Capítulo 1 - ¿Y éste quién se cree?

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Me levanté como de costumbre por el sonido de mi despertador, 6:30 A.M, mierda, no podría haber tenido más sueño en ese momento.

Mi pregunta siempre había sido esa, ¿por que hacen los horarios de la escuela tan temprano? Digo, el día para el estudiante debería comenzar mínimo a las 12 del día, ¿no?

Reí para mis adentros mientras me estiraba por semejante pensamiento de una chica a la que no le gusta hacer nada, alguien bastante vaga. No solía ser así, pero es desagradable despertarse a esa hora, para ir a ver a un anciano hablar muchas horas seguidas, que fastidio.

Me llevanté finalmente y tomé mi cabello en una cola, la cual resultó salir más alborotada que de costumbre. Entré al baño de mi habitación y me di una ducha lo más rápida que pude, para luego ponerme unos jeans ajustados, unas zapatillas y una blusa traslúcida, no lo bastante como para estar enseñando de más, de todos modos era lo bastante recatada como para llevar al colegio.

Luego de cepillar mi cabello y mis dientes, tomé mi bolso y bajé al primer piso, dónde supuse que encontraría a toda mi familia. Sí, ahí estaban todos. Al llegar a la cocina, tomé una tostada y un vaso con jugo, cuando estaba todo listo, salí sin esperar a mi hermano, a quien de cierto modo a veces llegaba a odiar, por culpa de él mi vida había cambiado, por él tuve que dejar todo atrás, ¿Por qué? Porque a él se le ocurre empezar a tener malas amistades y comenzar una vida repleta de drogas. Y mis padres, quisieron alejarlo de esos niñatos que no hacían más que vivir inhalando y fumando cosas ilegales, trayéndonos aquí, a una ciudad aún más repleta de ellas.

¿Dónde está la puta lógica de todo esto?

Continué caminando con la mente hundida en mis pensamientos, que no hacían más que abrumar negativamente mi vida, hasta llegar a lo que era mi nueva escuela.

Ayer fue mi primer día y no hice ningún amigo, no es que nadie se me haya acercado, de hecho, me habló una chica de esas que se visten de negro con camisetas de metallica, y no fue de mi gusto hablar con ella. Luego se me acercó un chico que lucía demasiado interesado en mi amistad, era empalagoso y me abrazaba sin siquiera conocerme, tampoco fue del todo de mi agrado.

Espero tener suerte hoy.

Entré a la sala de clases y noté que había alguien sentado en mi lugar, sin refunfuñar para no armar peleas, me senté en un lugar que supuse que no era de nadie, ya que había estado vacío ayer y hoy.

Maldita sea, las horas se me hacían eternas aquí. Sentía como si hubieran pasado 5 horas ya, y solo llevabamos 2 horas.

Recosté mi cabeza en la mesa con las manos a mis lados y cerré los ojos, hasta que abrieron la puerta, y por instinto inmediato miré. Pude ver a un chico que entró sin dar explicaciones de por qué venía llegando tan tarde, sin saludar al profesor, y con un cigarro aún encendido en la mano. Se sentó en el puesto vacío a mi lado, y lo analicé con la mirada.

Entró sin mirar a nadie, y se sentó. ¿Y éste quién se creía? Esto no es un bar de putas como para entrar despreocupadamente fumando.

Bieber, apaga el cigarro. - Dijo el anciano escribiendo algo en un libro y acomodándose las gafas.

Oí un bufido de fastidio de parte del chico este, Bieber, y luego lo vi tirar el cigarro al suelo y pisotearlo.

Lo miré nuevamente. Él tenía el cabello castaño claro, terminado en un jopo, y tenía un perfecto perfil. Unos ojos mieles que quizá podrían derretir la antártica completa, por lo que pude ver, eran profundos, me quedé un rato viéndolo disimuladamente, claro.

Tenía una camiseta negra ajustada, que dejaba ver sus brazos fuertes, los cuales estaban llenos de tatuajes, o al menos uno de ellos, ya que el otro estaba hasta el codo nada más. Llevaba un pantalón negro también, y unas supras de un color amarillo flúor que resaltaban bastante que digamos.

Tomé un lápiz y comencé a escribir lo que el profesor dictaba rápidamente, y por lo que noté, el chico éste no escribía nada, ¿a qué venía?

Lo vi arrancar un trozo de hoja de un cuaderno y escribir algo en él, no le tomé importancia y seguí escribiendo.

Sentí unos dedos alarmándome de algo en el brazo, y me encontré con el trozo de papel en mi mesa. Le di una mirada a el remitente de el papel, Bieber, para luego abrir la carta.

"Nena, no estás siendo del todo discreta."

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Y Bieeeen, aquí estoy con el primer capítulo de The Most Dangerous.

Espero y haya sido de su agrado, quiero comentarios y votos:(

The Most Dangerous - Justin Bieber y tú -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora