Capítulo 2

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Al terminar la reunión Elsa fue directamente con Anna, quería contarle cada detalle y saber su opinión al respecto. Pero no contaba con que la chica estaba fuera con Kristoff.

"Debería estar puliendo los últimos detalles de su boda no escapándose con su prometido" pensó mientras iba a su lugar seguro.

Entró en su oficina soltando un suspiro, daba vueltas de un lado a otro pensando en sus próximas decisiones, tenía que conseguir alianzas lo más rápido posible, se escuchaban rumores sobre que el reino Black planeaba extender sus territorios, lo cual no era nada favorable para cualquier reino vecino.

Existían dos maneras de conseguirlo, la primera era teniendo una deuda exagerada e imposible de pagar, por lo que si Black apoyaba con recursos ese reino se convertiría en parte de sus dominios.

La segunda opción y la menos conveniente, era si el reino enemigo atacaba, una lucha con el objetivo de derrocar a ese reino. No podía permitirse que llegara a ese punto, Arendelle era un reino poderoso, bastante rico si se permitía decirlo, además que albergaba magia, y si el Rey Black consideraba esa una opción haría que se arrepintiera.

Pero estaba frustrada, había podido comprar tiempo respecto a su matrimonio aunque eso no aseguraba que todo estaba bien. El bienestar de su reino era primero, aun cuando sabía que no era necesario un hombre en su vida ¿podría casarse?

Tenía veintiún años, era la primera reina en gobernar sin algún antecesor que la aconsejara, era astuta al resolver los problemas que se presentaban, su educación fue perfecta, ¡ella tenía dones!

¿Cómo era posible que todo se redujera a casarse con un hombre para ser más capaz? ¿Acaso Arendelle no era confiable si no había un hombre a su lado?

Dio un golpe sobre la mesa, tenía mucho que hacer y pensar.

—¡Lilia! —llamó a su ama de llaves. Esperó un instante para que la mujer entrará.

—¿Si majestad? —preguntó haciendo una leve reverencia.

—Llama a Eugene, necesito hablar con él. Y si ves a Anna dile que la estoy buscando.

La mujer asintió y salió a cumplir lo que se le había ordenado.

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El sonido de espadas resonaba por el lugar, dos personas estaban en un arduo entrenamiento

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El sonido de espadas resonaba por el lugar, dos personas estaban en un arduo entrenamiento.

—Quita esa sonrisa, terminarás en el suelo- dijo el más alto de los dos.

—Ya lo veremos —respondió el joven que lo enfrentaba.

El chico sostenía la espada con seguridad, recién había cumplido 16 y a pesar de no ser tan alto ni musculoso lo habían tomado en cuenta para formar parte de la guardia real, y por si fuera poco estaba entrenando con el capitán de la misma.

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⏰ Última actualización: Mar 29 ⏰

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