Un lindo día con "La Mesa Redonda"

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—Voy a salir

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—Voy a salir... — Decía la rubia mientras tomaba sus cosas.

Tristán, Bedivere y Lancelot la abrieron le puerta como si fueran unos mayordomos.

—Qué tenga un lindo día querida reina — Dijeron los tres al unísono con una hermosa expresión kawaii (tipo anime).

—Ya les dije que no tienen por qué tratarme así. — Dijo Saber frunciendo el ceño.

—Por cierto, ¿a donde vas? — Gawain.

—Este... — Dijo con nerviosismo — Y-yo v-voy.... Ah, ¡De compras!

—¿De compras, tú? — Dijo Mordret sin poder creerlo — ¿Sabes comprar?

—P-por supuesto, es cosa de niños... — Una gota de sudor corría por el rostro de la rubia.

—Ajá, si... — Dijeron Mordret y Gawain con desconfianza.

—Irás a una cita, ¿verdad? — Dijo Vika (escritora) como si fuera lo más obvio.

Inmediatamente Saber se puso del color de un tomate, comenzó a temblar por los nervios.

*Rayos... ¿COMO LO SUPO?* Pensaba histérica la rubia.

Tristán y Bedivere fruncieron el ceño con desagrado, ¿quien sería tan digno como para salir con su sensual... Digo, con su honorable reina.

—¿Una cita? — Dijo Bedivere con indigación — ¿quien podría salir con usted mi reina?

—Es cierto, nadie podría ser tan digno como yo... Digo, como un caballero — Tristán.

—¡No es una cita! — Dijo Saber con molesia — Rayos, no se metan en mis cosas, solo voy a salir de compras.

—Si, es una cita. — Dijeron todos.

*Malditos...* Saber.

—Como sea, no quiero que cuando vuelva todo sea un desastre, así que encarguense de que la casa quede impecable. — Terminó de decir Saber, para luego salir corriendo de la casa.

Vika suspiró, ya podía oler el desastre que se avecinaba en esa casa.

—Yo mejor me voy, no quiero ser parte de este lío... — Tomó su celular y se dirigió a la puerta.

—Ahora que lo pienso... — Dijo Lancelot pensativo — ¿Cómo entraste a la casa?

—Yo escribo esta historia, puedo hacer lo que se me antoje. — Vika.

—¿Y a donde irás? — Tristán.

—No lo sé, tal vez haya un puente por ahí donde me pueda colgar en paz — Salió y cerró la puerta.

*Que perturbador...* Pensó Gawain.

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