Neko Corporation~ Chriserick Jobdiel

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Durante la noche, Christopher se quedó junto a Erick en ese horrible lugar, de algún modo había logrado vestir a su pequeño cuando este estaba ya dormido. Una vez lo logró y lo sentó entre sus piernas, con el cuerpo de Erick casi hecho un ovillo sobre el suyo, se quedó dormido, pasando la noche entera ambos enroscados en ese rincón de la casa abandonada. A la mañana siguiente el mayor estuvo muy feliz de ver a su pequeño despertar sin un horrible resfriado y él, sin contar con la herida que le fastidiaba, estaba bien también. Sacó su celular, marcando el número de Christopher, realmente no tenía ganas de hablar con Richard, y seguro no lo haría en muchísimo tiempo.

-¿Por qué mierda me llamas si no son ni las seis de la mañana, Christopher?

-¿Quizás porque estás durmiendo en mi cama? O tal vez ¿Por qué estoy encerrado en un estúpido lugar a punto de morir de hipotermia con una maldita herida abierta?.- Zabdiel se terminó de despertar cuando escuchó los casi gruñidos por parte de su amigo, quitando el brazo del cuerpo dormido de Joel, sentándose en la cama, dejando que el frío del suelo roce sus pies.

-Sí, son buenas razones. -Zabdiel se levantó, tomando su pantalón y colocándoselo.-¿Encontraste a Erick?

-Por suerte sí, está aquí conmigo. -Quizás a Zabdiel le sorprendería un poco el cambio en el tono de voz de Christopher, de gritarle hasta parecer la voz de los El señor de los Anillo, a esos idiotas enamorados de las películas como Tres metros sobre el cielo sabrá Dios qué, a Zabdiel solo le gustaba el Señor de los Anillos.
Escuchó el pequeño gruñido de su castaño en la cama, estirándose y meneando la cola a la par con sus esponjosas orejas Castaña. Zabdiel se acercó, cubriéndolo bien con las frazadas de la cama y dejando un suave beso en la cien de su gruñón novio.

¿Y esta bien?.- Terminó con el jean, buscando donde sea que haya dejado su camisa roja a cuatros.- quiero decir, ¿Estás bien? ¿Te duele mucho? ¿Llevo una ambulancia?

-No, estoy bien. -El cálido tono de Christopher le hizo saber a Zabdiel que seguro estaba admirando a su minino dormir, porque era lo más probable, Erick era un gatito, los gatos no suelen levantarse tan temprano, o Joel era el único vago, quien sabe.- Solo necesito que me ayudes a salir de aquí, el lugar por donde entré me raspó la piel y bueno, ya no sangra, Erick se encargó de eso, pero no quiero salir con otro igual, así que si puedes traer un fierro o algo para ayudarme, te lo agradecería.

-Como los viejos tiempos, eh - Ambos sonrieron, recordando sus travesuras de más jóvenes. -¿Puedo dejar a Joel aquí o eso cuenta como un "Desalojen mi casa y no se olviden de limpiar"?

-No, por mí no hay problema. Tengo mi auto cerca, solo quiero salir, Zabdy. Te dije que tengo planeado llevarme a Erick a un mejor lugar, pero por ahora mientras más alejado esté de la zona donde se supone que está Erick, mejor. Iré a ver a mi madre.

-¿Con Erick? ¿Estás loco?

-¿Una mejor idea que aportar, Zabdiel?

-¿Y Richard?

-Tengo llamadas perdidas de él, no le he contestado, creo que con esto sabemos que no puede con la responsabilidad, así que iré con la mujer que sabe mantener a seis hijos sin contarme a mí y no perder la cabeza, seguro Erick le encantará.

-Tu mamá es grosa

-Sí, bueno, tiene que pagar por sus años ninfómanos.

Ambos soltaron grandes carcajadas, pero Christopher se calló cuando sintió a su pequeño removerse en su regazo. Él no tenía problema con bromear de esa forma sobre su madre, ya se lo había dicho a la cara muchísimas veces, y es que tres compromisos diferentes y siete hijos no era algo que cualquiera pudiera mantener, encima continuar siendo tan fuerte, paciente y luchadora. Sus hermanos menores aún vivían con su madre y vaya que los amaba, pero ir a esa casa era literalmente visitar una guardería, de no ser por Agostina y Valentina, que estaban entrando a su etapa de rebeldía.