LXXXV

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— Park Jimin— la voz de su profesor de danza lo hizo alzar la vista.

Respiraba agitado luego de practicar el baile completo unas cuantas veces, sumado a repetir algunos pasos que le habían parecido mal, estaba bastante agotado y aún quedaba media hora de clase.

Esas semanas sin bailar lo habían afectado más de lo que creía.

Por más que su profesor le decía que estaba muy bien y listo para la pronta presentación anual, él no se conformaba.

Sus cejas se alzaron cuando encontró a Jungkook, sonriéndole, parado detrás del hombre.

— Va a haber un cambio en tu solo— anunció—. En vez de esa pista, Jungkook se ofreció a tocar el piano en vivo para tu presentación.

Jimin sonrió en grande, aplaudió con alegría, haciendo reír a Jungkook de ternura.

El pelinegro se acercó a él para abrazarlo, dejando un sonoro beso en su mejilla, sin importarle que el pelirosa estuviera sudado.

Jimin no podía estar más feliz, su solo seguiría siendo un solo de baile, pero estaría acompañado por su novio, su más querida persona, así que no estaría sólo, él lo pensaba como un dueto, y con Jungkook.

Si antes estaba emocionado, no sabía a qué nivel llegaba eso.

Jungkook comprendió la emoción de su novio realmente cuando estaban practicando juntos, cada uno haciendo sus partes complementarias.

Estaban en el salón de música, habían echo espacio corriendo todos los muebles y guardando los demás instrumentos que habían dejado por ahí en sus respectivos lugares, dejando el piano y un estacionamiento libre más que suficiente para que Jimin bailara.

— Es muy boni-to— murmuró.

— ¿Estas llorando porque es bonito? — preguntó Jungkook, con una ligera risa, su preocupación se fue.

Jimin asintió, aún contra su cuerpo.

— M-Me gusta que ha-gas esto con-migo— continuó, algo interrumpido por su llanto—. Hace mu-cho... Diji-ste que estaríamos jun-tos. Cum-ples muy bien tus palabras.

Jungkook no supo de dónde provenía esa súbita sinceridad, sonrió, le parecía agradable.

— Gra-cias por estar con-migo siempre— finalizó Jimin, en un murmullo.

— Jiminie, creo que ya me has agradecido por eso— comentó el pelinegro, recordando la carta que tanto lo había hecho llorar (y que si la leía de nuevo probablemente volvería a lograrlo—. Pero en serio, no hay nada qué, pero no llores, bebé, no es nada para llorar.

Jimin rió un poco, sólo para demostrar que en serio estaba bien.

Se apartó de Jungkook y limpió sus lágrimas antes de que el pelinegro lo hiciera por él, dedicandole una sonrisa amplia.

— Koo-kie. En se-rio estoy muy feliz.

🐾

Jajaja, inocentes...

LOUD -Kookmin- 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora