— Sutton, ¿Podrás con esto? —susurró una vez más Bosly, mi jefe.
— He podido con cosas peores y lo sabes —murmuré mientras masajeaba mis sienes.
— Este es un caso gordo.
— ¿Que te pasa? —me paré repentinamente de mi asiento, cansada por sus objeciones— Sabes que he tratado con casos más gordos y sucios. —El suspiró y asintió.
— ¿Recuerdas a Logan Hemwston? —el me paso sus archivos, dejando ver sus datos y una foto de el.
— Cómo no acordarme, fui yo la que lo metió tras las rejas —sonreí orgullosa. Logan era un tipo de la mafia, alguien que con solo respirar te jodía la vida.
— El tenía tratos con Justin Bieber, suponemos que ese pasa toda la droga aquí y las armas de Irán, cuales son ilegales aquí —volvío a suspirar— y hace muchas cosas más pero no tenemos una maldita prueba para meterlo trás las rejas.
— ¿Y yo dónde entraría aquí? —levanté una ceja totalmente confundida.
— Todos sabemos que eres la mejor aquí y que además eres un encanto, eres una de las mujeres más hermosas que podríamos aprecíar —sabía que sus palabras salían de la boca de un padre, es decir, el es cómo mi padre y lo amaba— tienes que conseguirnos las pruebas necesarias.
— ¿Y cómo haré yo eso? —fruncí el entrecejo esperando su respuesta.
— Esta es la parte que no me gusta, Sutton —pellizcó con fuerza el puente de su nariz mientras cerraba los ojos tratando de encontrar serenidad— Tienes que enamorarlo o hacerte muy cercana a él, hasta que te muestre sus secretos más oscuros. Tienes que ganar su confianza, ¿Entiendes eso?
— ¡Espera! ¡Espera! —repetí intentando que parara y mi cabeza procesara todo— Entonces.. tengo que ¿enamorarlo?
— O hacerte cercana a el —me dió otra opción y se encogío de hombros.
— ¿Hace cuanto esta la misión? —pregunté mientras revisaba el archivo de ''Justin Bieber'' una y otra vez.
— No querrás saberlo.
— ¿Hace cuanto esta la misión? —volví a repetirlo pero esta vez más fuerte y sentí como Bosly se estremeció.
— Seís meses —susurró intimidado.
— ¡Seís meses! —reí cínica— ¿Sabes lo que me podrían haber servido esos seís meses? ¡Carajo, Bosly! Perdí seís malditos meses de trabajo. Joder —tomé los archivos con firmeza cuales hoy tendría que estar estudiando toda la noche y salí por la oficina hecha una bestia.
*
— ¿Tienes tu pasaporte nuevo? —asentí verficando mi bolsillo trasero— ¿Celular? ¿Identificación? —volví a asentir sabiendo que estaban en mi bolso.
Suspiré y recordé todo lo que estuve haciendo esta semana. Entrenandome y preparandome para lo que viene.
Antés de subir al jet privado que me dirigiría a la casa privada de Justin Bieber en California, Malibú, Bosly vinó corriendo hacía mi.
— ¡Sutton! —me abrazó y me dió un beso en la coronilla— Cuídate, por favor. Eres como una hija para mí, lo sabes, ¿No?
— Si, Bosly —susurré en su pecho— Es tiempo de irme, adiós —besé su mejilla y terminé de subirme al Jet.
Fueron 5 horas desesperantes, iba de aquí para allá, estaba muy inquieta ya que no me gustaba para nada viajar trayectos largos.
— Llegué —dije mientras conectaba el intercomunicador en mi oreja, era una de esas cucarachas que ellos podían oír y hablar todo lo que quieran.
— Ya lo sé, ahora irás a un hotel —pausó para que me concentre— Dejarás tus valijas y irás a tu casa. Serás su nueva ama de llaves —bufé ante el trabajo que me habían concedido, la limpieza y yo no íbamos justamente de las manos— es lo máximo que conseguí, Sutton, entrarás a su casa. No puedes pedirme más —en su voz se oyó una pizca de enfado.
