Realidad Trastornada

Capítulo 3

Los labios de John chuparon con fuerza el filtro del cigarrillo entre sus dedos. Su boca dejo exhalar una gran cantidad de grisáceo vapor, el cual no tardo en inundar todo el interior de la caravana. Cuando finalmente termino de limpiar sus pulmones del humo del cigarro, el hombre arrojo el objeto con desinterés al cenicero en la mesa.

Normalmente, la idea de estar solo en medio del bosque, dentro de una Winnebago 2015 y con una escopeta de doble cañón y una lampara de queroseno como únicas compañías en la inmensa oscuridad de la noche sería algo a lo que muy pocas personas accederían a hacer. Pero para el ex-detective, las visitar nocturnas al bosque de Red Gate se habían vuelto casi terapéuticas.

Los ojerosos ojos del hombre, ocultos detrás de los cristales de sus anteojos miraban con cierta tranquilidad a los tonos anaranjados producidos por la brillante luz de la lampara. Muchos dirían que el usar una lampara de queroseno como fuente de iluminación en pleno 2019 sería algo bastante anticuado (y más teniendo en cuenta que la caravana tenía sus propias luces). Pero a John no le interesaban las molestas críticas de las personas, a las cuales él calificaba como estúpidas y entrometidas.

Pero lo cierto es que a John ya casi nada le importaba. Lo único que le interesaba era que la noche de Viernes pronto terminaría, y que pronto vería al deslumbrante sol amarillo alzarse en el horizonte.

John había planeado ir de cacería durante todo el fin de semana. Siempre lo hacía desde que se había mudado a Red Gate. El ex-detective no había quedado decepcionado la primera vez que llego al lugar.

Red Gate era justo como lo describían los folletos. El pueblo suburbano había sido construido en medio de un valle en Ohio, rodeado de extensos bosques como también lagos de agua cristalina al pie de gigantescas montañas. La belleza de esta combinación geográfica, hacía que los atardeceres parecieran sacados de una pintura de Bob Ross .

A John le gustaba el lugar. Pero realmente odiaba recordar el motivo del porque se había mudado allí.

John simplemente quería olvidar todo lo relacionado al incidente en Forest Hills. Había pasado largas noches sin poder dormir, fantaseando en las distintas maneras en las que podría olvidar todo. Pero él sabía que se encontraba en la vida real, y que en la vida real no había borradores de memoria como en Men In Black.

Así que lo mejor que podía hacer, era mudarse de Forest Hills en un intento desesperado de olvidar el incidente.

Tras lo ocurrido en aquella casa blanca. John nunca fue capaz de volver a trabajar con la policía. Desde el incidente, el hombre había tenido constantes pesadillas con la muerte de su compañero y con ese monstruoso cánido bípedo de ojos blancos. Eran pesadillas en las que veía los dientes blancos de la bestia hundirse en su cuello, desgarrando su carne como el salvaje depredador que evidentemente era esa abominación salida del infierno.

Por supuesto que John nunca contó todo lo ocurrido a la policía. Sabía que correría el riesgo de que sus compañeros pensaran que solo estaba delirando a causa del trauma, así que solo se limito a decir que había sido atacado por un "enorme perro negro".

Por fortuna, las marcas de mordidas halladas en el cuerpo de Graham durante su autopsia fueron más que suficientes para corroborar la historia del detective.

Habría sido una muy buena idea el interrogar al chico que ambos servidores de la ley habían hallado en el sótano de esa casa. Pero al igual que el fallecido detective Graham, el chico había muerto a causa de sus destructivas heridas. Pero aún así, si de alguna manera milagrosa hubiese sobrevivido, cualquier oración salida de su boca probablemente no habría valido mucho para los policías de Forest Hills.

El nombre del chico era Bill Hutton. Tenía 25 años de edad y era un conocido adicto a las metanfetaminas en la zona. Aparentemente, él solía utilizar la casa en la calle Abbey como una especie de refugio desde que sus padres descubrieron lo que hacía. Probablemente había ingresado aquella noche al lugar para intentar refugiarse de la lluvia, pero lamentablemente no tenía idea que algo más había llegado allí antes. Algo cruel, peligroso y territorial.