El cuarto de JiMin emite dolor.
Las sábanas celestes tapan por completo a un bultito que está aferrado a una almohada, en posición fetal, como si con ello se estuviese protegiendo de todo lo malo que lo rodea. Un pelinegro vela sus angustiantes sueños mientras lo acaricia levemente por encima de las mantas, como si con eso pudiera sanarle las heridas del alma o cicatrizar su dañado corazón. Él también está llorando, él también necesita que alguien lo acaricie y le transmita la paz que tanto necesita, él también necesita consuelo, pero sabe que no va a tenerlo.
Y JiMin solo sueña.
Sueña que vive junto a JungKook en una cabaña frente al mar, lejos de todo, lejos de todos. Fuera de una civilización que solo les hace daño. Fuera de unas leyes que aún no son capaces de entender que el derecho de una persona termina cuando el derecho del otro comienza. Fuera de la gente a su alrededor que piensa que el amor tiene límites, que el amor debe ser sexualizado y condena a una muerte lenta a los que no piensan igual a ellos.
Sueña que todos ellos no existen.
Sueña que JungKook le trae el desayuno a la cama y comen entre risas y besos, que él le prepara el almuerzo con ese pescado blanco que un abuelito del puerto les ha regalado, que preparan un postre juntos entre crema de leche y besos de miel. JiMin sueña que JungKook le hace el amor con devoción, que él mismo se entrega con honestidad y que de una unión tan pura y sin malicia, nace cada día un amor como no se ha encontrado jamás.
Un amor que solo ellos pueden sentir.
JiMin sueña también que caminan descalzos por la arena blanca y caliente, que dejan las huellas de su pasión infinita en ella, que el agua tibia del mar celeste llega a sus pies y los moja llevándose aquellas huellas, pero no su pasión. JiMin sueña en como JungKook corre tras él grabándolo con una cámara mientras él hace un baile sexy con su remera azul y sus pantalones cortos oscuros, con el cielo celeste confundiéndose con el mar como si fuesen uno solo mientras da golpesitos de boxeo en el aire queriendo tumbar algo inexistente, algo que no puede ver. Sueña después como JungKook lo graba nuevamente y ahora él también lleva una cámara pequeña para capturar el hermoso rostro de su príncipe cachorro. Tiene una camisa azul, con franjas blancas en los hombros, pantalones cortos y celestitos que eligió en una tienda de conveniencia y unos aretes que compró hace algunos años. Sonríe para la cámara que lo adora y JungKook le hace zoom a esa sonrisa que lo desarma.
JiMin sabe que es su modelo principal.
Sabe que es su musa, su inspiración, su lienzo en blanco. Aunque JungKook antes lo quiso negar en un fansing, JiMin lo sabe, sobretodo cuando después de aquel show, JungKook se acercó a él corriendo como una gacela y lo besó desesperadamente mientras balbuceaba que lo perdonase, que él era su modelo principal, que siempre lo sería. JiMin sonríe inconscientemente entre sueños mientras sigue añorando en lo más profundo de su mente, sus futuros días felices junto a JungKook. Sus futuros días de películas eternas, de karaokes totalmente desafinados porque ya no les va a importará cantar bien, sus futuros días de comidas deliciosas y de tardes silenciosas como la que se está imaginando justo ahora.
De futuros días de amor.
En su todavía sueño, JungKook no está pues ha ido a conseguir leña para el fuego de la chimenea. Él lee un libro llamado Romeo y Julieta. JiMin entonces recuerda cuando en uno de sus comebacks él le dijo a sus fans que eran Armyeo y él era Jimilieta o Jilieta, no se había decidido bien. Recuerda también como SeokJin le había dicho que aquella obra era una tragedia y él haciendo oídos sordos, no le hizo caso pues decía que ambos protagonistas del libro se amaron hasta la muerte así como él y sus fans lo harían.
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ɪꜰ ᴏᴜʀ ʟᴏᴠᴇ ɪꜱ ᴡʀᴏɴɢ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]
Short StoryJiMin y JungKook son dos de los integrantes de la banda más famosa del momento. Ellos guardan un secreto que podría destruir sus familias, sus carreras e incluso a ellos mismos. Una noche la verdad es desatada dejando así un largo camino por recorre...