— Esta bien —dije mientras sacaba la cucaracha de mi oído— Joder —susurré y empujé mis valijas hacía la calle.
Estubé caminando al rededor de unos 30 minutos buscando un maldito taxi, me había metido en un callejón quien sabe dónde será.
Lo único que escuchaba era las ruedas de mi valija rodar y mis tacones rosas chocar contra el suelo, una y otra vez. Grité frustrada, me había perdido.
— ¡Oye! ¡Oye! —dijeron de un modo cantarín por detrás a mi. Oh, esta era la parte que me intentaban atacar y yo los terminaba apaleando o terminaban corriendo, asustados.
— ¡Aléjate o te lastimaré! —grité y seguido a eso escuché varios pasos correr detrás a mi. Paré en seco y corrí mi valija.
Me di vuelta lentamente y allí se hallaban 5 ebrios.
— Lo que haré con ese cuerpo —mordío su asqueroso labio inferior y comenzó a hacer movimientos circulares con su pelvis.
Los cinco se comenzaron a acercar a mi apresuradamente. Solo me quede parada, mirándolos. Me reí en mi interior. Fracasados.
Corrí cortando los pocos metros que quedaban entre nosotros y al primero le di con mi pierna en su estómago haciendo que este se quedara sin aire, con el segundo pasé mi brazo al rededor de su cuello haciendo que se quebrara y los demás se dieron vuelta asustados y se dieron a la fuga.
Miré al hombre al cual le había quebrado y me dió algo de pena y culpa, tomé su brazo y terminé de caminar el callejón, dejándolo en la calle ya que alguien se percataría y lo llevaría al hospital, supongo.
Al fin un taxi me recogío y me llevó a la morada Bieber. Cambié apresuradamente mis tacones por unas zapatillas comúnes.
— Señorita, estamos llegando —avisó el conductor mientras giraba su volante para doblar en una esquina. Se podía oler el mar, intuí que estábamos cerca de una playa.
El trayecto siguio unos 3 minutos más y llegamos hasta una reja gigante, un hombre habló por un intercomunicador.
— Buenos días, ¿Que necesita? —se escuchó por el pequeño parlante una voz ruda pero a la vez amable. El conductor, cual se llamaba Jim—lo sabía porque el se había presentado—, me miró y hablé.
— Dile que soy Sutton Bynes —habían cambiado mi apellido por seguridad— que soy su nueva ama de llaves —Jim asintió y repitió mis palabras rápidamente.
— Esperen ahí, no se muevan, por favor —el intercomunicador se cortó y se abrieron las rejas, pero Jim no se movió hasta que el hombre hablará nuevamente. Apareció un hombre robusto y de piel oscura— Buenos días, siento las molestias pero necesito ver su registro de conducir para verificar su identidad —comencé a buscar mi registro de conducir, lo encontré en mi bolso y se lo entregué al guardia. Percaté que a cada costado de las rejas se encontraban 2 guardias más— la jóven puede pasar, pero usted no —dijo mientras miraba a Jim. Suspiré.
— ¿Cuanto es, Jim? —pusé toda mi atención en el.
— 50 dólares, cariño —el sonrío y sin protestar le di el dinero. Me bajé del automóvil y me escoltaron 3 guardias hacía el hogar Bieber. Al caminar por el largo camino de piedras y flores pude ver que habían incontables guardias, diablos, tenía más que el presidente Obama. Me dejaron en la puerta y la toqué reiteradas veces. Al fin de 15 minutos me abrieron la puerta. Por las fotos que me había dado Bosly debatí que era el, era Justin Bieber.
¿Les ha gustado? ¡Espero que si! Las amo.
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XOXO.
Lola.
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Girl on fire {Justin Bieber}
Fiksi PenggemarSutton Streynson es una investigadora privada de la élite que tiene pendiente descubrir y derribar al mayor narcotraficante de todos los Estados Unidos, Justin Bieber.