-No, de ninguna manera. No, no y no.- negaba el teñido luego de las alocadas palabras que le estaban diciendo esos tipos con corbata y traje negro, empleados de la agencia a la que él trabajaba -¿Qué se creen? Venir a mi casa así como si nada y traer a un mocoso con ellos. Idiotas, ¿Creen que nací ayer?.- pensó este mirándolos desdichadamente, sólo le estaban haciendo perder valiosos minutos.
-Sabemos lo precipitado que suena, pero nosotros nos acabamos de enterar de la existencia de este niño. Por lo cual es muy valioso que el primer ministro no se entere de que tiene otro hijo ilegítimo, de lo contrario creo que sabes muy bien qué pasaría.- tosió uno de los hombres, serio y de mirada rígida, casi parecía competir con los ojos frívolos y opacos de Saeran.
-Mierda.- farfulló el contrario entre dientes, lo estaban dejando sin opciones. Por supuesto que no quería que el gobierno lo buscara para deshacerse de él, pero tampoco era su culpa que el primer ministro anduviera repartiendo hijos a diestra y siniestra por el mundo -Ese bastardo cada vez causa más problemas.- frunció el ceño, mientras el odio al hombre que lo quería borrar del mapa, y que también era su padre, sólo incrementaba -¿Le hicieron exámenes de ADN?- por otra parte todavía estaba desconfiado respecto a su supuesto medio hermano.
-Sí, estos dieron positivo.- respondió ahora el otro hombre, sacando unos papeles pulcra y prolijamente ordenados de una carpeta, para después extendérselos al albino, el cual los recibió y leyó minuciosamente.
-Bien, puede que sí sea mi hermano y demás. Pero, ¿No pudieron buscar a otra persona que lo cuide? Algún familiar o algo, yo no tengo tiempo para cuidar mocosos.- se quejó amargamente, desde que tenía memoria no soportaba la idea de tener un niño cerca suyo, los aborrecía.
-Viendo que eres el único que trabaja desde un punto estable, al jefe le pareció prudente que tú te hicieras cargo, además de que eres su hermano, lo cual es indiscutible. También nos tomamos el tiempo de investigar el historial de la madre y no hay registro de algún familiar, al parecer esta mujer murió en la soledad de su hogar.- explicó el segundo hombre, sacando nuevamente otros papeles para darle respaldo a sus palabras. Sin embargo, Saeran pensó que aquel niño le recordaba mucho a él, en ciertos aspectos. Cosa que lograba irritarlo aún más si era posible.
-También hay otro detalle; el jefe te asignó un compañero para esta "misión".- habló el otro, interrumpiendo la lectura del chico, el cual lo miró sin ninguna expresión aparente, pensando que le estaba tomando el pelo -Considerando el hecho de que no estarás 100% disponible para Luciel, además te guiará en algunas cosas por si necesitas ayuda.- lo primero que pensó Saeran fue en lo ridículo que sonaba eso, ¿Él necesitar ayuda? Ni en un millón de años. Y lo segundo fue en el nombre del infante, ¿Quién llamaba así a su hijo?
-¡Me niego!- exclamó dándole un fuerte golpe a la mesa. Sabía que debía acatar las órdenes de su superior al pie de la letra si no quería que dejaran de protegerlo ante el gobierno, pero él también tenía sus límites -Pueden irse muy a la mierda con el mocoso y el compañero, busquen a alguien más porque yo no lo voy a hacer.- reiteró poniéndose de pie, con la idea de echar a los agentes de su hogar, más cuando abrió la puerta que separaba el despacho con el salón alguien más entró a la habitación, cayendo de bruces al suelo porque estaba apoyado en la puerta.
-Auch.- dijo una vocecilla aniñada, era Luciel quien estaba escuchando la conversación, pero lo habían pillado -Estoy bien.- avisó levantándose y sacudiendo sus shorts, camisa blanca y acomodando sus lentes para terminar mirando a los agentes, los cuales ya conocía desde hace algunas horas y a su parecer ya eran sus amigos, pero cuando sus ojos ambarinos se toparon con unos de color esmeraldas se asustó por la rudeza de estos, así que volvió a bajar la mirada hasta sus zapatos.
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-𝑯𝒚𝒖𝒏𝒈!- [Mystic Messenger AU]
Fanfic❝En donde Saeran, a sus 21 años, tiene que asumir la custodia temporal de su medio hermano Luciel, quien apenas tiene 6 años. El cambio resulta radical para su vida solitaria, pero nunca imaginó que aquél infante terminaría llenando el vacío de su...