LA JOVEN SONRIÓ INTENTANDO ANIMAR A SANSA, pero ésta giró el rostro con desagrado. Al parecer seguía molesta y celosa de ella.
La puerta sonó y Shae, quien se encontraba más cerca corrió a atender. Era Lord Tyrion junto a su escudero, el joven Podrick del que Blyanna había escuchado rumores en las cocinas y pasillos de la fortaleza roja.
Las sirvientas abandonaron la habitación dejando solamente a las damas de compañía de la Stark.
— Lady Sansa. —saludó cuando ella se puso de pie.
— Luce muy apuesto mi señor. —halagó jugando con sus manos en un acto de nerviosismo.
— El esposo de tus sueños. —intentó bromear para relajar el ambiente lleno de tensión.
Blyanna sintió aflicción por el pobre hombre. Podía ver en sus ojos el amor que sentía por Shae, aún cuando decían no conocerse y lo actuaban muy bien, pero a ella no se le escapaba nada. Siempre había sido muy buena observadora, tuvo que serlo para descifrar lo que le sucedía al callado y tímido Jon Snow.
— ¿Podemos tener un momento a solas? —vaciló avergonzado—. Podrik, ¿podrías acompañar a las damas de compañía?
Shae fue la primera en salir apresurada y sin esperar a Blyanna, pero ella lo comprendió.
Quedó de pie frente a Sansa queriendo decir algo, incluso abrió la boca, pero de inmediato la cerró sin encontrar nada adecuado para la ocasión. Hizo una reverencia y salió siendo seguida por el joven escudero.— El rey le ordenó a Lord Tyrion que no hiciera acto de presencia en la boda. —comentó tomando valor para sacar las palabras—. No desea que Lady Sansa se vea rodeada de sus amistades. —se detuvo y la miró de reojo—. Él no desea ver feliz a la joven Stark.
Blyanna asintió débilmente mirando por la ventana el Septo de Baelor. Una lágrima se escapó de su ojo derecho deslizándose a través de su mejilla y rompiéndose en su vestido.
— Jamás quise venir aquí, pero yo le sirvo a la familia Stark desde que soy una bebé. —contó con la voz entrecortada—. Quería servir a Robb o a Bran, pero Lady Catelyn dijo "No, ellos son hombres. Tú serás dama de compañía de mi hija Sansa". No reclamé aún cuando sabía que me quería lejos de sus hijos varones creyendo que los seduciría. —soltó una risa amarga—. Sansa siempre fue una joven difícil, caprichosa, envidiosa y soñadora. No le importaba dañar a los demás para obtener lo que quería, pero en el fondo tenía un corazón noble. Amaba a sus padres con todo su corazón. Ella realmente merecía un castillo y un buen hombre que la amara, en cambio recibió dolor y humillaciones por parte de la familia Lannister.
Podrik la miró vacilante, dio un paso adelante, pero en seguida retrocedió. Repitió la acción dos veces más hasta que se decidió en rodear sus brazos sobre la joven norteña.
— Lo siente tanto, Lady Snow. —pronunció suavemente. — Nadie merece tal dolor.
Blyanna soltó una pequeña risa separándose del chico.
— Hace mucho que nadie me decía Lady Snow. —confesó bajando la mirada—. El único que lo hacía era Jory Cassel y murió a manos de Ser Jaime Lannister.
Un hueco se creó en su estómago al pronunciar el nombre del rubio. Tenía casi un año sin saber nada de él, Lord Tyrion le decía que estaba bien y que su padre, Tywin Lannister, hacía todo lo posible para traerlo de vuelta.
— Quizás debería descansar. —aconsejó—. Será un día largo y el rey no desea verla con Lady Sansa.
— Lo sé, ya lo has dicho Podrik, pero no quiero descansar. —suspiró mirando los jardines—. Quiero caminar. Ir a otra parte que no sea la fortaleza roja. Todo este tiempo aquí lo he pasado encerrada en estos muros, al servicio de Sansa.
— ¿Alguna vez ha probado el pastel de manzana que hornean en el pueblo? —cuestionó con una pequeña sonrisa.
— No, pero me encantaría. —su risa hizo eco en los pasillos. Podrik le ofreció su brazo y Blyanna no dudo en tomarlo.
Ambos caminaron con mucha tranquilidad por las calles poco transcurridas, el bullicio de los burdeles incomodó a la joven más de una vez, pero el escudero intentó persuadirla contándole alguna historia de su pasado.Entrada la noche, Blyanna intentó regresar a la fortaleza roja, pero los guardias se lo impidieron de una manera no grata, alegando el hecho de que el banquete se estaba llevando a cabo y el rey no la quería ver cerca.
— Supongo que me quedaré un rato por aquí. —murmuró avergonzada—. Puedes irte Podrik, ya has pasado mucho tiempo conmigo, no es necesario que sigas aquí.
— Lord Tyrion me ordenó que la cuidara con mi vida y eso voy a hacer. No puedo contradecir sus órdenes o tendré mala fama y nunca llegaré a caballero, además de que deshonrare el apellido de mi familia.
Blyanna levantó una ceja sin comprender lo que el chico decía. ¿Por qué Lord Tyrion estaba tan empeñado en cuidarla?
El era un buen hombre, había defendido a Sansa y de paso a ella, pero había algo más. Esta vez era diferente, Podrik cuidaba de ella, no de Lady Stark.— Toda mi familia ha sido escudero alguna vez. —explicó brevemente mirando a los guardias—. Tengo una idea.
Tomó con delicadeza el brazo de Blyanna guiándola hacia los estrechos callejones de Desembarco del Rey. Varias veces, la chica se llevó un susto cuando vio una rata cruzando frente a ella, Pod solo reía ante eso y continuaba deslizándose hasta los túneles.
— ¿Cómo sabes de este? —preguntó asombrada, observando detenidamente la oscura entrada.
—Lord Tyrion me contó de esto cuando estaba ebrio. Debo confesar que tengo una excelente memoria y lo recuerdo a la perfección. —contó tomando una de las antorchas y entrando al túnel.
Blyanna lo siguió después de mirar a su alrededor y descubrir las oscuras calles cubiertas por una espesa neblina. Sonrió y no dudo en pensar en ''el invierno se acerca''.
Los túneles eran un espacio reducido, pero gracias a la pequeña figura de la norteña todo se facilitaba, salvo los pliegues de su vestido y zapatos manchados de lodo.
Mientras tanto, Podrik caminaba confiado sin titubear ni pensarlo dos veces.— ¿Por qué quieres ser caballero? —interrumpió el silencio y se dio cuenta del eco de su voz.
— Porque sería el honor más grande de mi vida. —respondió en un tono más bajo—. Pero lo que más deseo es ser un guardia real.
— Sabes que nunca podrás casarte, ni tener hijos. —señaló con melancolía por Jaime—. Aunque supongo que las mujeres harán fila para hacerte romper vuestros votos.
Podrik se detuvo de inmediato, obligando a Blyanna a hacer lo mismo. Ella abrió sus ojos y se dio cuenta de lo que había dicho. Sus mejillas se tornaron rojas y supo que él podía verlo gracias a la luz de la antorcha que sostenía.
— Lamento que haya escuchado eso. —susurró acalorado—. Una dama como usted no debería oír esas barbaridades.
— Oh, no, no. —repitió avergonzada—. No soy una dama.
— ¿Por qué no? —Podrik arrugó la frente—. ¿Solo porque no posee un apellido de alta cuna? Yo creo que todas las mujeres son unas damas.
— Eres único Podrik, estoy segura que algún día serás el caballero de capa blanca que tanto añoras. —le susurró dejando embobado al joven—. ¿Seguimos?
Una vez que llegaron hasta la fortaleza roja, Podrik colocó una capucha sobre el cabello de Blyanna para resguardarla del peligro. La guió hasta sus aposentos y no se marchó hasta que la joven cayera en un profundo sueño.
Sonrió estirando su mano para acariciar la mejilla de la joven. Ella parecía tan irreal ante sus ojos, lamentaba que todos la trataran como una bastarda cuando merecía ser una princesa.
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WEAK HEART
FanfictionBlyanna Snow, una huérfana acogida por Eddard Stark en su familia, se convierte en la dama de compañía de Sansa siendo afectada por los errores que comete la pelirroja. Con la llegada de la familia real al norte y el ascenso de Lord Stark como mano...