Segundo plan

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Era una locura, Draco sabía que sí

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Era una locura, Draco sabía que sí. Pero si le daba una oportunidad, una sola, de ver a Harry a solas, ¿no valdría la pena intentarlo?

Y aún tenía que invitarlo a Hogsmeade. Sólo quedaba un día antes de la salida de esa semana.

Iba a hacerlo.

De verdad iba a hacerlo.

Se aclaró la garganta, dejó su maletín a un lado de la mesa, y se apoyó sobre esta con ambas manos, para quedar a la vista de sus cuatro amigos.

—¿El abono que tendrían que haber puesto y no lo hicieron?

—Aquí —Susan tocó con un pie el saco que tenían bajo la mesa y asintió.

—¿El spray mata-plagas-y-deja-a-tu-monstruosa-planta-mágica-crecer?

—Aquí —Hannah alzó un bote de líquido azul claro, frunciendo un poco el ceño—. Qué nombre tan largo tiene.

—¿El cambio del spray de nombre-demasiado-largo-para-repetirlo?

—Aquí —Zacharias, a diferencia del resto, contuvo la risa al enseñarle un bote que era casi idéntico al de la muchacha.

—¿La distracción para Sprout?

—Yo la tengo —Justin levantó un brazo, del que sostenía una bolsa transparente, con un polvo rosáceo—. Va a enloquecer a sus plantas, sólo un poco, para que tengas oportunidad de hacerlo.

—Entonces...¿lo tenemos todo listo?

Se mordió el labio inferior al ver a sus amigos asentir. Volvieron a unir las manos en el centro, y Susan dio un brinco desde su silla y chilló cuando el resto de los estudiantes comenzaron a llenar los invernaderos. Se acomodaron en parejas, a excepción de él, que quedó relegado en la mesa del fondo.

A propósito.

La verdad sea dicha: Draco no era bueno para Herbología. Amaba las flores, amaba la idea de ver crecer a esos seres vivos, después de tener sus semillas en las manos.

Y odiaba la tierra.

Odiaba estar sucio, agacharse, mancharse la ropa. Por eso, eran los elfos de los Malfoy los que plantaban por él cuando era niño.

Al entrar a Hogwarts y verse obligado a ir a una clase donde podía ensuciarse, comenzó a emparejarse con Susan, a la que no le importaba terminar con la túnica arruinada. Fue una buena estrategia, hasta el segundo año, cuando una planta mágica fuera de control casi muerde a Hannah, y esta empezó a sentir miedo de la mayoría de los ejemplares de Sprout; ahí, Susan se convirtió en el compañera de su amiga, y Draco quedó con Justin, que a pesar de no tener tan buenas notas, tampoco tenía problemas para tratar con la tierra. Y le funcionaba.

Hasta que llegó Harry.

Harry, que no tenía idea de qué hacer con los germinadores y no entendía la diferencia entre abono y arenilla, y mata-plagas y revitalizante mágico.

DifícilmenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora