Como cada noche espero fuera del restaurante de siempre, congelándome con este frío mortal mientras tú probablemente estás convenciendo a tu novia para que te deje ir, diciéndole que sólo vas a una reunión de trabajo cuando en realidad estás ansioso por venir a mis brazos.
Yo espero como siempre. Hemos acordado vernos a las diez y ya son las once menos veinte, pero yo aún espero; sé que siempre llegas tarde, sé que ella jamás quiere soltarte.
Mis manos están congeladas, mis labios ya se han agrietado y la bufanda apenas me mantiene caliente. Pero no me importa, jamás me ha importado. Podría morir de hipotermia esperándote y no me importaría. Sólo porque eres tú.
Maldito seas, Cho KyuHyun. Maldita sea esa noche de verano en que caí a tus pies.
. . .
. . . .Era un viernes como todos para mí. Un viernes más en el que iría a comer con mi hermano menor y su novia. Esta vez habían escogido un restaurante cerca del centro para reunirnos. JongJin me había avisado que una pareja más nos acompañaría en esta cena; no me importó, ¿por qué lo haría? Ya no era capaz ni siquiera de sentirme solo. Un homosexual en Seúl no puede buscar pareja libremente y encontrar a más que se sientan atraídos por su mismo género cada día se hace más difícil.
¡Oh! No me he presentado. Bien… ¡Soy JongWoon! Primer hijo de una pareja que se ama y hermano mayor de un enano suertudo que lleva tres años con su novia. Y sí, soy gay. Gay de clóset en realidad. Volviendo a lo que iba…
Me encontré con JongJin y mi casi cuñada fuera del restaurante, ella hablaba por teléfono mientras JongJin me explicaba que la muchacha había tenido que marcharse de Seúl urgentemente esta mañana, pero que el novio estaba en camino a encontrarse con nosotros en un momento.
Ingresamos al restaurante, nos sentamos en una mesa algo apartada del resto y cuando el mesero se nos acercó coqueteó conmigo mientras atendía a la feliz pareja frente a mí. Sobra decir que no perdí oportunidad, ¿verdad? Digo, no es común que un chico coquetee tan descaradamente con otro y él no estaba nada mal. O eso hasta que vi unos ojos de un color marrón precioso, una cabellera chocolate y… mierda, ¡sus ojos! Sus ojos me tenían cautivado.
El precioso espécimen saludó a JongJin desde lejos y pronto comenzó a caminar hacia nosotros. Miré a mi hermano en busca de una explicación a una situación que él desconocía, pero JongJin sólo hacía señas llamando al chico. Había comenzado a ignorar al mesero hasta que se inclinó un poco para llamar mi atención, él se veía algo frustrado. Le sonreí con nerviosismo y apenas el hombre llegó a nuestra mesa, me deslicé por el sillón de vinil hasta quedar casi pegado al enorme ventanal de mi derecha. No sé si alguno de los cuatro habrá notado mi reacción infantil, pero ninguno lo demostraba al menos.
—Hola, JongJin-ee, MinAh-ssi. Lamento la tardanza, me he perdido en el camino. — Me sentí entre decepcionado y aliviado al ver que me ignoraba, pero al instante se volvió hacia mí y me sonrió. Dios. ¿Cómo no morí en ese instante? Esa sonrisa era hermosa. — Uh, ¿debes ser JongWoon-ssi, no? El hermano de JongJin-ee. Soy KyuHyun. Es un placer conocerlo, Jong-ee suele hablar mucho de usted. — ¿JongJin hablaba de mí? ¿Eso podía ser verdad?
—Siéntate, Kyu. JongWoon no te va a comer. — Me gustaría poder hacerlo, pensé. Pero antes había recordado que el chico tenía novia. Aunque eso no evitó que me estremeciera cuando él se sentó a pocos centímetros de mí. Ahora… ¿dónde se había metido el mesero? Todavía podía coquetear un poco con él.
La cena transcurrió tranquila. JongJin fue muy amable al intentar mantener una conversación en la que todos pudiéramos participar. Debía agradecerle más tarde por evitarme una cena incómoda.
Cuando ya terminábamos de comer, sonó el teléfono de mi cuñada. Ella respondió y su expresión nos intrigó a todos. Comenzó a lagrimear y JongJin le exigió saber qué sucedía: su madre había sufrido un pre-infarto y ahora iba camino al hospital. JongJin se ofreció a llevarla y se disculpó con el precioso espécimen y conmigo. Nosotros sólo pudimos asentir, preocupados también por el estado de la madre de MinAh.
