Episodio 12

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Narra Maehara

Me encontraba cenando con Isogai, desde que habíamos entrado a la casa no nos habíamos dirigido palabra alguna, solo lo había guiado a la mesa donde se ubicó para así poder comer aquella deliciosa cena que había hecho.

—¿Dónde estabas? —decidí preguntar para así romper el hielo.

—Fui a visitar a mi madre y hermanos —contesta en una leve sonrisa.

—¿Cómo están? —vuelvo a cuestionar.

—Muy bien, están mejor que la última vez que fui —responde.

—Hice flan ¿quieres un poco? —recojo los trastes en lo que miro a mi azabache el cual asiente emocionado.

Me dirigí a la cocina a dejar la losa y en búsqueda de aquel rico postre el cual sabia era uno de los preferidos de Isogai, al tenerlo ya servido en sus respectivos platos volví al comedor.

—Aquí tienes —pronuncio en lo que le entrego aquel postre.

—Muchas gracias —agradece y enseguida empieza a comerlo.

Al terminar la cena nos dirigimos a mi cuarto, allí hablaríamos con más calma y privacidad, nos ubicamos en la cama y antes de decir alguna palabra le entregue aquel ramo de camelias que le había comprado junto con el hermoso oso de peluche.

—Yuuma Isogai, antes que digas algo, debo decirte que lamento haberte herido, sé que es difícil confiar en mí, gracias a la fama que tengo —suspiro—, pero Yuuma, por muchos años quise salir contigo, tenerte entre mis brazos y llenarte de besos y mimos, por eso mismo pido que no desconfíes de mí, yo nunca te seré infiel, pues mi alma y corazón solo te pertenecen a ti.

—Confió en ti, perdóname por lo de esta tarde, no volverá a pasar —dice en lo que con cuidado acerca sus labios a los míos uniéndolos en un suave y dulce eso.

Aquella noche le demostré todo ese amor que le tenía, sin miedo, sin mentiras, por primera vez me sentía libre, Isogai Yuuma había borrado muchas de las heridas que por años se habían hecho en mi corazón, tenerlo me llenaba de gozo.

Narra Isogai

La cena con Maehara fue linda, esa noche me entregue a él sin miedo, él me amaba y yo lo amaba a él, nuestros cuerpos se unieron volviéndose uno solo, él era lo mejor que me pudo pasar, el para mí era como mi ángel guardián, siempre estaba cuando más lo necesitaba.

El despertar fue un tanto doloroso para mí, mi espalda baja dolía demasiado a pesar de que Hiroto fue muy amable y suave conmigo.

—¿Estas bien? —pregunto preocupado mi novio al ver mi mueca de dolor.

—Me duele un poco la cadera —respondo— pero ya pasara.

—Perdón, creo que fui muy brusco contigo —dice en lo que me abrazaba— ya se, alistare la bañare y te hare un buen masaje.

—Me parece excelente —concuerdo— eso me ayudara mucho.

—Entonces ya vuelvo amor —poniéndose en pie fue al baño.

Como lo prometió durante el baño me hizo un gran masaje el cual me ayudo bastante al controlar el dolor de cadera que tenía, ya bañado y abrigado con uno de los pijamas de Hiroto me volví acostar en la cama luego de cambiar las sabanas, ese día fui mimado por mi novio, estaba feliz, encantado de que Hiroto Maehara fuera solo mío.

Pero bien dicen que la felicidad no dura mucho tiempo y vaya que la mía solo duro un día, pues aquella noche los padres de Hiroto llegaron y al vernos dormir juntos en la misma cama, sin pensarlo nos tiraron una cubeta de agua fría encima, el peor despertar que había tenido.

Hasta que Te Encuentre  (Karmagisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora