Siempre quise estudiar arte, el poder expresar mis sentimientos por medio de la pintura me emocionaba mucho, no me fue difícil escoger una academia pero desafortunadamente ya no había cupo y tuve que ir a otra que no mucho era de mi agrado.
Era el primer día de clases, llegue súper temprano y mientras esperaba a que el profesor llegara estuve queriendo leer pero me distraía observando a mis compañeros, de pronto entro un chico al salón, era guapísimo, alto y tenia ojos hermosos, sentí que me enamore en el instante que lo vi, justo se sentó a mi lado, quise haber gritado de la emoción y entonces una voz dijo:
Te sucede algo?
Me habla a mi? -pensé- voltee a ver y era el, por que? -le conteste-
El: tu rostro tenia cierta expresión .Sin darme cuenta había puesto cara de tonta cuando lo vi, Que vergüenza!!
no me sucede nada -le dije-
y el sonrió y dijo: ok, pero luego debes enseñarme como es que haces esa cara -y me guiño el ojo-
Yo no supe que contestar, estaba muy sorprendida, llego el profesor y comenzó con la clase, casi no pude concentrarme.
Saliendo de clases tome el camino largo a casa, me fui caminando por el parque, de pronto vi al chico guapo de la clase de arte, estaba con una chica muy linda comiendo helado, aun con apenas unas horas de conocerlo sentía celos, gracioso no? ni siquiera era mio.
Seguí mi camino e incluso se me salieron algunas lágrimas, lo único que quería era llegar rápido a casa.
Al siguiente día de clases decidí que lo mejor era alejarme de el, no quería seguirme ilusionando ya que el, le había entregado su corazón a alguien mas, decidí cambiarme de lugar y me fui a sentar hasta atrás, el profesor comenzó a pasar asistencia y cuando me llamo y vio que estaba en otro lugar dijo: Y usted que hace hasta allá? vuelva a su lugar, no puede cambiarse solo porque si.
Así que muy avergonzada regrese a mi lugar y me senté, justo al lado de el.
el dijo: Por que cambiaste de lugar? Te caigo mal?
Y yo no sabia que decir, así que conteste: Solo quería que me diera un poco de aire, nada mas.
El comenzó a reír y dijo: que curioso, allá atrás no hay ventanas.
Si, lo se -conteste- es por eso que me regrese.
Y el volvió a reír: te regresaste porque el profesor dijo.
Y en eso el profesor nos hizo callar o nos sacaría del salón.
Me sentía como una estúpida, primero lo del lugar y luego mis absurdas excusas...
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