Así fue como JongJin me abandonó con el espécimen más caliente que había visto antes. Un espécimen con varias sorpresas, debo confesar. Cuando estábamos completamente solos, él se volteó a verme, me enseñó una pícara sonrisa y posó su mano en mi muslo. Me sorprendió, sí. Pero también hizo que una descarga eléctrica recorriera mi cuerpo entero.
— Estás en buenas manos, JongWoon-ssi. — Cuando le oí no supe qué responder. ¿Qué estaba haciendo ese chico? — Vamos a divertirnos, la noche es joven.
— ¿Qué haces? Tú… tienes una chica esperando por ti. — Era un rechazo. Algo débil, pero era una negación a su oferta. Él rió. Dios. Esa risa no era menos hermosa que sus ojos o su sonrisa. Me embobó, sin duda.
— Sí, tengo una chica esperando por mí. Una chica que sólo quiere mi dinero, que es melosa e insoportable. Una chica que no tiene atractivo alguno. — No noté cómo iba acercándose a mí hasta que estuve, como antes, pegado al ventanal. Estaba encima de mí y su mano acariciaba ligeramente mi muslo, deslizándose desde la parte interna a la externa, y después nuevamente a la interna. Estaba sintiéndome acalorado. La sangre estaba repartiéndose por mis mejillas y por ese lugar que él no debía tocar. — Vamos, chico sexy. Sé que quieres decir que sí. No te niegues al placer, JongWoon-ee…
No me lo esperé. ¡De verdad! Yo no esperaba que él me acariciara tan descaradamente en un lugar público, pero ahí estaba, con su mano en mi entrepierna, presionando la erección que crecía allí. Gimoteé intentando no llamar la atención. Había cerrado los ojos sin darme cuenta y cuando los abrí vi al mesero de antes, mirándome con los ojos encendidos de pura lujuria. Extendí una mano hacia el hombro de KyuHyun y me sujeté de él para incorporarme. Él sonrió, con esa sonrisa diabólica que antes había enseñado, y luego, sin desaprovechar ni un momento, atrapó mis labios con los suyos y me dio un beso que me hizo perder la poca cordura que me quedaba. Cuando me permitió respirar, jadeé—: Vamos…
….
Diez minutos después comienzo a impacientarme. Haz tardado demasiado. Siento que hasta mis pies se han congelado y está doliéndome más que físicamente. Quizá ya no llegarás…
Resignado y con la cabeza gacha, acurrucándome en mí mismo para soportar el frío, me volteo y choco contra alguien. Las grandes manos rodeándome me hacen ver hacia arriba. Después de todo, sí has llegado…
— Corté con ella. — Tus palabras me sorprenden y lo notas. ¿He oído bien? Me has prometido esto por meses, siempre creí que sólo era para mantenerme contigo. Pero esto… — No podía soportarla más. Es terrible, Jong. No quería que viniera. Yo… le dije que no estaba más interesado en las chicas. Se desnudó e intentó que la tocara, ¡está loca! No le puse un dedo encima, yo sólo te quiero a ti.
Logras conmoverme con tus palabras. Estás siendo sincero y puedo leerlo en tus ojos, en tu expresión, en la forma en que me acunas entre tus brazos. Me haces sentir tan cálido. Mi corazón está palpitando tan fuerte que debes sentirlo, ¿lo haces? Ya no siento frío aunque mis manos y pies estén congelados. Estoy feliz.
— Jong… Estás muy frío, bebé. Perdón por hacerte esperar. Te invitaré a un café para que entres en calor y luego… luego iremos a mi departamento. Esta noche te haré el amor como nunca antes, mi vida.
Carcajeo despacio y cuando comienzas a caminar te detengo. Me miras intrigado, pero tu expresión es tan cálida. ¡Me he enamorado de ti, imbécil! Sólo te sonrío, te sujeto por el cuello y me coloco de puntillas para besarte. Aquí, frente a todo el mundo. ¡No me importa lo que digan!
— Te amo, KyuHyun. —No puedo guardármelo, debes saber que en realidad me has enamorado. Tú sonríes, me tomas por la cintura y vuelves a unir nuestros labios.
— Te amo también, JongWoon. ¡Te amo! — Me besas. Una y otra vez. Entre carcajadas, sin importarte las miradas de la gente. Te amo, me amas, ¡es lo único que importa ahora!
Bendito seas, Cho KyuHyun. Bendita sea esa noche de verano en que caí a tus pies.