EROS 𓂉 [+18]

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(sin editar)

La estruendosa música de ritmo pegajoso retumbaba en mis oídos al igual que en mi pecho. Había tanta gente en el reducido espacio que era casi imposible caminar sin golpearse varias veces y tropezar con los demás, aparte de que la poca iluminación tampoco era de mucha ayuda, y apostaba a que al menos la mitad de estas personas ya estaban ebrias.

Había salido del baño hace ya varios minutos y aún no lograba divisar a Hye, le había dicho que me esperara junto a la puerta pero al parecer sus ansias de festejar y pasarlo bien eran mucho mas grandes.
Si bien conocía a casi todos aquí, eso no significaba que fuera a entablar conversación con cualquiera.

Seguí buscando a mi amiga entre la gente hasta que una fría mano me jaló de la muñeca de manera precipitada, era Hye.

— Están jugando siete minutos en el paraíso —gritó en mi oído para que pudiera entenderla, tambaleándose— ¿Jugamos? —sonrió divertida mientras alzaba las cejas de arriba abajo con el labial algo corrido.

— Ugh, no gracias.

Probablemente habría dicho que sí en otro entorno, pero nuestros compañeros de clases eran todos unos babosos y brutos con las hormonas disparadas, y aun que yo también, no andaba de ganas.

— ¡Ya! no seas aburrida, inténtalo una vez y si no te gusta, pues nos emborrachamos y bailamos —dijo esta vez agitando un vaso azul con apenas contenido de lo que fuera que estuviera bebiendo, obviamente ya estaba algo ebria y no había nadie mas insistente que Hye borracha. Acepté.

Me llevó hasta otra sala de la casa y allí entre tropezones y gritos me apuntó al círculo desordenado de jóvenes sentados en el suelo alrededor de una botella ya vacía de cerveza que uno de los chicos hizo girar mientras todas la miradas se enfrascaban en la pieza de vidrio.
Varios de ellos se me hacían familiares, pero otros eran totalmente desconocidos para mí, y por la confusión di un pequeño paso atrás que me hizo chocar con el hombro de Hye.

— Mira. Hoseok ha traído algunos amigos y ese que esta allí... —dijo apuntando con el vaso ya vacío en alto, a un chico de cabello gris, nariz pequeña y labios gruesos— Ese es Jimin, me tocó con él y nos besamos por varios minutos en el baño—rió.

Enseguida me volvió a jalar del brazo y me dio señales para que me sentara junto a ella, los demás no parecieron percatarse de nuestra aparición, pues estaban con la mirada fija en la botella.

— Jeon y... —habló el chico de cabello gris entre risitas. La botella giró y giró, hasta que se detuvo frente a...— ¡Hye! ¿Hye, otra vez?
Hye se removió a mi lado, en señal de incomodidad pero sin dejar de mostrar una pequeña sonrisa. Sus ojos se conectaron con los de Jimin para luego girarse hacia los míos.

— Como a mí ya me tocó —dijo con su mano en el pecho y hablando como si de una clase teatral se tratara, dijo— ofrezco a Eunbi como tributo —esta vez su mano en el pecho se posó en el mío y yo no supe qué decir.

— Acepto —dijo una voz que no supe distinguir hasta que Jimin le dedico una mirada de complicidad. El de cabellos grises pareció entusiasmado con la idea.

— ¡Que sea Jeon y Eunbi, entonces! —exclamó Jimin a la vez que alzaba su vaso en señal de celebración.

Mi mente trabajó a mil por hora, intentando entender cómo todo ocurrió tan rápido, pero si acababa de llegar al grupo.
¿Y quién era Jeon? Jamás lo había visto ni escuchado de él, probablemente era otro de los amigos de Hoseok, no se podía negar su atractivo pero el no estar ebria como la mayoría, no me daba la confianza para dar el primer paso.
Jeon se empinó la botella de cerveza, dándola por terminada mientras de un brinco se ponía de pie. Hye me daba pequeñas palmaditas en la espalda con la que mentalmente la escuchaba decir "Vamos port todo, campeona".
Me puse de pie cuando Jeon me tendió su mano para ayudarme, no sabía exactamente qué decir, así que solo lo seguí mientras sentía la mirada de todos detrás de mí acompañado de uno que otro vitoreo de entusiasmo.
Jeon me guió hasta el baño que estaba especialmente reservado para este juego, parecía que todos se habían puesto de acuerdo en que estaba estrictamente prohibido entrar a menos de que la botella te eligiera.