El frío calaba mis huesos, la taza que sujetaba con café caliente empezaba a enfriarse, mire la luna, estaba nerviosa, no sabía si los agentes habían recibido los códigos, necesitaba terminar de una vez con esto, era increíble la manera en la que usaban a los niños para ganar dinero, había visto muchas cosas en este mes que había transcurrido robando, matando personas para poder ser parte del grupo, después de que esto terminara tenía que tomarme unas vacaciones y tener algo de terapia, mi compañero Francisco se acercó a mi lado
-¿Nerviosa por dar el golpe más grande esta noche?- me reí mientras dejaba la taza en la mesa
-Realmente no, sólo que es extraño que me hayan mandado contigo y no con Alfonso, aparte muero de frío, tenemos más de una hora en este lugar, no hemos recibido noticias, empiezo a aburrirme eso es todo- saque de mi pantalón una caja de cigarrillos, tome uno y lo encendí mientras sentía el sabor de la nicotina en mi boca, suspire, me recargue en la madera de la cabaña, comencé a sacar el humo por la nariz y la boca, una luz de color rojo se pudo percibir a lo lejos
-Aun no entiendo porque tanto drama para realizar un trabajo- le di la última calada a mi cigarro, lo tiré al suelo pisándolo
-Porqué hoy es el negocio más grande que haremos, doscientos niños vendidos hacia los estados unidos crees que es sencillo, después de este negocio podremos ausentarnos por varios años- sonrío mientras frotaba sus manos, levante mi pulgar ante su comentario, avance hacia las motocicletas que estaban en el lugar
-Bueno entonces en marcha- me subí a la motocicleta encendiéndola, el motor vibro bajo mi cuerpo, sonreí, esto iba a ser emocionante, acelere levantando el polvo de la zona, las luces de la moto alumbraban el camino, esquive las rocas, baje por un sendero, mientras más me acercaba las luces me iluminaban, una fábrica abandonada era el encuentro, una línea de hombres armados cubrían la entrada, me frene provocando un rechinar en las llantas por la velocidad a la que iba, me baje quitando el casco, Alfonso sonrío al verme
-¿Donde has dejado a Francisco?- me acerque hasta él
-Es una tortuguita, se ha quedado muy atrás de mí, no debe tardar- sonreí caminando detrás de él, entramos a la fábrica, el lugar era frío, el polvo se podía apreciar en todo el lugar
-Si van hacer negocios al menos deberían de limpiar los puntos de encuentro- camine por el lugar, mire mi reloj, eran las dos de la mañana, las voces del jefe junto con la de otros hombres se podía escuchar, pase la mano por mi cabello, no sabía que iba a pasar más adelante pero no iba a terminar del todo en una linda madrugada
-Mónica- la voz de Alfonso me hizo volver a la realidad, lo mire sonriendo, me hizo una seña con la mano, me acerque de inmediato al grupo donde estaban todos
-Tienes excelente puntería- antes de que pudiera responder un rifle de asalto con silenciador y linterna me fue entregada
-Cubrirás la puerta delantera con los demás hombres- no esperaba que me mandaran a cuidar la puerta principal, cuando yo había mandado a traer a todos los agentes para terminar con este negocio, las cosas iban bastante bien, estando yo al frente me iba a resultar sencillo ceder el paso a mis compañeros, moví la cabeza como afirmación
-Confiamos en ti, no nos falles- fueron las palabras del jefe, yo me reí por dentro, la confianza nunca existió en mi con ellos, atravesé la fábrica cargando el rifle, me coloque en posición con los demás hombres, quite el seguro del arma, observe con atención a los cuatro francotiradores que estaban en lo alto de la fábrica esto iba a ser divertido, no sabía cuánto tiempo había pasado, mi cuerpo estaba acalambrado por el frío, mire mi reloj dos y media de la mañana, un tráiler se distinguió entre la oscuridad, todos se colocaron en posición, al estar frente a nosotros un hombre con barba de color amarilla se asomó por la ventana, no dijo nada, sólo saco una tarjeta de color negra, un hombre la tomo y rasco leyendo unos códigos
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CAMILA & LAUREN
Hành độngMire el cielo, en otra vida estaba segura que estaríamos juntas de nuevo, porque el corazón siempre encontrara el espacio perfecto para poder vivir en esté mundo, ya no dolía más, nos amábamos pero no era el momento, ahora lo sabía, siempre tenemos...