Yo, una ilusión [Chapter 1]

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Empezaré a contaros desde el principio, porque no quiero que te pierdas la mejor parte.

No muchos guardan los recuerdos amargos de su infancia, y los entiendo, nadie querría tener malos recuerdos de lo que puede considerarse como la mejor época de tu vida. Para muchos lo es, los juegos, los amigos y todas las pequeñas cosas que pueden ayudarte a hacerte feliz, sin embargo, para algunos no lo es.

Mi niñez, no fue buena, pero, tampoco fue la peor, no podía pedirle peras al olmo, nada podía hacer para cambiar algo como eso. Tendría que aguantar hasta que el destino decidiera acabar con esa pequeña etapa.

Mi madre siempre estuvo sometida a los maltratos de mi padre, nunca se defendió, solo huía algunas veces y cuando no podía hacerlo, simplemente era fatal. Mi padre, creo que podría considerarlo como la peor escoria, después de qué le arruinó la vida a mi madre, siguió con migo, no obstante, mi madre me salvó de eso. Decidimos irnos de allí, sin nada, esperando lo qué la vida nos pusiera por delante. Justo ahí aprendí esto:

''Desde ahora en adelante conviértete en la primera prioridad y sé tan cobarde como puedas. No hay necesidad de pelear una batalla sin esperanza solo para lastimarte. Ganas si huyes''. Fue lo qué dijo mi madre al ver que ya no podía seguir cuidando de mí y decidió dejarme a cargo de su madre, o sea, mi abuela.

Ganas si huyes. Esas palabras las he guardado por 10 años y hasta el momento no me han fallado, no hay necesidad de luchar por algo que sabes no vas a conseguir y simplemente vas a salir lastimado. Decidí que yo era mi primera y única prioridad y qué en el mundo no importa lo que pase con los demás, suena egoísta, pero esas son las reglas. Ganas si tienes los métodos para hacerlo, sobrevives si huyes y te mantienes vivo si vigilas de ti mismo.

Después de qué ella me dejó allí, no supe más de ella sino hasta que su féretro fue enviado a casa de mi abuela, había decidido volver al lugar del que había huido y allí terminó su vida. Lo había hecho para protegerme y eso jamás se lo podré pagar. Murió debido a los golpes ocasionados por la persona a la cual una vez llamé  ''papá''. Cuando fui a verlo a la cárcel, se rió de mí, no lo odio, pero tampoco siento compasión por él. Cada uno tiene lo que se merece, así de simple.

Al verla muerta, comprendí que estaba completamente solo, no importaba que hubieran personas a mí alrededor. Desde siempre lo había estado y así lo estaría por toda la vida. Ella no huyó y por eso perdió. Dejó una carta, pero no fui capaz de leerla sino después de tres años de ella haber muerto. Tenía unas pocas palabras las cuales jamás voy a olvidar.

[…]

Mi amado hijo, lamento mucho el no poder verte crecer y estar a tu lado en los momentos en los cuales debería. Se que te dije qué estaría siempre para ti, te lo prometí mientras buscábamos estrellas de color rosa aquella noche. Pero, tendré que romper esa promesa y espero puedas perdonarme.

Nunca odies el hecho de haber nacido, porque para mí, tú fuiste mi mayor tesoro y el día en el cual naciste, fue un el mejor de los días qué había vivido hasta ese momento. El simple hecho de recordar la sensación de abrazarte por primera vez, me hace llorar. Quisiera hacerlo de nuevo, sin embargo, ya es tarde. Mientras escribo estas pocas líneas, mi vida se está escapando de mi cuerpo. Ojalá puedas ser felíz algún día. No le guardes rencor a nadie. No olvides que Dios te ama y recuerda siempre qué ''ganas si huyes''.

Te amaré por siempre.

Mamá

[…]

Lloré demasiado, lo admito, pero llorar es de humanos. En ese momento, yo, me transformé en algo pasajero, al perderlo todo, me convertí en: Una ilusión.
















—Dv—

Estrellas De Color RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora