Capítulo V

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El atardecer cae poco a poco se esconde hacía el horizonte, amo profundamente los atardeceres al verlos me inspiran a hacer cosas que nunca me he atrevido hacer, al verlos me lleno de mucha paz y tranquilidad, como puede ser que algo que dure unas pocas horas se convierta en uno de mis pilares fundamentales para seguir adelante, como puede ser que algo tan pequeño se convierta en algo inmensamente grande para aquellos que lo vemos y apreciamos de el. Se esconde muy despacio hasta que se desaparece por completo, quizás no lo volveremos a ver de los mismo colores que estuvo aquella tarde, pero si podremos ver mas y mucho mas hermosos. La noche cae por completo, contemplo las pequeñas brisas de aire sobre mi rostro, brisas que me hacen sentir libre, la  noche está estrellada y con una iluminada y hermosa Luna, amo y odio las noches, las amo porque es el momento en el que puedo estar sola sin escuchar excusas, ni ruidos de nadie y, las odio porque hay recuerdos que me invaden y me derrumban hasta que reviento en lágrimas, pero no importa, al menos así puedo desahogarme de todo lo que me pasa.
Las noches son largas profundamente largas, hay noches que me duermo rápidamente pero así mismo hay noches en las que me cuesta dormir, miles de preguntas vienen a mi mente, preguntas que no les encuentro respuesta, preguntas que me hacen llevar al filo de mi abismo, pero sé que a todas esas preguntas las podré yo misma responder, solo es cuestión de tiempo.

Ya se que el tiempo se pasa muy rápido como para encontrar todas las respuestas de mis preguntas, pero con cada acto de mi rutina diaria las iré encontrando pero sé que aprenderé de ellas, todos sabemos que lo que hacemos ya sea para bien o mal nos deja una gran lección, lección que perdurará para siempre.

   

El maravilloso caos de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora