ɪꜰ ᴏᴜʀ ʟᴏᴠᴇ ɪꜱ ᴡʀᴏɴɢ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]

CAPITULO 5 ( Wrong )

Los fuegos artificiales alumbran el cielo.

Es el último concierto de la gira que lleva casi siete meses en escena. Han pasado dos años desde que la verdad estuvo presente entre ellos. La carga emocional ha sido difícil, las cosas han cambiado mucho, los sentimientos se han fortalecido. Los siete miembros del famoso grupo han sufrido tanto, han madurado, llorado y crecido juntos desde cero. A veces, las cosas han sido muy incómodas, pero el amor que se tienen entre ellos ha sido y sigue siendo el más fuerte. Gracias a ese amor tan puro han vencido a la adversidad.

Han vencido el miedo.

JungKook tiene entre sus brazos a JiMin, acurrucándolo como si fuera su mundo. En realidad, él es su mundo entero pero no quiere decírselo porque JiMin es vanidoso y seguramente va a querer que se lo repita a cada momento. Aún así, sigue con sus brazos alrededor de él mientras el ruebiesito le sonríe con los ojos más brillosos que nunca, con la mirada más dulce del mundo. Los otros miembros están tras ellos viendo el como termina uno de los mejores conciertos que han dado antes de su largo descanso. Tienen una sorpresa preparada para las personitas que están gritando por y para ellos, para esas personitas que los han puesto en la cima del éxito.

Y que hoy tal vez los condenen.

Los siete se miran tomándose de las manos porque saben que el momento de la verdad ha llegado. Han pensado mucho sobre esto, han tenido que aguantar demasiado sobre la situación que hace unos años se presentó ante ellos. Hubo un tiempo en donde cayeron los siete juntos y estuvieron a punto de separarse, estuvieron a punto de disolver el amor que se tenían, estuvieron a punto de irse.

De huír.

De vivir los siete en una casa muy lejana, en una ciudad llena de paz y donde se podía sentir la naturaleza. Donde NamJoon podía ver museos y pasear en bicicleta, donde SeokJin podía ver alpacas y probar comidas deliciosas, donde YoonGi podía tocar el piano libremente y sentarse frente a un lago a componer. Donde también HoSeok podía abrir una academia de baile y hacer lo que tanto ama, donde TaeHyung podía ver arte, hacer arte puro.

Y donde JungKook y JiMin podían amarse.

Pero no pudieron. No podían dejarlas, no quisieron hacerlo. Porque no les importa si hoy ellas, su hermoso ejército, los dejan solos en el escenario tras lo que iban a decir. No les importa haber arriesgado una vida llena de paz y serenidad por ellas, a pesar de no saber si se quedarán o no al lado de ellos. Para siempre.

Por siempre.

Por eso hoy están ahí, con lágrimas en los ojos. Hoy JiMin ya no se siente culpable por lo que va a pasar, aunque el pesar en su pecho le indica que permanece en él, un poquito de temor. Hoy JungKook está orgulloso de todo. Hoy los demás saben que todo saldrá bien o al menos eso quieren creer. Tienen fe. Muchísima fe de que ellas se quedaran con ellos hasta el día que ya no existan en este mundo, de que ellas serán para siempre sus protectoras, de que serán lo que juraron ser hace años.

Su chaleco antibalas.

La puesta en escena ha acabado. Ellas esperan el último acto con esa canción que dará el cierre de tan famosa y aclamada gira. Esperan esa canción del último álbum, la que ya todas han aprendido para cantarla, esa canción tan bonita y sentimental. Esperan lo conocido. Esperan sin saber que hoy habrá un cambio de planes.

Que hoy cantarán esa canción que aman tanto.

Esa canción que les duele a cada uno de ellos porque nunca los llamaron cantantes, porque nunca creyeron que significaba tanto. Porque se sintieron capaces de conquistar el mundo con su música y hoy lo han logrado, porque aunque hoy los dejen solos, ellos las seguirán amando. Esa canción que representa todo lo que alguna vez fue soñado y hoy en día ya tienen entre sus manos.