He escuchado su voz desde que nací y la he odiado con todo mi ser.
Señalo mis defectos, me comparo, crítico cada acción y más que a mí misma despreciarme, hizo que me declarara "sin valor".
Su simple presencia me torturaba y me afectaba, pero sus insultos tienen razón... "No estoy bien" y a decir verdad creo que nunca lo estaré.
Desde que tengo memoria y puedo recordar... siempre se ha dicho que me falta un tornillo.
No puedo culparla por ser como soy, al menos no del todo... porque una parte de mi le encanta estar "Mal". Debería ser incapaz de incluso dirigirme la palabra, pero está ahí, señalando y juzgando ¿Que tan culpable puedo ser por llevar al límite algo que inculcó? Si, pareciera que exagero con cosas tan simples y básicas que aprendes desde la niñez y queda presente en muchos momentos. Ahora tan solo imagina que el mismo día se repite, con ello la misma acción y las mismas palabras a tomar en cuenta. Resuena y resuena hasta volverte un tanto paranoico, entre otras.
Oh, intento salvarme de muchas formas y ¿Sabes cuál es el problema? No hay nada que salvar.
Una vez que se rindió, realmente pensé que por fin no volvería a molestar y qué gran equivocación, todo empeoro.
Su maltrato hacia mí lo he devuelto más que por sobre igual. No soy una santa y estoy muy lejos de serlo, creo que tranquilamente podría ser un demonio. Puesto que la guerra fue declarada desde el primer momento, se volvió otra batalla.
No hay nadie más en casa a excepción de nosotras. Y nadie vendrá hasta el atardecer.
¿Lo he pensado? Meditado y calculado. Si, demasiado tiempo realmente. Aunque una parte de mi este insegura, así lo decidí.
¿Navaja, cúter o un cuchillo?
El pasillo es largo, el recorrido casi silencioso, puedo escucharme a mí misma mientras paso delante de cada puerta hasta el número cuatro, exactamente la última habitación.
Abro la puerta con mucho cuidado y me asomo. Calmada, solitaria y vulnerable. Durmiendo exactamente como lo esperaba, solo tienes ese horario para poder descansar.
Mi cabeza estalla, mis pensamientos no son claros y me encuentro en una lucha interna. Estoy aquí, parada justo frente de ti con un arma blanca en la mano.
"Vamos, ya hazlo" "Aún puedes detenerte"
"No desperdicies esta oportunidad" "Se que puedes luchar contra esto"
Acerco el cuchillo hacia tu cuerpo, apuntando a tu pecho y probablemente muy cerca del corazón.
¿Es esto suficiente? Porque también quiero contemplar.
No solo estoy a punto de matarte y quitar tu vida insignificante; estoy a punto de hacer que sufras de la manera más cruel y convertirme en una asesina.
Solo en ese momento notas mi presencia. Tarde, siempre llegas tarde. No, mi equivocación, a decir verdad, llegas en el momento oportuno.
Al instante la sangre comienza a manchar mis manos y parte de mi rostro.
"No hay vuelta atrás" y sacó el cuchillo del pecho para volverlo a clavar, una y otra vez sin cesar, hasta que tu cuerpo dejó de luchar.
El mundo perdía todo su color y el silencio fue perturbado por la agonía.
Un grito fue lo primero que salió de tus labios. Apenas tenías fuerzas, tus manos temblorosas y casi desesperadas hizo arquear tu cuerpo que buscaban como liberarse de aquel infierno. Te estrujaste el pecho con una mano, en un intento vano de expulsar la sensación de ahogo. Y jadeabas, mientras las lágrimas calientes se deslizaban por tus mejillas. Había dejado de escuchar, ver, sentir y, aun así, un "Lo siento" traspaso a mí.
"No es justo cuando dices que nunca lo intenté"
Ya ha pasado un tiempo y creo que te escucho llorar, pero no, no es mi culpa.
—Te lo buscaste —Declaro fuerte y claro —No me digas que en serio nunca lo esperaste —Mi voz se quiebra sin poder controlarlo —Estas son tus propias consecuencias —
"Solo ahora descansaré en paz" Sostengo tus manos frías y cierro los ojos.
—Oye, creo que deberías limpiar... empiezas a pudrirte —
[...]
—Lamento la tardanza ¿Qué tenemos? —Se dirigió a su compañero
—Suicidio. Esta en su habitación, fue su madre quien la encontró cuando llamaba para cenar y no respondía... tuvo que tirar la puerta —
—¿Dónde está su familia? —
—Están en el patio, esperan que quiten el cuerpo —Le tendió un par de guantes
—¿Ya les has interrogado? —
—Si, ya les hice un par de preguntas. Una joven de 18 años, con muchos problemas tal parece. Su familia solo afirma el hecho: "Lo decía siempre, pero nunca la creímos capaz" —
—Aunque me lo pregunte, realmente no quiero saber que tienen en la cabeza los jóvenes de esta generación —Fue lo que dijo mientras subía las escaleras
—¿En serio me dirás que nunca se te cruzó por la mente? —La incredulidad formaba parte en un trabajo como el suyo
—Quizás... tengas razón, pero era más desvanecerme de alguna forma, no desaparecer —
—Como sea. Hay algo que me inquieta de toda esta situación —Sus pasos se detuvieron
—Veamos entonces. Habitación pequeña, colores oscuros, dibujos demasiados extraños ¿Y solo un escritorio? —Volvió a mirar su alrededor —¿Acaso se han llevado algo para analizar? —
—No, nada ha sido movido aún. Estas son sus pertenencias —No había más que tres números
—Bueno, no hay olor a podrido y si no fuera porque el colchón rebalsa de tanta sangre, diría que pasaron tres horas al menos. Tiene cortadas en las manos y visiblemente seis puñaladas —Comenzó a escribir en su libreta —Siento que no encaja. Dime ¿Qué es lo que te inquieta? —
—El escritorio, una historia —Señaló un papel escrito a mano —Me tomé el atrevimiento de revisar y leer unas de sus pertenencias en la escritura. Al principio me pareció un tanto sospechoso, más allá de ser simples palabras; y solo cuando lo leí por segunda vez fue que comprendí lo alarmante y perturbador que era... tomando en cuenta que lo escribió la víctima ¿Qué opinas? —
—Lo lógico es que pensaran que sería inventado. Si tenía problemas o no, eso para nosotros significaría un homicidio. Pero... cocina, cuatro habitaciones y un cuerpo inerte con un cuchillo en el pecho. Dada la escena, nos indica lo evidente —Su vista solo paso de aquella hoja al cuerpo
—¿Por qué? ¿Por qué escribiría su propia muerte y la ejecutaría? —
—No lo sé. Manda a que analicen si tiene huellas y luego la grafoscopía —
—Está bien. Avisaré al resto del equipo que ya puede entrar —
Se acercó al cuerpo una vez más y con cuidado se acuclilló delante de ella —¿Cómo diablos te apuñalaste a ti misma? ¿Estabas en todos tus sentidos? ¿O será que alguien más lo hizo? —
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El día que te asesine
Short StoryEn la cuarta habitación... se encuentra la persona que más odio.