El No-Inicio.
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-Quiero ir a ese juego-
Decía la pequeña Solar de tan solo seis años viendo a su madre fijamente a los ojos con una tierna sonrisa a la vista de cualquiera. Aquellos juegos mecánicos era lo más esperado de la feria de primavera para cualquier niño.
-Está bien, vamos-
Dijo por fin su madre, rindiendose ante aquella mirada y tomando de la mano a la pequeña, fueron hacia el tan deseado juego para después pagar el boleto de entrada para Solar.
No tuvieron que decirle a la pequeña dos veces el "Listo, puedes subir" cuando ella ya estaba en su cochecito en forma de oruga morada esperando a que el juego arrancara, pero había un pequeño problema, el cochecito era para dos personas.
Cuando ella notó aquello solo le restó importancia y movió un poco sus pies con desespero, a esa edad el juego era como una gigante montaña rusa, pero realmente era un juego mediano, no tan grande.
-Disculpa, pequeña-
Aquél comentario llamó su atención y dirigió la vista a su lado y agachando la cabeza un poco para lograr ver que al lado de su mamá había una señorita con un niño de aproximadamente cinco años en sus brazos.
Solar hizo un movimiento de cabeza para que aquella señorita continuara con lo que estaba diciendo.
-Puede subirse mi niño a tu lado?-
Aquella pregunta voló en su mente por un par de segundos mientras veía sus pequeñas manos y luego los demás cochecitos del juego ya que había más lugares que estaban vacíos, hasta que por fin volteo a verla y simple y sencillamente respondió.
-No-
Entonces su madre la vió sorprendida al igual que la otra señorita.
-Solar, por qué no?-
Pregunta su madre viendola fijamente a los ojos esperando la respuesta de la pequeña.
-Porque no y ya-
Dijo sin importancia y volteo a ver al niño todabía más pequeño que ella para regalarle una tierna sonrisa, como si se estuviera disculpando por aquello.
La madre del niño desconocido y con bonitas mejillas solo rió y asintió con la cabeza a lo que Solar había dicho, y Clarisa, su madre solo se disculpó con ella.
Cuando la señorita y el niño se alejaron de a poco el juego empezó y la pequeña no paraba de reír, risa que al acabar el juego desapareció, no porque quisiera subirse otra vez sinó porque su madre la miraba seria.
-Qué?-
Pregunta la pequeña tomando la mano de ella y la mira con un pequeño puchero en sus labios.
-Por qué no quisiste que el niño se subiera al juego a tu lado?-
Se agacha hasta la altura de su hija, buscando una respuesta coherente de una niña de apenas seis años, pero cuando esta se la dió ella se quedó sorprendida.
-Es muy bonito, el juego seguramente lo haría llorar y yo no quería que lo hiciera; a parte, me gusta estar solita, dejame estarlo y no te enojes conmigo-
Responde lentamente viendo a Clarisa a los ojos, quien sorprendida por aquellas palabras solo le dió un beso en la mejilla y continuaron por la feria con una sonrisa plasmada en sus labios.
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10 Años Después.~•~•~•~•~
Pov. Solar.-No quiero que mi alma se muera y ya no haya algún pedazo de mi ser que pueda ser rescatado.-
Dije de repente al estar sentada en el suelo de mi escuela comodamente al lado de mis dos mejores amigas, Fátima y Evelyn quienes voltearon a verme lentamente, justo como siempre lo hacían cuando yo decía algo parecido en los tres años de conocernos.
-Eres muy profunda-
Suelta Fátima mientras mira ahora a lo lejos como en la cancha de básquetbol un grupo de estudiantes juegan.
-Si, aveces no entiendo lo que dices-
Completa Evelyn viendome y yo solo río bajito mientras veo a un punto fijo y puedo sentir su mirada intrigada sobre mi, no entiendo que es lo que quiere entender, para mi está más que claro, debería ser un delito no entendernos todos aunque también sería una estupidéz que lo hicieramos.
-Lo sé-
Sigo viendo ese punto que en los últimos minútos me resultaba muy interesante, tanto como para perderme en el y que la plática de ellas dos diera un giro momentaneo del cual yo no estaba enterada, no podía dejar de pensar en otras cosas, cosas irrelevantes e importantes al mismo tiempo.
Los minútos se fueron volando y cuando menos me dí cuenta ya era hora de la próxima clase, nos levantamos y las tres fuimos a nuestra aula donde seguimos con las clases.
Mientras las horas pasaban yo me hacía cada vez más preguntas. Imaginaba como sería si fuera un poco bajita ya que tengo unas largas y delgadas piernas, o si ya iba a cortar mi bendito cabello que estaba comenzando a molestarme, tal vez cambie mis gafas por otras, no lo sé, ahora solo quería hablar conmigo misma.
Todo iba perfectamente bien pero de repente apareció un problema, o más bien, una persona que desgraciadamente es mi compañero.
-Si, se le voltea al joto-
Dijo aquél tipo de cabello largo y ojos malditamente pequeños con una risa burlona acompañando sus palabras. Yo no pude evitarlo y me acerqué a el.
-Jota es tu forma de hablar, si es homosexual o no, cuál es el maldito problema?-
Pregunto viendolo a los ojos, si, estaba enojada y no me importaba que la mayoría de mis compañeros me tuvieran miedo. No es broma, ellos me piden perdón con solo verlos, claro que no los he golpeado, no entiendo por que me temen aunque me siento orgullosa de que lo hagan.
-Ninguno, ya largate-
Dice sin verme y yo solo maldigo en voz baja para después regresar a mi lugar y continuar con la clase.
Si, joder, puedo ser la defensora de los derechos humanos si se me da la gana, puedo ser un maldito demonio si lo deseo o incluso una de las mejores personas del mundo aunque nadie quede libre de culpa, no me importa, solo soy lo que soy y no necesito probarle nada a nadie.
No puedo ni quiero hacer otra cosa más que rendirme ante mi misma.
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Hola, soy Elena y esta es mi primera historia, espero les guste.
•~Hasta Luego~•
-6.
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Mentes Perdidas
Teen Fiction"Somos un par de mentes perdidas en el mismo mundo invisible que ellos no pueden ver." Pequeña partícula de este universo, las personas que te rodean no lograrán ver las cosas como tu lo haces, pero al menos puedes intentarlo, corriendo el riesgo de...