Por Amor

1.2K 158 66
                                    

      Les sonrío triste, no por mí, yo estoy dispuesto a asumir mi consecuencia, porque ¿Qué más queda? Según la sociedad, actué mal, aunque yo no lo vea así.
     
       Yo estoy bien, pero mal. Mal por el amor de mi vida, y por el pequeño en mi vientre, que nunca verá la luz. Pero bien, porque sé que lo que hice, fue por amor.

      Se preguntarán.

¿Por qué estás ahí? ¿Qué hiciste para ser condenado a la horca?

       Y yo estoy aquí para responder a esas cuestiones. Les contaré el principio de mi fin.

       Sonrío nuevamente, cuando su rostro pasa por mi mente. Me miran extrañados, ¿Quién sonríe así cuando está a punto de morir? Una persona dispuesta a morir por amor.

        Bien, empecemos. Bienvenidos, al día de mi muerte.

[...]

—Tin... – Gimo bajito. —Es-esto no está b-bie-en... – Intento alejarle. –

        Realmente intenté alejarlo. Pero él continuó besando mi cuello, ambos sabíamos que estaba mal, muy mal. Pero se sentía muy bien.

        Y es que aún no estamos casados. ¿Escandalizados, cierto? Pero a ver. ¿Quién no ha hecho locuras por amor? Continuemos.

—Shh, cariño. – Susurró contra mi oído suavemente. —Nadie se enterará.

          Mi rostro, ya totalmente rojo por la situación, se calentó aún más. Sintiendo sus constantes besos lentos y pequeñas lamidas en mi cuello, suspiré encantado, erizándome completamente. Pero temeroso.

         Tin y yo, llevamos saliendo varios meses, con intensión de casarnos pronto, él es un gran hombre, lo mejor que pudo existir, se fijó en mí cuando cumplí 16 y mis padres me presentaron en sociedad. Inmediatamente, empezó a cortejarme.

         Naturalmente, me enamoré perdidamente de él. ¿Y es que quién no? Es un hombre guapo, caballeroso, preocupado por mí y mi familia, que sonríe enamorado cada vez que me ve y no se detiene en demostrarme lo mucho que me ama. Ambos habíamos sufrido un enamoramiento instantáneo. Pero lo que más le importa a mis padres... Es que él es multimillonario, un político querido, que con mucha suerte, ganará las elecciones para la gobernación.

        Una vez, escuché a mi padre reprender a mis hermanas mayores, en que yo, el menor y único dóncel, había sido el más útil en ganar el premio gordo. Que yo sí merecía más la pena en llevar el apellido Kirakorn.

Moriría por ti - TinCan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora