Y aquí es cuando les cuento media historia de mi vida, pero como no tengo cabeza pa esa vaina, vamos a resumir un poquito la cosa.
Lo legal sería que dijera que me llamo Amelia Lee, pero como me llaman así cada vez que me van a prender peo, dejémoslo en Mia, o Lia, dependiendo de quién seas. Nací en Maracaibo, lo más bello. Donde está La Chinita, La Basílica, El puente y donde te vacilas la gaita los trecientos sesenta y cinco días del año las veinticuatro horas del día.
Sin contar el calor trimortal que te puede hacer cocinar un pedazo de carne en cualquier acera del estado.
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Nojoda, que bella es mi tierra.
Me mude a Caracas cuando tenía más o menos ocho años, actualmente tengo dieciocho y a pesar del vainero de tiempo que llevo aquí mi acento maracucho lucha contra el neutralismo, a veces (o sea, casi siempre) tengo que soltar al menos una expresión Zuliana cuando hablo porque sino, no soy yo pues.
No me mal entiendan, a pesar de que extraño el Zulia, llegar a Caracas fue el regalo más bonito porque aquí encontré a mi combito.
Los siete pendejitos que me acompañan pa arriba y pa abajo, con los que echo vaina, salgo a rumbas y con los que nos han mandado a callar más de una vez en lugares públicos por el escándalo.
Jungkook, Yoongi, Jimin y Hoseok fueron los primeros a los que les llegue a iluminar la vida puesto que en cuanto entré al colegio no ignore al carajito que se la pasaba gritando y corriendo todo el recreo ni a los otros tres que lo perseguían de allá pa acá. Namjoon y Taehyung llegaron un año después y finalmente Seokjin se unió a nosotros cuando cursábamos tercer año y el quinto, todo gracias a Hobi que lo trajo a nosotros.
Tan bellos, los amo.
Actualmente por cosas del destino (y la intensidad extrema) seguimos estando juntos incluso en la universidad.
Jungkook y yo optamos por Diseño Gráfico mientras que los demás eligieron desde Medicina hasta Ingeniería. Sabemos que pa nadie es un secreto la situación que atraviesa el país, pero pa alante es pa allá, porque mi hermana (o hermano), pa atrás espantan.
Sin embargo chico, y como siempre a mi me tiene que pasar algo, los bajones no me dejaban ser un persona académicamente productiva
Respiré profundo tratando de mentalizarme para no reventar la vaina esta a punta e coñazos cuando el regulador de energía hizo un cambio haciendo que la computadora se apagara, -otra vez- Malaya sea.
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