cubiertas por el pantalón de jean.

— ¿Qué te sucede, Eunnie? —habló sin mirarme pero con el ceño fruncido levemente—. Has estado algo... tensa —ésta vez se volteó hacia mí. Apagó el televisor para hablar mas seriamente. Su mano se elevó hasta la altura de mi cara y con su índice levantó mi mentón con delicadeza para que lo mirara a los ojos.

EROS 𓂉  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora